La estrategia fracasada de Syriza
Tsipras y Varoufakis aciertan en el diagn¨®stico, porque Grecia est¨¢ atrapada en una ¡®trampa de austeridad¡¯; pero sobrevaloraron su capacidad de negociaci¨®n con Europa y no apreciaron su aislamiento pol¨ªtico
El diagn¨®stico de Yanis Varoufakis es en l¨ªneas generales correcto: Grecia est¨¢ atrapada en una ¡°trampa de austeridad¡±. La agresiva devaluaci¨®n interna no se ha traducido en aumentos significativos de exportaciones y crecimiento econ¨®mico, como en Irlanda, Espa?a o Portugal. Por el contrario, se ha traducido en un ciclo que se retroalimenta de crecimiento negativo, aumentos de la ratio de deuda?/?PIB y mayores dosis de austeridad.
La raz¨®n: Grecia tiene un sector exterior demasiado peque?o y una estructura econ¨®mica demasiado poco competitiva como para compensar lo suficientemente r¨¢pido, v¨ªa exportaciones, la enorme contracci¨®n de la demanda interna sin causar un sufrimiento social insoportable. Grecia necesita m¨¢s tiempo y cambiar el foco del ajuste fiscal a las reformas estructurales. Hasta ah¨ª, casi todos de acuerdo.
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Ahora bien, aunque el diagn¨®stico de Syriza es m¨¢s o menos correcto, su estrategia para solucionar el problema est¨¢ resultando desastrosa.
Unos d¨ªas antes de las elecciones en Grecia, escrib¨ª en estas mismas p¨¢ginas que Syriza iba a tener muy poco margen para virar de estrategia. De hecho, la raz¨®n por la que Syriza lleg¨® al Gobierno fue la inflexibilidad (a sabiendas de las consecuencias) de los acreedores ante las demandas (mucho menos radicales) de Andonis Samar¨¢s, el anterior primer ministro heleno, que se vio obligado a convocar elecciones anticipadas.
El primer error de la estrategia de Syriza fue, por tanto, sobrevalorar su poder de negociaci¨®n. Tsipras y Varoufakis hicieron las cuentas al rev¨¦s. Partieron de la premisa que la eurozona no les dejar¨ªa caer y que, por tanto, podr¨ªan imponer un giro radical en la pol¨ªtica econ¨®mica sin miedo a fracasar. Fracasar digo, porque Tsipras gan¨® las elecciones con el mandato de confrontarse a la troika, pero no de salir del euro. A pesar de todo, hoy todav¨ªa en Grecia el 60% de la poblaci¨®n quiere permanecer en el euro.
El problema es que esa premisa estaba equivocada. Y lo estaba por dos razones. Primero porque en Berl¨ªn ya no est¨¢n dispuestos a evitar la salida de Grecia (Grexit) a cualquier precio porque creen que la eurozona est¨¢ ahora mejor equipada para capear un potencial contagio.
Portugal y Espa?a est¨¢n creciendo r¨¢pido y sus sistemas bancarios est¨¢n saneados. Adem¨¢s, la eurozona tiene un fondo de rescate en funcionamiento (MEDE) y un programa de compra ilimitada de bonos (supuestamente) disponible en caso de emergencia (OMT). Y, lo m¨¢s importante, un compromiso del BCE de mantener hasta septiembre de 2016 un programa masivo de compra de bonos soberanos (Quantitative Easing, QE).
El ministro no cay¨® en la cuenta de que jugaba al p¨®quer apostando contra su prestamista
Aunque en caso de Grexit esos mecanismos podr¨ªan no resultar infalibles, lo cierto es que desde la victoria de Syriza y a pesar del alto riesgo de Grexit se ha roto la correlaci¨®n entre la prima de riesgo griega y la del resto de la periferia europea.
El segundo error de Syriza fue no apreciar su grado de aislamiento pol¨ªtico. Pensaron que su estrategia antiausteridad les llevar¨ªa a liderar un bloque de pa¨ªses del sur enfrentados a la troika. Pero obviaron que en el momento pol¨ªtico presente unirse a Syriza no ofrec¨ªa ninguna ventaja a Renzi (que ya hab¨ªa conseguido mayor flexibilidad en su plan de ajuste) y ser¨ªa un suicidio pol¨ªtico para Rajoy (con Podemos detr¨¢s) o para Passos-Coelho, primer ministro portugu¨¦s. Con los deberes hechos, reconocer que hab¨ªa un atajo, sin austeridad y con menos sufrimiento, significar¨ªa poner en cuesti¨®n los enormes esfuerzos de ajuste llevados a cabo en los ¨²ltimos a?os. Y todo eso en un a?o electoral.
La reuni¨®n de la pasada semana del Eurogrupo en Riga fue la ¨²ltima demostraci¨®n de que Syriza sigue dispuesta a llevar el pulso con la troika hasta el l¨ªmite. Los griegos volvieron a presentarse con propuestas vagas y con grandes lecciones para todos de alta pol¨ªtica. Varoufakis, ahora apartado finalmente de la primera l¨ªnea de negociaci¨®n, era la punta de lanza de esa estrategia fallida. El ministro sigue sin darse cuenta de que est¨¢ jugando al p¨®quer con las cartas descubiertas, sin blanca y apostando contra su prestamista. Y as¨ª es muy dif¨ªcil ganar la partida. El resultado de ese error de estrategia est¨¢ siendo desastroso. Desde que lleg¨® Syriza al Gobierno los dep¨®sitos en los bancos griegos han ca¨ªdo al m¨ªnimo en 10 a?os. El sistema bancario est¨¢ al borde del colapso y sobrevive gracias a la l¨ªnea de liquidez del Banco Central Europeo (ELA, en sus siglas en ingl¨¦s). Pero la ELA no es incondicional: depende, a su vez, de que el Gobierno heleno muestre se?ales claras de estar implementando reformas para concluir el programa de rescate.
En el camino, la econom¨ªa, que antes de llegar Syriza llevaba meses en recuperaci¨®n, se ha deteriorado a toda velocidad y los ingresos del Gobierno han ca¨ªdo en picado, dinamitando el super¨¢vit primario, conseguido con mucho esfuerzo. De hecho, para responder a sus obligaciones, el Gobierno de Syriza lleva dos meses extrayendo fondos de empresas p¨²blicas, de gobiernos locales y de la seguridad social, cavando un agujero todav¨ªa m¨¢s profundo que el que ten¨ªa. Pero lo peor est¨¢ todav¨ªa por llegar. Aunque haya un acuerdo provisional en la pr¨®xima reuni¨®n del Eurogrupo el 11 de mayo, en julio y agosto el Gobierno se enfrenta a unos vencimientos de deuda del BCE de m¨¢s de 7.000 millones, y de ah¨ª no van a poder pasar.
Entonces Tsipras tendr¨¢ dos opciones. La primera ser¨¢ hacer default sobre algunos de esos pagos, lo que obligar¨ªa al BCE a cortar el ELA y precipitar¨ªa la introducci¨®n de controles de capital para evitar el colapso bancario, lo que dejar¨ªa a Grecia a un paso de Grexit. Algunos pueden pensar, que dadas las circunstancias, Grecia estar¨ªa mejor fuera del euro. Pero ese escenario ser¨ªa el peor. Grecia entrar¨ªa en una recesi¨®n mucho m¨¢s profunda y adem¨¢s se beneficiar¨ªa bien poco de una devaluaci¨®n, precisamente porque su sector exterior es muy d¨¦bil.
La segunda opci¨®n que tiene Tsipras es hacer un giro pol¨ªtico de 180 grados y mostrar un serio compromiso para implementar las reformas estructurales que necesita el pa¨ªs. Aunque eso quiz¨¢s le cueste un refer¨¦ndum o unas elecciones. Pero esa v¨ªa es la ¨²nica a trav¨¦s de la cual podr¨¢ negociar un ajuste fiscal m¨¢s lento y una cancelaci¨®n de parte de la deuda. Eso s¨ª, a cambio de un rescate de 30.000 o 40.000 millones que ser¨¢ significativamente mayor de lo que hubiera sido.
El peor escenario para el pa¨ªs ser¨ªa salir del euro; entrar¨ªa en una recesi¨®n mucho m¨¢s profunda
?Exist¨ªa alguna alternativa? Todas las opciones para Tsipras eran malas, pero el camino elegido ha sido probablemente el peor. Hace exactamente un a?o Grecia estaba tomando prestado al 5% a 10 a?os. El Gobierno hab¨ªa logrado recuperar la confianza de los inversores, el cr¨¦dito hab¨ªa empezado a fluir y con ¨¦l el crecimiento econ¨®mico. Adem¨¢s, Grecia ten¨ªa un super¨¢vit primario del 3% gracias a un enorme esfuerzo de ajuste.
Y, lo m¨¢s importante, el BCE estaba a punto de anunciar su programa de QE, lo que hubiera ofrecido a Syriza una situaci¨®n inmejorable (combinada con el shock positivo del bajo precio energ¨¦tico) para ahorrar en intereses, favorecer el crecimiento y lograr precisamente su objetivo: relajar la austeridad y el ritmo de reformas. De hecho, eso es exactamente lo que han hecho Espa?a y Portugal.
Portugal es quiz¨¢s el contrafactual m¨¢s cercano: hace un a?o sal¨ªa de su programa de rescate en una situaci¨®n muy delicada, con una econom¨ªa poco competitiva, un sistema bancario muy fr¨¢gil y una alt¨ªsima deuda. Ahora, acaba de devolver por adelantado parte de su rescate, ha prefinanciado sus necesidades de financiaci¨®n de este a?o, crecer¨¢ cerca del 2% y su nivel de paro ha ca¨ªdo del 17% al 14%.
Dicen los americanos que el camino al infierno est¨¢ empedrado de buenas intenciones. En este caso, como casi siempre, no exist¨ªa un atajo. Y Syriza les vendi¨® a los griegos que s¨ª, que ellos conoc¨ªan una receta m¨¢gica. Una vez que se ha hecho evidente que esa estrategia no ha funcionado, esperemos que sean capaces de reaccionar a tiempo para evitar el mayor de todos los desastres: la ruptura de la Uni¨®n Monetaria. En el camino, eso s¨ª, el Eurogrupo tendr¨¢ que aprender a ser m¨¢s generoso, al menos m¨¢s que con Samar¨¢s.
Antonio Rold¨¢n Mon¨¦s es analista para Europa en Eurasia Group.
@toniroldanm
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