Cuba s¨ª, yanquis s¨ª
El encuentro entre Castro y Obama quita el cerrojo a las puertas del futuro
A estas alturas es ya un lugar com¨²n repetir que el encuentro entre Barak Obama y Ra¨²l Castro durante la Cumbre de las Am¨¦ricas en Panam¨¢ representa un hito hist¨®rico. Por supuesto que lo es, y tiene consecuencias para todo el continente, porque cambia la naturaleza de las relaciones entre Am¨¦rica Latina y Estados Unidos, d¨¢ndoles un nuevo tono.
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Si el entendimiento entre los dos pa¨ªses sigue progresando, hay dos fantasmas que parecen destinados a regresar a sus tumbas, y son el antiimperialismo y el anticomunismo, aunque la extrema derecha del Tea Party en Estados Unidos, y los adalides del socialismo del siglo XXI entre nosotros, van a agitar esos fantasmas mientras puedan darles r¨¦ditos pol¨ªticos.
La frase bien meditada de Ra¨²l Castro exculpando a Obama de las agresiones imperialistas del pasado, y d¨¢ndole la calificaci¨®n de ¡°hombre honesto¡± encuentra un complemento adecuado en otra del propio Obama, cuando dijo: ¡°Nuestras naciones deben liberarse de los viejos argumentos, debemos compartir la responsabilidad del futuro. Este cambio es un punto de inflexi¨®n para toda la regi¨®n¡±.
Es un acercamiento que promete; pero para que pueda volverse irreversible, ser¨¢ necesario que algunos de los pasos previstos se den a lo inmediato, como son el de que Estados Unidos ponga a Cuba fuera de la lista de pa¨ªses terroristas, petici¨®n que Obama ya ha cursado al Congreso, y que se establezcan las plenas relaciones diplom¨¢ticas. Esto abrir¨ªa el camino para que las restricciones del bloqueo econ¨®mico puedan seguir siendo aliviadas, y el sucesor de Obama en la Casa Blanca se encuentre con una situaci¨®n de no retorno, si es que ese sucesor viene de las filas republicanas m¨¢s radicales.
El argumento de quienes adversan este entendimiento en marcha es que el Gobierno de Cuba pone muy poco de su parte, en cuanto a derechos humanos y libertades democr¨¢ticas, mientras todas las concesiones vienen a ser hechas por Estados Unidos. Sin embargo, cuando se habla de derechos humanos y libertades civiles en Cuba, no se trata de meras concesiones, sino de asuntos que conciernen a la naturaleza del sistema pol¨ªtico: el poder de un solo partido, el control de la sociedad civil, y el monopolio de los medios de comunicaci¨®n. Aqu¨ª es donde Ra¨²l Castro se ha mostrado intransigente al afirmar que Cuba no cambiar¨¢ su sistema, y entonces todo parece quedar en un punto muerto.
El cambio generacional es determinante para derribar barreras
Pero no hay puntos muertos de aqu¨ª en adelante. Obama, que se acerca al fin de su ¨²ltimo mandato, y quiere que su apertura con Cuba sea parte visible de su legado presidencial, tiene al otro lado de la mesa de negociaciones a un l¨ªder hist¨®rico de la revoluci¨®n cubana que pasa ya de los ochenta a?os, y que ha anunciado ¨¦l mismo que no buscar¨¢ un nuevo per¨ªodo a la cabeza del r¨¦gimen. Ra¨²l Castro representa una generaci¨®n que se despide. Por tanto, en Cuba habr¨¢ necesariamente un relevo generacional, con dirigentes que ya nada tendr¨¢n que ver con la familia Castro. Si estos nuevos dirigentes se atendr¨¢n a la ortodoxia pol¨ªtica, y se aferrar¨¢n a la idea del partido ¨²nico, es algo que est¨¢ por verse.
Seguramente todo est¨¢ siendo minuciosamente planeado para que los actores del relevo no se aparten de la l¨ªnea tradicional, y sigan tolerando la apertura econ¨®mica, pero no la apertura pol¨ªtica. Pero la historia ha demostrado reiteradamente que el futuro no puede ser dictado para que se cumpla al pie de la letra. Una vez que una generaci¨®n desaparece, ni desde la tumba ni desde el lecho de muerte se pueden controlar los acontecimientos del ma?ana, que no dependen de una voluntad conservada en formol, sino de un sinf¨ªn de elementos que chocan y se entrecruzan: nuevas concepciones del mundo, nuevas necesidades, nuevas realidades, cambios abruptos del entorno: la vieja dial¨¦ctica que vuelve siempre por sus fueros.
El cambio generacional se vuelve determinante para derribar barreras, dejando la intransigencia para los viejos, y esto tendr¨¢ que ver tambi¨¦n con los cubanos de dentro y de fuera. Los j¨®venes nunca quieren el pasado entregado en bandeja, para que se repita de manera incesante. Tienen su propia idea de futuro, que desborda el cors¨¦ ideol¨®gico, sobre todo en un pa¨ªs como Cuba, donde han demostrado creatividad en tantos sentidos, empezando por el art¨ªstico, y sin duda el econ¨®mico, como emprendedores, desde que se autoriz¨® el funcionamiento de peque?os negocios, y han aprendido a moverse en aguas anta?o prohibidas, las de la iniciativa privada.
Por otro lado est¨¢ la cercan¨ªa geogr¨¢fica, que ha jugado un papel esencial, aunque no pocas veces negativo, en la historia moderna de Cuba. Si nos acordamos bien, se?alar que Cuba y Estados Unidos se encuentran a una distancia de apenas 90 millas el uno del otro se volvi¨® recurrente durante la Guerra Fr¨ªa en el discurso de las dos partes. Hoy, al levantarse las barreras, esa cercan¨ªa tendr¨¢ sin duda un signo positivo.
Por eso ese encuentro de Panam¨¢ entre los gobernantes de dos pa¨ªses largamente enfrentados es hist¨®rico, porque ha quitado el cerrojo a las puertas del futuro, que ser¨¢ sin duda novedoso.
Sergio Ram¨ªrez es escritor.
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