La onda vaselina

Un plat¨® fotogr¨¢fico situado en el tranquilo barrio madrile?o de Iglesia sirvi¨® el pasado lunes como escenario para el primer concierto en la ciudad de los Vaselines. Un lugar insospechado para un grupo con una historia poco com¨²n. El d¨²o escoc¨¦s ha pasado al imaginario colectivo rockero como el grupo favorito de Kurt Cobain, al estilo de esos personajes a los que la historia roza de refil¨®n, famosos por poderes de una figura mayor.

El concierto, m¨¢s o menos secreto (su nombre no estaba en el cartel), era la culminaci¨®n de la presentaci¨®n de Heineken Hidden Stage, un escenario del festival barcelon¨¦s Primavera Sound (del 28 al 30 de mayo) que acoger¨¢ actuaciones exclusivas, al margen del elenco principal, para un aforo reducido.

A las 9 en punto comenzaron a aparecer en unas pantallas los artistas que compondr¨¢n ese Hidden Stage: hist¨®ricos del indie nacional (Mercromina) y anglosaj¨®n (The Pastels), supernovas como los ingleses Battles o los barceloneses Mujeres, y los Sierra Leone¡¯s Refugee All Stars, un grupo formado en 2002 en un campo de refugiados por la guerra civil de Sierra Leona. El ¨²ltimo nombre en aparecer fueron The Vaselines, tras lo cual (sorpresa) cay¨® el tel¨®n y los escoceses empezaron a tocar.

Frances McKee y Eugene Kelly fundaron The Vaselines en Glasgow en 1986 y se separaron tres a?os m¨¢s tarde tras dos EPs y un ¨¢lbum que recibieron buenas cr¨ªticas y poco m¨¢s. Pero su primitivo sonido, tan aparentemente ingenuo como afilado, llam¨® la atenci¨®n de Kurt Cobain, que version¨® varias de sus canciones con Nirvana. Kelly y McKee se volvieron a juntar ya en el nuevo siglo y desde entonces han editado dos ¨¢lbumes nuevos. El ¨²ltimo, V for Vaselines (2014) se abre con High Tide Low Tide, la canci¨®n que tambi¨¦n arranc¨® la actuaci¨®n en Madrid. El d¨²o se hace escoltar por un bater¨ªa, un bajista y un guitarrista, y su sonido sigue siendo tan descacharrado y encantador como el de sus grabaciones originales, enmarcado por las armon¨ªas vocales de McKee y Kelly.

Acorde con su fama de ¡°grupo de grupos¡±, entre el p¨²blico abundaban miembros de la primera divisi¨®n indie: Mercromina, Los Planetas, Ellos, Los Punsetes, La Habitaci¨®n Roja¡­ Todos quedaron sorprendidos cuando, a los 35 minutos, y tras una fant¨¢stica Son of a Gun, una de esas canciones versionadas por Nirvana, Eugene Kelly despidi¨® el concierto. El propio cantante debi¨® de percibir la extra?eza en las caras de algunos, habl¨® con su compa?era y anunci¨® con cara de p¨®ker y un sentido del humor muy sincero: ¡°Nos hemos olvidado de tocar nuestro mayor ¨¦xito. El que nos da dinero¡±. E hicieron Jesus Wants Me for a Sunbeam, tema que Cobain cant¨® en el Unplugged de Nirvana. El ani?ado Scott Paterson, que podr¨ªa ser el hijo que nunca tuvieron Kelly y McKee cuando eran pareja, disfraz¨® el viol¨ªn original con una guitarra empapada en wah-wah mientras sus jefes cantaban el famoso estribillo que niega 2.000 a?os de sumisi¨®n a la fe cristiana: ¡°No esperes que mienta, no esperes que llore, no esperes que muera por Ti¡±. Entonces s¨ª, The Vaselines hab¨ªan acabado como Kurt manda. Repetir¨¢n en Barcelona, el 30 de mayo.