Brecha conservadora
La expansi¨®n econ¨®mica no ha significado que America Latina haya dejado de ser la zona m¨¢s desigual del planeta
Matt Taibbi es el? periodista norteamericano que en un m¨ªtico reportaje de la revista Rolling Stone desnud¨® la estrategia del banco de inversi¨®n Goldman Sachs y lo compar¨® con un calamar gigante de mil tent¨¢culos en el mundo de la pol¨ªtica, las finanzas y la econom¨ªa. Taibbi acaba de publicar ahora un libro (La brecha,Capit¨¢n Swing) en el que establece las relaciones entre la desigualdad de ingresos y la desigualdad en la justicia en EE UU.
?Cuando uno lo lee, inmediatamente se pregunta por esa vinculaci¨®n en otras partes en las que la desigualdad ha crecido exponencialmente en las cuatro ¨²ltimas d¨¦cadas. Por ejemplo, en Am¨¦rica Latina, donde las escasas perspectivas de crecimiento (el FMI acaba de pronosticar un incremento medio del PIB de solo el 1,3% en 2015 y del 0,9% en 2016) amenazan con liquidar parte de lo conseguido en lo que va de siglo, que no ha sido poco.
Seg¨²n Rebeca Grynspan, secretaria general iberoamericana, la expansi¨®n econ¨®mica ha sido responsable de casi dos tercios de la reducci¨®n de la pobreza y de cerca del 80% del aumento de la clase media. Las pol¨ªticas redistributivas han hecho el resto. Si esa expansi¨®n econ¨®mica se trunca, si se pasa a ese ¡°pron¨®stico apagado¡± del FMI, ?qu¨¦ va a suceder con lo obtenido, por ejemplo en materia de protecci¨®n social?
Am¨¦rica Latina entra en una fase de ¡®pron¨®stico apagado¡¯, con peligro de perder lo obtenido
El gasto p¨²blico social en la regi¨®n (salud, educaci¨®n, previsi¨®n, vivienda...) ha crecido de 700 a 1.000 d¨®lares per capita; la matriculaci¨®n en la educaci¨®n primaria ha aumentado hasta el 94% de la poblaci¨®n total, y la secundaria, hasta el 73%. La proporci¨®n de personas pobres (por debajo de cuatro d¨®lares al d¨ªa de ingresos) ha bajado del 40% al 25% (m¨¢s de 60 millones han abandonado la pobreza), y el porcentaje de personas de clase media (entre 10 y 50 d¨®lares de ingresos diarios) ha pasado del 20% al 34%, casi 82 millones de personas.
Ello no significa que la zona haya dejado de ser la m¨¢s desigual del mundo (porque los ricos son los m¨¢s ricos del planeta) y que la econom¨ªa sumergida haya dejado de significar la peste del mercado del trabajo (m¨¢s del 70% de los trabajadores pobres y casi la mitad de los vulnerables ¡ªlos que cobran entre 4 y 10 d¨®lares al d¨ªa¡ª no tienen contrato formal, ni acceso a los servicios m¨¦dicos, ni derecho a la Seguridad Social en forma de pensiones...). Un estudio conjunto de la OCDE, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo alerta del peligro de que entre 63 y 83 millones de personas no puedan cobrar pensi¨®n en 2050, porque la econom¨ªa sumergida no genera recursos suficientes con los que financiar esas pensiones (lo que replantea tambi¨¦n la reforma fiscal).
Los estudiosos de la zona se plantean ahora como prioridad no tanto seguir avanzando en la l¨ªnea citada, sino en c¨®mo blindar lo conseguido. Para sus an¨¢lisis es importante que tengan en cuenta la brecha de Taibbi, aquella que se abre entre la desigualdad y la injusticia, sobre todo en periodos de crisis.
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