Larga vida a la lectura
El D¨ªa del Libro muestra la salud de hierro de un viejo artefacto cargado de palabras
Poco tiempo despu¨¦s de haber sido armado caballero andante, Don Quijote fue brutalmente apaleado. Su sobrina, preocupada por los derroteros por los que empezaba a discurrir la vida de su querido t¨ªo, resolvi¨® que la culpa de todo la ten¨ªan los libros de caballer¨ªas, que le hab¨ªan trastornado el juicio y quitado la cordura. As¨ª que le rog¨® al cura del lugar que se deshiciera de todos esos mamotretos. Cuando este le pidi¨® al barbero que le fuera acercando uno a uno los libros para ver de salvar alguno, intervino la sobrina con rotundidad: ¡°No¡±, le dijo, ¡°no hay para qu¨¦ perdonar a ninguno, porque todos han sido los da?adores: mejor ser¨¢ arrojallos por las ventanas al patio y hacer un rimero dellos y pegarles fuego; y, si no, llevarlos al corral, y all¨ª se har¨¢ la hoguera, y no ofender¨¢ el humo¡±.
Quiz¨¢ pueda entenderse que la sobrina quisiera quemar todos los libros de Don Quijote. Algo de raz¨®n tendr¨ªa cuando les atribu¨ªa parte de responsabilidad por los dislates que desde hac¨ªa poco hab¨ªa empezado a cometer aquel modesto hidalgo, convertido de pronto en un valeroso caballero que se hab¨ªa lanzado al mundo a ¡°desfacer agravios¡±.
Y es que los libros tienen ese extra?o poder. Son capaces de invitarte a vivir otras vidas o colaboran, simplemente, para que vivas la tuya con mayor hondura e intensidad, con m¨¢s desasosiego o con m¨¢s alegr¨ªa, con m¨¢s preguntas o con m¨¢s respuestas. Porque del mismo modo que la vida est¨¢ llena de cosas buenas y malas, as¨ª tambi¨¦n los libros no se libran de contener las haza?as m¨¢s nobles y las m¨¢s perversas ignominias. ?Habr¨¢ que quemarlos, entonces, como suger¨ªa la sobrina, para espantar toda locura?
De nada servir¨ªa. Siempre habr¨¢ quien acuda a la lectura para entender mejor las cosas o para buscar consuelo, para buscar argumentos para su rabia o simplemente por placer. Ayer se celebr¨® el D¨ªa del Libro. Los agoreros dicen que las nuevas tecnolog¨ªas lo est¨¢n liquidando, y que cada vez se lee menos. ?Seguro? Podr¨¢n cambiar los soportes y las modas, se reorganizar¨¢ el reinado del papel y casi todo ser¨¢ digital, pero esa llama que se esconde entre las palabras y que incendi¨® a Don Quijote permanecer¨¢ siempre ind¨®mita. Por mucho que se afane la sobrina.
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