Propuestas claras
Una reforma electoral merece un debate a fondo y no la difusi¨®n de ideas apresuradas
Tarde o temprano ten¨ªa que plantearse en la pol¨ªtica espa?ola la necesidad de introducir reformas que hagan frente a las carencias y a las demandas de mayor eficiencia democr¨¢tica. Lo que no debe hacerse es lanzar propuestas de manera tan heterog¨¦nea como se est¨¢ realizando, y sin explicaciones precisas sobre el alcance de lo que se propone y sobre la forma de llevarlo a cabo.
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Viene esto a cuento de una jornada como la de ayer. Tan pronto como Susana D¨ªaz propuso, en su discurso de investidura, el desbloqueo de las listas de candidatos, desde el PP se sugiri¨® el acuerdo con esa propuesta y se a?adi¨® la necesidad de reformar el sistema para que los comicios se celebren a doble vuelta ¡ªcomo la propia D¨ªaz hab¨ªa dicho d¨ªas antes¡ª. Adem¨¢s, el presidente de la Junta de Extremadura, Jos¨¦ Antonio Monago, anunci¨® por su cuenta la convocatoria de una consulta a los extreme?os para saber si est¨¢n de acuerdo con que gobierne siempre la lista m¨¢s votada.
Tiempo habr¨¢ de valorar el importante cambio de reglas del juego sugerido por tales iniciativas. Pero antes hay que dejar claro que alterar las normas electorales es un asunto que no se presta a improvisaciones. Se comprende el temor del PP a perder poder a manos de lo que muchos de sus dirigentes llaman ¡°coaliciones de perdedores¡±, pero la gobernabilidad y la estabilidad son asuntos demasiado serios como para someterlos a una subasta de ocurrencias.
Susana D¨ªaz tambi¨¦n ha propuesto que los diputados solo puedan dedicarse a este trabajo. Es otro debate pendiente y, de hecho, el PSOE intentar¨¢ la semana que viene que se vote una idea similar en el Congreso de los Diputados, tras el descubrimiento de las importantes retribuciones que una empresa constructora proporcion¨® en su d¨ªa a dos diputados del PP, Federico Trillo y Vicente Mart¨ªnez Pujalte.
La dirigente socialista andaluza propone una incompatibilidad absoluta ¡°entre la funci¨®n de parlamentario auton¨®mico y el ejercicio de cualquier otra actividad profesional¡±. Tiene sentido que el trabajo pol¨ªtico no se ejerza en ratos libres, sino con plena dedicaci¨®n. Ahora bien, tambi¨¦n este asunto necesita debate. Unos pol¨ªticos demasiado profesionales tienden a reforzar el poder de los aparatos y de la disciplina partidista, en detrimento de la conexi¨®n con la sociedad; y a su vez, unos pol¨ªticos a tiempo parcial pueden incurrir en abusos por excesiva mezcolanza de sus tareas con otras actividades. En todo caso, merece la pena considerarlo en serio, en el bien entendido de que la dedicaci¨®n exclusiva a la pol¨ªtica deber¨ªa serlo por un tiempo limitado y que obligar¨ªa a hablar de c¨®mo retribuir esa exclusividad.
La pol¨ªtica es una actividad que gira en torno a la negociaci¨®n y el compromiso, sobre todo en situaciones sin mayor¨ªas absolutas. Y para eso hace falta, en primer lugar, que haya propuestas claras, detalladas y transparentes.
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