La soledad del profesor
Abel Mart¨ªnez Oliva fue un h¨¦roe, pues como tal muri¨®. Estaba impartiendo su clase, junto a otra en la que escuch¨® un gran alboroto. Sali¨® para intentar arreglar la situaci¨®n y se lo pagaron mat¨¢ndolo de una pu?alada en el abdomen. Si hubiera sido m¨¢s ego¨ªsta y se hubiera escondido seguir¨ªa con nosotros. Todos los peri¨®dicos hablan del precoz homicida y de sus traumatizados compa?eros. Yo me acuerdo de Abel. ?l fue la verdadera v¨ªctima de este sinsentido. ?Es que acaso una vida de 35 a?os vale menos que una de 13? Proteger a los menores no es darles carta blanca. Me resulta imposible asimilar que alguien cometa el peor de los cr¨ªmenes, el homicidio; privar a otro de la vida, de todo, y que eso no tenga ninguna consecuencia penal. Abel ten¨ªa padres, familia, amigos, puede que pareja y muy bien podr¨ªa haber tenido hijos. Ya no le queda nada. Su muerte quedar¨¢ impune y se dir¨¢ que lo mat¨® un menor, que lo mat¨® un enfermo. ?Qu¨¦ socorrida resulta la enfermedad para explicar lo inexplicable! Enfermedad es el nuevo eufemismo de maldad. Y los profesores seguir¨¢n siendo la diana de adolescentes que no tienen nada que perder.¡ª Javier Guijarro Mart¨ªnez. Molina de Segura, Murcia.
?Servir¨¢ la tr¨¢gica muerte del profesor del IES Joan Fuster para que redoblemos esfuerzos en contrarrestar toda la violencia, la agresividad, la mala educaci¨®n, la exaltaci¨®n de la incultura y de la chabacaner¨ªa a las que los menores se ven expuestos?
El primer parapeto son los padres. Ellos, que deber¨ªan verse respaldados por verdaderas pol¨ªticas de ayuda a la familia, son los primeros transmisores de valores. Luego los maestros, pero apoyados tambi¨¦n por una ley de educaci¨®n que incida en el desarrollo de actitudes, no solo de aptitudes o capacidades. Finalmente los profesores de secundaria y bachillerato, aunque las edades de este tramo educativo ya son menos maleables, y la decisi¨®n pol¨ªtica de suprimir la asignatura de Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa solo nos deja, para inculcar valores fundamentales, el margen transversal en las actividades que proponemos o el subliminal de nuestros propios comportamientos, lo que se revela a todas luces insuficiente.¡ª Hortensia Garc¨ªa Garc¨ªa. ?vila.
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