Madres comunitarias, guarder¨ªas para construir el futuro
Una voluntaria en Colombia destaca la importancia de las mujeres que cuidan de grupos de ni?os en zonas vulnerables para que los progenitores, desplazados por el conflicto, puedan buscar trabajo
Hace unos meses, en Colombia, compart¨ª una nueva experiencia vital con el equipo regional de Buenaventura de Alianza por la Solidaridad. Estaba all¨ª como voluntaria de la Agencia Europea de Ayuda Humanitaria (ECHO), que financia proyectos que ayudan a la construcci¨®n de la paz en una zona inmersa en un conflicto que no acaba de ver el fin.
Dicen que Buenaventura es un experimento de lo que pasa en el pa¨ªs, con un 88,5% de la poblaci¨®n afrocolombiana. Es el municipio m¨¢s extenso del Valle del Cauca y cuenta con el principal puerto mar¨ªtimo del pa¨ªs, aunque un 80% de sus habitantes son pobres, seg¨²n el Departamento Administrativo Nacional de Estad¨ªstica (DANE). En Buenaventura hay presencia de grupos armados posteriores a la desmovilizaci¨®n y, a causa del conflicto, solo entre el 2012 y el 2013 los desplazamientos masivos se incrementaron en un 50%.
Admir¨¦ los paisajes de este rinc¨®n del mundo rodeado del infinito oc¨¦ano Pac¨ªfico, pero sobre todo en ese viaje conoc¨ª gentes sonrientes que llevan en la mochila historias duras, llenas de superaci¨®n; el latir de las personas que viven en medio de un conflicto que se recrudece en las zonas rurales, que toma matices y expresiones diversas.
Y por todos lados, ni?os y ni?as. Decenas de peque?os llenos de futuro que jugaban sobre el regazo de sus madres. Mi percepci¨®n fue que el ¨ªndice de natalidad en la zona es alto; la falta de incentivos laborales y sociales puede ser una raz¨®n, pero adem¨¢s est¨¢ relacionado con la lucha de las comunidades afro por no desaparecer de la faz de la tierra, ya que son una minor¨ªa.
En Colombia, m¨¢s de 69.000 mujeres trabajan en programas de cuidado infantil en hogares gestionados por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF). Ellas son las llamadas madres comunitarias. Cuidan de peque?os grupos de ni?os, normalmente en situaci¨®n de pobreza y de hasta seis a?os, de la vereda (asentamientos de casas junto al r¨ªo), a veces, en sus propios domicilios como se hac¨ªa inicialmente. Son reconocidas en sus comunidades por su solidaridad, convivencia y compromiso.
Junto al r¨ªo Mayorqu¨ªn, tuve la oportunidad de conocer a dos de ellas: Luz Mery Renter¨ªa Gamboa y Graciela Renter¨ªa Vivero. Irradiaban vitalidad. Graciela me cont¨® que trabajaba desde las ocho de la ma?ana a las cuatro de la tarde. "Mi labor consiste en ense?ar a los m¨¢s peque?os lo usos y costumbres de su zona, adem¨¢s de transmitir valores y el buen trato con los dem¨¢s", me explicaba. Ella es madre comunitaria desde 1985; cuando comenz¨®, lo hac¨ªa gratis, como todas las dem¨¢s, hasta que en 1997 accedi¨® a una beca, que poco a poco ha ido creciendo, aunque no supera el salario m¨ªnimo del pa¨ªs.
Todas las madres comunitarias han luchado duro por sus derechos laborales frente a las pol¨ªticas neoliberales del Gobierno. Recordaba Graciela que la bonaverense Dionila, compa?era suya, es la l¨ªder que ha encabezado estas protestas durante muchos a?os a nivel nacional, y que se ha convertido en un referente. De hecho, esta forma de organizaci¨®n popular fue considerada ilegal por el Estado colombiano hasta que en 1988 el Gobierno lanz¨® un programa oficial y las madres comunitarias se convirtieron en "trabajadoras voluntarias". Hoy, siguen organizadas para conseguir m¨¢s estabilidad en el empleo y prestaciones sociales.
Alianza en los hogares comunitarios
En Buenaventura, me explicaron c¨®mo es su d¨ªa a d¨ªa. Cada una de ellas tiene a su cargo entre 12 y 14 ni?os, y afrontan el coste de los cuidados (alimentos, utensilios de cocina y materiales educativos). Estas mujeres tambi¨¦n reciben formaci¨®n para la atenci¨®n a la poblaci¨®n infantil y, aunque es una labor del ICBF, en muchos casos esta instituci¨®n no logra llegar a las comunidades m¨¢s lejanas. Por ello, desde hace 10 a?os, Alianza por la Solidaridad respalda este trabajo de formaci¨®n. Tambi¨¦n apoya las visitas de funcionarias del ICBF para el acompa?amiento a estas mujeres.
Adem¨¢s, el Gobierno exige a las madres comunitarias un m¨ªnimo de condiciones de salubridad en sus viviendas ¡ªque las cocinas o los ba?os est¨¦n enchapados o que sean seguros¡ª y hay algunas con a?os de experiencia que no pueden pagar las reformas y deben abandonar su labor. Tambi¨¦n en este asunto trabaja Alianza. Desde 2008, esta organizaci¨®n ha contribuido con la construcci¨®n, remodelaci¨®n o dotaci¨®n de materiales en 20 hogares comunitarios de la zona urbana o fluvial de Buenaventura, a la vez que contribuye al desarrollo y fortalecimiento de las comunidades con diferentes infraestructuras de agua y saneamiento b¨¢sico, as¨ª como con programas de apoyo social e impulso de actividades econ¨®micas.
Luz Mery trabaja en uno de estos nuevos hogares, pues el ICBF le hab¨ªa prohibido utilizar su domicilio porque no cumpl¨ªa los m¨ªnimos requisitos. Me contaba que la comunidad se implic¨® en la construcci¨®n del centro, especialmente las madres. "Un d¨ªa hicimos arroz con leche y limonada para todos los que est¨¢bamos trabajando. Todos colaboramos transportando arena, balastros y tablas. Fue un trabajo duro pero muy gratificante, y ahora doy gracias a todos por tener esta nueva guarder¨ªa", relataba. "La casita estaba muy mal", reconoc¨ªa su compa?era Gabriela.
Durante mi visita, me enter¨¦ de que el aumento del n¨²mero de personas desplazadas internas, que no ha dejado de subir desde mediados de los 90, enfrenta a las madres comunitarias a un reto mayor. Familias reci¨¦n llegadas se establecen en barrios en los que todav¨ªa no existen servicios b¨¢sicos. Ni?os y ni?as deben pasar parte de su jornada en los hogares comunitarios, mientras sus progenitores buscan trabajo para el sustento familiar.
El nuevo hogar comunitario de Mar¨ªa Elida Ramos, que est¨¢ a cargo del hogar infantil de la vereda Redondito, en el r¨ªo Naya, es otro de los que Alianza construy¨®. Orgullosa, rodeada de los peque?os, me contaba que ahora los padres se van "tranquilos" desde primera hora del d¨ªa porque saben que este servicio garantiza el cuidado de sus hijos. A pesar de las dificultades, ve¨ªa en la cara de Mar¨ªa Elida que disfrutaba con su trabajo. Ella y los 12 miembros de su familia tambi¨¦n han contado con el apoyo de la ONG para mejorar su vivienda y para fortalecer el negocio familiar agrario.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Desplazados
- Guarder¨ªas
- Madres
- Educaci¨®n preescolar
- Parentesco
- Problemas demogr¨¢ficos
- Pobreza
- Conflicto Colombia
- Conflictos armados
- Colombia
- Derechos humanos
- Infancia
- Familia
- Centros educativos
- Violencia
- Migraci¨®n
- Sucesos
- Demograf¨ªa
- Sudam¨¦rica
- Sistema educativo
- Latinoam¨¦rica
- Educaci¨®n
- Am¨¦rica
- Conflictos
- Problemas sociales
- En primera l¨ªnea
- Planeta Futuro