Nuestra vida falsificada
Ropa, accesorios, bebidas alcoh¨®licas, cosm¨¦ticos, microchips, pastillas de freno para autom¨®viles, piezas de aviones de pasajeros, f¨¢rmacos contra el c¨¢ncer¡ La lista es aterradora. Este es un viaje al universo de las falsificaciones que nos rodean
La noche del 20 de diciembre de 1995, un avi¨®n de American Airlines se estrell¨® contra la falda de una monta?a mientras se dispon¨ªa a aterrizar en el aeropuerto de Cali, en Colombia. Murieron 159 personas, aunque sobrevivieron cuatro pasajeros. Horas despu¨¦s, cuando a¨²n sal¨ªa humo de los restos, varias bandas de ladrones llegaron al lugar del accidente antes que los equipos de rescate. Pertrechados con herramientas especializadas, los saqueadores se hicieron con la mayor¨ªa de instrumentos de aviaci¨®n de la cabina, piezas de motor y otros componentes del aparato, un Boeing 757. En apenas un d¨ªa, evacuaron las piezas a bordo de helic¨®pteros. Seg¨²n el periodista brit¨¢nico Tim Phillips, autor de un libro sobre los peligros de las falsificaciones (Knock?off: The Deadly Trade in Counterfeit Goods; London & Sterling), las piezas, que llenaban una enumeraci¨®n de 14 folios, fueron a parar a Miami para su venta. Las autoridades hicieron p¨²blicas las listas y n¨²meros de serie. Nunca aparecieron. Fueron probablemente a parar a otros modelos 757 como recambios.
Las piezas de aviaci¨®n de origen desconocido se denominan ¡°partes sospechosas y no aprobadas¡± ¨Cen ingl¨¦s, suspected unapproved parts, SUP¨C. Las hay que son seguras aunque se haya perdido su documentaci¨®n. ¡°Podr¨ªan ser reutilizadas si cumplen los requisitos que verifiquen su funcionamiento¡±, explica Mike Rioux, un experto en aviaci¨®n de la compa?¨ªa JDA Aviation Technology Solutions, con base en Bethesda (EE UU). ¡°Otra cosa es si alguien las roba en un accidente y las coloca en el mercado negro con documentaci¨®n falsa¡±.
La sola idea de volar en un avi¨®n al que han llegado piezas robadas de una cat¨¢strofe ?a¨¦rea aterroriza. Ken Gardner es un inspector y experto retirado de la Administraci¨®n Federal de Aviaci¨®n de Estados Unidos (FAA, en sus siglas en ingl¨¦s). Se dedica, junto con su colega Tom Martin, a dar cursos para reconocer esas piezas. Narra que en la Operaci¨®n Tormenta del Desierto hubo casos de gente que rob¨® piezas de varios Boeing 747 siniestrados para venderlas en el mercado negro. Las autoridades llevaron a cabo arrestos en Chicago y Honolul¨².
Volar es el m¨¦todo m¨¢s fiable de viajar en la actualidad. ?Pero hasta qu¨¦ punto estas piezas infectan la aviaci¨®n comercial y qu¨¦ papel desempe?an en los accidentes? La FAA determin¨® que entre 1973 y 1993 hab¨ªan estado involucradas en 166 accidentes, algunos de los cuales tuvieron lugar durante vuelos comerciales que provocaron seis muertes. En 1989, un Convair se desintegr¨® a 22.000 pies de altura sobre el mar del Norte. Murieron sus 55 pasajeros. Los investigadores noruegos encontraron arandelas y tornillos falsos en la cola del avi¨®n. Seg¨²n la Coalici¨®n Internacional contra las Falsificaciones (IACC, en ingl¨¦s), se han encontrado piezas falsas hasta en el avi¨®n presidencial Air Force One. Un informe del Senado estadounidense realizado entre 2009 y 2010 desvel¨® transistores falsos en los sistemas de visi¨®n nocturna de los helic¨®pteros Seahawk e incluso en sistemas de defensa de misiles. Dos a?os despu¨¦s se estim¨® que el n¨²mero de piezas falsas o sospechosas que hab¨ªan infectado a los aparatos de la Fuerza A¨¦rea estadounidense superaba el mill¨®n. Ken Gardner se retir¨® en 2009 como experto en aviaci¨®n civil. ¡°Los casos de piezas falsificadas o sospechosas aparec¨ªan en entre un 6% y un 7% de los informes¡±, afirma hoy. Dos a?os antes de su retiro, la C¨¢mara Internacional de Comercio cit¨® en su informe a bandas rusas que robaban los componentes de una planta en Rusia central para producir y distribuir piezas de aviones de pasajeros como el Tupolev-154 y otras naves de cargo.
?Y por qu¨¦ se instalan esas piezas sospechosas? Por dinero, es la respuesta de Tom Martin. Algunos de los contrabandistas interrogados por el accidente de Colombia en 1995 respondieron que la venta de estos componentes les resultaba m¨¢s lucrativa que las drogas. Compa?¨ªas y fabricantes compiten en un mercado feroz que supone m¨¢s de 100.000 aeronaves al d¨ªa surcando los cielos. Un avi¨®n comercial en tierra a la espera de una pieza de reemplazo supone dejar de ganar varias decenas de miles de euros al d¨ªa. Ning¨²n responsable quiere una sola pieza falsificada en una aeronave, pero el mercado implacable propicia la entrada de falsificaciones baratas a trav¨¦s de estaciones de reparaci¨®n o suministradores externos sin escr¨²pulos. Los mec¨¢nicos no reciben el entrenamiento adecuado para descubrirlas, asegura Daryl Guberman, consultor de calidad de Guberman PMC LLC, en Connecticut. ¡°Todo son prisas. Y siempre est¨¢ el d¨®lar como justificaci¨®n¡±. Este es solo el tent¨¢culo de un monstruo de cientos: el crimen global de las falsificaciones.
M¨®nica Dopico Mart¨ªnez es inspector jefe de la secci¨®n de delitos contra la propiedad intelectual e industrial de la Polic¨ªa Nacional. Nada m¨¢s empezar a hablar en su despacho, se levanta y ense?a su particular museo: un paquete de cigarrillos Marlboro indistinguible de uno aut¨¦ntico; un ?mini-iPhone falso que se adelant¨® a un falso rumor de Apple; falso material t¨¢ctico anticorte en guantes de la polic¨ªa o el Ej¨¦rcito que se rasga con facilidad. ¡°Hoy se falsifica pr¨¢cticamente de todo¡±, dice la inspectora. ¡°Detr¨¢s se encuentra el crimen organizado. No hay otra forma de explicarlo¡±.
Internet ha facilitado el mercado, la globalizaci¨®n y la desaparici¨®n de las fronteras comerciales. Nos hemos convertido en sus clientes. Y su muestrario es casi infinito. Se calcula que en el mundo circulan cien mi?llones de r¨¦plicas del famoso rifle de asalto AK-47. Cada a?o se fuman centenares de millones de cigarrillos falsos que contienen heces, moscas muertas y hasta huevos de insecto. Bebidas alcoh¨®licas t¨®xicas, transistores, microchips, champ¨²s, cosm¨¦ticos, perfumes, pasta de dientes, leche en polvo para beb¨¦s, detergentes, airbags, todo tipo de artilugios electr¨®nicos, pastillas de frenos para autom¨®viles hechas de serr¨ªn, antibi¨®ticos, f¨¢rmacos contra el c¨¢ncer, antipal¨²dicos, medicinas cardiovasculares, copias pirateadas de pel¨ªcu?las, m¨²sica y libros¡ Y, por supuesto, todo tipo de ropa y accesorios de lujo. R¨ªos de falsificaciones inundan el planeta. Resulta imposible cuantificarlas.
El 10% de los medicamentos que se consumen en los pa¨ªses en desarrollo son falsos, seg¨²n la OMS. Se han detectado incluso vacunas contra la meningitis que en realidad consist¨ªan en agua del grifo
El da?o que ocasionan a la econom¨ªa mundial es gigantesco. Las cifras son puramente estimativas. Seg¨²n la C¨¢mara Internacional de Comercio, este mercado negro ha destruido 2,5 millones de puestos de trabajo directos en los pa¨ªses del G?20. Hace cuatro a?os, el mismo organismo proyectaba para 2015 un movimiento global de falsificaciones ¨Cenglobando al consumo dom¨¦stico y la exportaci¨®n internacional¨C cuyo valor total podr¨ªa alcanzar 1,6 billones de euros. Interpol incluye como crimen digital la explotaci¨®n de cualquier copia ilegal distribuida en la Red y contenidos pirateados en Internet (libros, m¨²sica, pel¨ªculas o videojuegos). En Espa?a, solo esta pirater¨ªa ocasion¨® en 2014 unos 1.700 millones de euros de p¨¦rdidas, y de no existir se habr¨ªan creado m¨¢s de 29.000 empleos el pasado a?o, seg¨²n el Observatorio de la Pirater¨ªa.
Detr¨¢s de los n¨²meros se esconden cientos de miles de v¨ªctimas sin nombre. La compra de un art¨ªculo falsificado contribuye a financiar el crimen organizado, afirma Michael Ellis, director de la Unidad de Falsificaciones y Tr¨¢fico en Sustancias Il¨ªcitas de Interpol. ¡°En el momento de la compra, los consumidores no suelen ser conscientes de ad¨®nde va a parar su dinero. Suele financiar grupos organizados responsables del tr¨¢fico de personas, drogas o blanqueo de dinero¡±.
Muchos inmigrantes africanos que venden cualquier producto falso en pa¨ªses mediterr¨¢neos tratan de pagar la deuda que han contra¨ªdo con las mafias que han traficado con ellos para llevarlos a Europa. ¡°Tienen que encontrar una forma de pagar a estas organizaciones criminales que los han tra¨ªdo¡±, asegura Ellis. ¡°Recuerdo un caso donde se hab¨ªa traficado con dos chicas j¨®venes de Eritrea en el sur de Europa. Durante el d¨ªa, las chicas estaban confinadas en habitaciones peque?as para fabricar CD y DVD, encerradas en apartamentos de alquiler pagados por un grupo de crimen organizado. Por las noches las forzaban a prostituirse. All¨ª donde el consumidor ve un CD barato, no se da cuenta de que detr¨¢s de eso hay personas con las que se ha traficado como esclavos o han sido forzados a entrar en el mercado sexual¡±.
?Es descabellado suponer que una persona que se descarga un contenido ilegal o que compra un DVD pirata tambi¨¦n contribuye a financiar el crimen organizado? Para la inspectora Dopico ¡°es as¨ª de claro¡±. Y a?ade: ¡°Mucha gente puede que no lo sepa, pero lo cierto es que todos saben que est¨¢n haciendo una actividad que no es l¨ªcita. El 99% de la gente que compra un producto falso sabe que es falso¡±.
En 2013, la organizaci¨®n Digital Citizens Alliance estim¨® en 227 millones de euros los beneficios publicitarios de 596 p¨¢ginas web de descargas ilegales. La Red es la fuente de lo que se vende ilegalmente en formato f¨ªsico. Tim Phillips apunta en su obra una sorprendente relaci¨®n entre el IRA y la pirater¨ªa. En 1995, Disney lanz¨® el v¨ªdeo de su cl¨¢sico El Rey Le¨®n, del que se obtuvieron un mill¨®n de copias ilegales. La propia compa?¨ªa descubri¨® que el suministrador principal de esas copias era el IRA. Posteriormente, la polic¨ªa encontr¨® que los grupos paramilitares asociados de Irlanda del Norte obten¨ªan una parte principal de sus ingresos de copias ilegales de m¨²sica, software y pel¨ªculas.
La relaci¨®n entre organizaciones terroristas y el negocio de las falsificaciones arranca a finales del siglo pasado. Hoy se ha consolidado. Zachary A. Pollinger, economista del Harvard College en Massachusetts que ahora trabaja para una firma privada en Nueva York, ha investigado esta evoluci¨®n. El FBI obtuvo en 1993 evidencias de que los terroristas que colocaron una bomba en las Torres Gemelas se hab¨ªan financiado con la venta de ropa falsa en una tienda de Broadway. Tres a?os m¨¢s tarde, las autoridades confiscaron 100.000 art¨ªculos para su venta en los Juegos Ol¨ªmpicos y descubrieron que detr¨¢s estaba la organizaci¨®n del cl¨¦rigo ciego Sheik Omar Abdel Rahman, sentenciado a 240 a?os de prisi¨®n por terrorismo. En 2004, Interpol intervino miles de pastillas de frenos falsificadas en Alemania por valor de m¨¢s de un mill¨®n de euros, y los investigadores encontraron que los beneficios fueron a parar a Hezbol¨¢ ¨Cconsiderado un grupo terrorista por Estados Unidos y la Uni¨®n Europea¨C. Interpol tambi¨¦n ha desvelado que los separatistas chechenos, implicados en atentados terroristas, se han financiado con la venta de CD ilegales. La lista es larga. Se han encontrado conexiones entre la venta de perfumes fraudulentos y la financiaci¨®n del terrorismo islamista de Al Qaeda. Y el propio comisionado de la polic¨ªa de Nueva York, Raymond Kelly, afirm¨® en p¨²blico que los terroristas de la matanza de la estaci¨®n madrile?a de Atocha, perpetrada el 11 de marzo de 2004, se hab¨ªan financiado en parte con la venta de CD ilegales.
Entre 2003 y 2007, Martin Hickman vendi¨® p¨ªldoras falsas de Viagra por valor de m¨¢s de 9 millones de euros en 150 p¨¢ginas web.
El economista Pollinger afront¨® el problema buscando una relaci¨®n matem¨¢tica entre los art¨ªculos falsos decomisados en aduanas y la frecuencia de atentados. En 2008 escribi¨® en The Michigan Journal of Business que matem¨¢ticamente no se pod¨ªa probar una relaci¨®n directa entre la industria de la falsificaci¨®n y la financiaci¨®n de actos terroristas. Faltaban m¨¢s datos. En las aduanas se incauta solo un porcentaje relativamente peque?o de las falsificaciones. Pollinger sugiri¨® entonces examinar caso por caso. ¡°No sabemos hasta qu¨¦ punto los terroristas obtienen sus ingresos de las falsificaciones para financiar estas operaciones, dada la falta de informaci¨®n sobre esta industria il¨ªcita¡±, explica ahora este experto por correo electr¨®nico. ¡°Pero tambi¨¦n es cierto que este negocio ha surgido recientemente como una fuente potencial de financiaci¨®n para los grupos terroristas, ya que tienen que buscar nuevas maneras de sufragarse¡±. Los terroristas y los falsificadores comparten muchas habilidades en com¨²n. Son expertos en trasladar personas y material de forma ilegal a trav¨¦s de las fronteras. Estas habilidades ¡°son necesarias tanto para hacer funcionar una organizaci¨®n criminal como para un grupo terrorista, por lo que encajar¨ªa aqu¨ª la industria de la falsificaci¨®n¡±, seg¨²n Pollinger. La l¨ªnea borrosa que une a ambos se va aclarando.
Pollinger facilita una investigaci¨®n a¨²n no publicada que recopila m¨¢s conexiones: incautaciones en una tienda de Manhattan en la que se encontr¨® un malet¨ªn con relojes falsificados y manuales para operar ?Boeing 767 con notas en ¨¢rabe escritas a mano; otra incautaci¨®n en un comercio con planos de puentes y t¨²neles de Nueva York, cuyos propietarios aparecieron en una lista de sospechosos de terrorismo encontrados en un apartamento en L¨ªbano, y otra conexi¨®n hallada entre los minoristas de una tienda de ropa falsa y la organizaci¨®n terrorista Jamaat ul Fuqra.
Sobre este tipo de v¨ªnculos, el director de la Unidad de Falsificaciones y Tr¨¢fico en Sustancias Il¨ªcitas de Interpol, Michael Ellis, cita el caso del argelino Mojtar Belmojtar, un ¡°terrorista y contrabandista¡± con un sangriento historial e implicado en el contrabando de tabaco falso; por ello se le conoc¨ªa con el sobrenombre de Mister Marlboro. Belmojtar fund¨® el Grupo Salafista para la Predicaci¨®n y el Combate, que derivar¨ªa m¨¢s tarde en Al Qaeda en el Magreb. Y est¨¢ detr¨¢s del secuestro de varios occidentales en la regi¨®n, adem¨¢s de ser considerado responsable del ataque a una instalaci¨®n petrolera en Argelia en 2013 que provoc¨® decenas de v¨ªctimas mortales.
De vuelta en el despacho de la inspectora jefe Dopico, la investigadora hurga en su vitrina de falsificaciones. Saca una caja de Malegra, potenciador sexual ilegal que se fabrica en India para repartirse en Europa a trav¨¦s de una red de contactos que ten¨ªa su epicentro en una tienda de deportes en B¨¦lgica. Habla tambi¨¦n de la Kamagra. Estas versiones baratas de la Viagra ¨Cel medicamento m¨¢s falsificado del mundo¨C se ofrecen sin receta, no han pasado ninguna garant¨ªa de calidad ni seguridad. No hay m¨¢s que teclear cualquiera de los t¨¦rminos. La Red escupe multitud de ofertas. ¡°Muchos la compran por dinero, o porque les da verg¨¹enza, no quieren ir a una farmacia y son capaces de tomarse cualquier porquer¨ªa¡±, explica Dopico. Como cabe esperar, sus efectos son muy peligrosos para la salud.
En el mundo hay cerca de 800 f¨¢rmacos falsificados a partir de marcas genuinas. La Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) estima que el 10% de las medicinas que circulan por los pa¨ªses en desarrollo son falsificaciones. Se han encontrado vacunas contra la meningitis que consist¨ªan en agua de grifo, y p¨ªldoras anticonceptivas de harina de trigo; el gigante farmac¨¦utico Novartis ha investigado pastillas falsas id¨¦nticas a las verdaderas con ¨¢cido b¨®rico, cera para suelos y restos del tipo de pintura usada en carreteras. Estas falsificaciones a veces infectan los sistemas sanitarios de pa¨ªses como Reino Unido. Interpol asegura en su ¨²ltimo informe que m¨¢s de 900.000 dosis de medicinas falsificadas con solo el 60% de ingrediente activo se colaron en las farmacias brit¨¢nicas y fueron consumidas por pacientes que padec¨ªan psicosis, c¨¢ncer de pr¨®stata o problemas de coraz¨®n. La investigaci¨®n concluy¨® con la detenci¨®n de un ciudadano brit¨¢nico, Peter Gillespie, que fue sentenciado a ocho a?os de prisi¨®n hace ahora cuatro a?os.
A lo largo de la Operaci¨®n Pangea, en marcha desde 2008, la polic¨ªa de 10 pa¨ªses confisc¨® m¨¢s de 18 millones de f¨¢rmacos falsos y cerr¨® 45.000 p¨¢ginas web supuestamente relacionadas con su venta. Un responsable de la Unidad T¨¦cnica de la Polic¨ªa Judicial de la Guardia Civil detalla las cifras de detenciones el pasado a?o en Espa?a: 11 personas y m¨¢s de 419.000 comprimidos falsificados, ¡°la mayor¨ªa dedicados a mejorar la salud sexual, como Viagra o Sildenafil, para el tratamiento de la anorexia o para adelgazar¡±.
La inspectora Dopico no conoce casos en Espa?a de muertes por medicamentos falsificados, ¡°aunque no hay que descartarlas¡±. Sus colegas americanos le cuentan que en algunas f¨¢bricas clandestinas de Viagra han encontrado raticidas. ?D¨®nde est¨¢n las v¨ªctimas? Tim Phillips destaca el caso de Timothy Fagan, un adolescente neoyorquino que se someti¨® en 2002 a un trasplante de h¨ªgado y que se medicaba con Epogen, un f¨¢rmaco para estimular la producci¨®n de gl¨®bulos rojos. El muchacho lo hab¨ªa adquirido en una farmacia de la cadena CVS, pero la medicina result¨® ser falsa, ya que conten¨ªa un peque?o porcentaje del principio activo. El chico no mejoraba de su tratamiento, hasta que su farmac¨¦utico le alert¨® de un aviso emitido por las autoridades sanitarias sobre lotes falsificados. Y pudo rectificar a tiempo.
En un documental del director Geoff D¡¯Eon se narra la historia de Marcia Bergeron, una residente de la isla de Quadra, en la costa oriental canadiense de Vancouver. Bergeron fue hallada muerta en su cama en las Navidades de 2006. Poco antes de su fallecimiento, la mujer hab¨ªa empezado a perder pelo y a tener visi¨®n borrosa. Los investigadores encontraron varias p¨ªldoras y f¨¢rmacos que la v¨ªctima hab¨ªa encargado a una p¨¢gina web de una farmacia canadiense. Pero la p¨¢gina result¨® ser falsa. Estaba creada por estafadores de la Europa del Este. La piel del cad¨¢ver de Bergeron adquiri¨® un tono morado y verdoso. Los investigadores forenses concluyeron que las medicinas que estaba ingiriendo conten¨ªan cantidades peligrosas de metales como estroncio, aluminio y uranio, entre otros. Estos metales hab¨ªan sido usados como material de relleno para las p¨ªldoras y, de acuerdo con las investigaciones, proced¨ªan de una f¨¢brica ilegal que estaba situada cerca de un complejo minero de India. La mujer hab¨ªa estado envenen¨¢ndose sin saberlo hasta que fue demasiado tarde.
La evoluci¨®n de los estafadores es cada vez m¨¢s sofisticada y sus creaciones alcanzan tambi¨¦n a los pa¨ªses desarrollados. Pero lo cierto es que las medicinas falsas llevan matando a mucha gente desde hace d¨¦cadas en otros lugares del mundo, sin que ello despierte la atenci¨®n internacional. Un anticongelante para veh¨ªculos mat¨® en 1995 a 89 ni?os en Hait¨ª: dicha sustancia t¨®xica formaba parte de un jarabe falsificado para la tos. En 1999, 30 personas murieron en Camboya por un medicamento alterado contra la malaria; cinco a?os m¨¢s tarde, el Gobierno camboyano encontr¨® que uno de cada cinco antipal¨²dicos era falso, ya que no conten¨ªa las cantidades suficientes de artesunato, un ingrediente esencial para luchar contra el par¨¢sito. Durante d¨¦cadas se ha inundado Camboya y Tailandia de este tipo de medicinas falsas con bajas cantidades de artesunato para el paludismo, convirtiendo ambos enclaves en campos de experimentaci¨®n para aumentar la resistencia del par¨¢sito ¨Clo que a la postre hace que el f¨¢rmaco original sea m¨¢s ineficaz¨C. Pero las medicinas falsas se extienden tambi¨¦n por otras regiones pobres del planeta donde cientos de miles de personas mueren por malaria cada a?o. La OMS calcula que en Nigeria y en Angola el 70% de los f¨¢rmacos que se venden podr¨ªan ser falsificaciones, de acuerdo con un documento del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmac¨¦uticos.
1.000.000 de piezas y componentes electr¨®nicos infectaron a los suministradores de componentes del sistema de defensa de EE UU entre 2009 y 2010
A estos medicamentos-fake se les considera como el monstruo m¨¢s grande de todas las falsificaciones. Para Tim Phillips representan la cara m¨¢s triste y peligrosa. Casi nadie comprar¨ªa una medicina sabiendo que es falsa. ¡°Me preocupan. Las v¨ªctimas son gente pobre que no puede elegir¡±, asegura Phillips. ¡°Sabemos que matan a cientos de miles de personas al a?o, pero no cu¨¢ntos¡±. Estos f¨¢rmacos contienen un peque?o porcentaje del ingrediente activo. ¡°En casos como los antibi¨®ticos, la gente adquiere resistencias, lo que hace menos efectivos a los genuinos¡±.Phillips se muestra cr¨ªtico con la posici¨®n que adoptan a menudo los gigantes farmac¨¦uticos ante el problema, sobre el que no suelen pronunciarse o guardan silencio. La raz¨®n de ello, explica el experto, es que cuando los laboratorios se refieren a las falsificaciones, el mensaje subyacente suele ser ¡°no compr¨¦is los medicamentos gen¨¦ricos. Y estos f¨¢rmacos son perfectamente v¨¢lidos y muy importantes¡±.
Un mercado negro enormemente rentable. En un art¨ªculo del World Policy Journal, la experta Paula Park explica que una inversi¨®n de 1.000 d¨®lares en materia prima para falsificar medicinas puede rendir beneficios de entre 200.000 d¨®lares para las m¨¢s baratas y 400.000 para las m¨¢s caras ¨Cen comparaci¨®n, 1.000 d¨®lares para comprar hero¨ªna y distribuirla en la calle se transforman en 20.000¨C. El Instituto para la Seguridad Farmac¨¦utica ¨Cen ingl¨¦s, Pharmaceutical Security Institute o PSI¨C, financiado por los grandes laboratorios, arroja cifras globales ¨Caunque puramente estimativas¨C de un mercado de 69.500 millones de euros.
En este mundo inundado de falsificaciones de todo tipo, ?por qu¨¦ somos tan buenos clientes? No nos importa comprar y tirar a la basura, responde Michael Ellis, de Interpol. ¡°Es un poco la mentalidad de lo quiero ahora la que predomina en las generaciones j¨®venes. Compro algo y, si no funciona, lo tiro. Y la accesibilidad est¨¢ ah¨ª¡±. Internet es un man¨¢ para los grupos criminales. Ni sus mejores sue?os lo habr¨ªan imaginado mejor. Lo acorta todo. Un golpe de tecla y listo.
Tim Phillips public¨® su investigaci¨®n en 2004. Ha pasado una d¨¦cada. ¡°Y todo sigue igual de mal¡±, dice al otro lado del tel¨¦fono. Alaba el trabajo de la polic¨ªa, pero lo considera insuficiente. ¡°El mundo ha cambiado y no se va a librar de las falsificaciones¡±. ?Qu¨¦ ocurre con los consumidores que compran sin pensar? ¡°Muchos saben que en ocasiones compran productos falsos. Pero tenemos esta cultura desde hace 20 o 30 a?os que dice que comprar cosas te hace mejor persona. No soy optimista¡±.
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