Cuando apoyar a Bachar el Asad no es la mejor opci¨®n en Siria
?Es realista pensar que el r¨¦gimen sirio ¨C responsable de la guerra en la que est¨¢ sumido hoy el pa¨ªs-- puede ser la soluci¨®n?
Desde hace ya muchos meses, los medios de comunicaci¨®n espa?oles e internacionales se hacen eco de las posturas de aquellos pol¨ªticos, intelectuales, expertos y periodistas que defienden que Bachar al-Asad es ¡°la mejor opci¨®n¡± en y para Siria. Sin Bachar el Asad, dicen, a Siria le esperan d¨¦cadas de guerra fratricida y m¨¢s y m¨¢s radicalizaci¨®n. Sin Bachar el Asad, no podemos erradicar al autodenominado Estado Isl¨¢mico. Sin Bachar el Asad, no habr¨¢ estabilidad en la zona. Sin el dictador ¨C al que ya no definen como tal ¨C, las minor¨ªas ¨¦tnicas y confesionales ser¨¢n masacradas. En resumen, a su entender, Bachar el Asad, es un mal necesario para los sirios, Oriente Medio, y la comunidad internacional. Dichas afirmaciones, toman fuerza en un contexto de confusi¨®n en el que la barbarie perpetrada por el autodenominado Estado Isl¨¢mico hace olvidar aqu¨¦lla, m¨¢s antigua y de mayor magnitud, perpetrada sistem¨¢ticamente por el r¨¦gimen, en la que mueren a diario cientos de sirios, independientemente de su adscripci¨®n confesional o ¨¦tnica. De este modo, los bombardeos de algunos barrios de la ciudad de Alepo por parte de la aviaci¨®n leal a al-Asad, constantes desde el 2013, se atribuyen err¨®neamente a grupos ¡°rebeldes¡± o se justifican como una reacci¨®n (?licita?) a tal o cual acto cometido recientemente por los ¡°rebeldes¡±, seg¨²n la premisa de que el Estado tiene el monopolio de la violencia leg¨ªtima en el pa¨ªs. Es m¨¢s, rebeldes, islamistas, salafistas y yihadistas forman parte, en el imaginario colectivo, de un bloque homog¨¦neo contrario a los intereses de Occidente.
Los defensores de la ¡°rehabilitaci¨®n¡± de Bachar el Asad, no obstante, acompa?an raramente sus reflexiones de un an¨¢lisis completo de lo que un apoyo activo a Bachar el Asad implicar¨ªa, limit¨¢ndose a considerarlo como la mejor o ¨²nica opci¨®n para poner fin al conflicto. A menudo son incapaces de responder a las preguntas que dicho apoyo plantear¨ªa de cara a una soluci¨®n global: ?Qu¨¦ forma concreta adoptar¨ªa ese apoyo? ?Apostar por Bachar traer¨ªa realmente la ansiada estabilidad? ?Podr¨ªa Bachar erradicar completamente el autodenominado Estado Isl¨¢mico, a cuya gestaci¨®n y ascenso ha contribuido como muestran numerosos datos? ?O, por el contrario, el sentimiento de ser v¨ªctimas de una injusticia y una solidaridad e indignaci¨®n selectivas derivado de tal actuaci¨®n empujar¨ªa a m¨¢s yihadistas a ir a combatir a Siria (y a regresar, posteriormente, como los temidos ¡°lobos solitarios¡±)? ?Qu¨¦ pasar¨ªa con el resto de combatientes? ?Podr¨ªan volver los millones de sirios hoy en exilio forzado por su activismo, oposici¨®n o filiaci¨®n, muchos de los cuales han perdido adem¨¢s sus casas en bombardeos por parte de las fuerzas leales al r¨¦gimen? ?Qu¨¦ pasar¨ªa con los activistas que a¨²n quedan en el pa¨ªs? ?Tendr¨¢n que irse tambi¨¦n del pa¨ªs, o resignarse a morir en la c¨¢rcel, como ya lo han hecho muchos otros, en su mayor¨ªa bajo torturas bien documentadas? ?Con Bachar en el poder, podr¨ªan los sirios olvidar la experiencia traum¨¢tica derivada de los casi 50 a?os de dictadura asadiana y de la represi¨®n b¨¢rbara ¨C como la acontecida en la ciudad de Hama en 1982 ¨C, instituidas precisamente en nombre de la estabilidad del pa¨ªs? ?No es l¨®gico pensar que el odio, la frustraci¨®n y la dictadura terminar¨ªan por conducir de nuevo a un conflicto violento? En otras palabras, aquellos que se?alan a Bachar el Asad como la mejor opci¨®n en Siria parecen no plantearse como ser¨ªa el futuro del pa¨ªs ante una potencial rehabilitaci¨®n del dictador.
?Es realista pensar que el r¨¦gimen sirio ¨C responsable de la guerra en la que est¨¢ sumido hoy el pa¨ªs, de la muerte de cientos de miles de personas, de la desaparici¨®n de tantas otras y de la destrucci¨®n de ciudades enteras ¨C, con el que se intenta negociar sin resultado desde 2011, puede ser la soluci¨®n en Siria? ?Es razonable creer que un r¨¦gimen que ha potenciado la expansi¨®n del yihadismo, como ya hizo en Iraq en la pasada d¨¦cada, y previamente en los 80 y los 90, est¨¢ dispuesto y es capaz de combatir ese fen¨®meno internacional que tanto aterra y que siempre ha usado como arma de negociaci¨®n y presi¨®n internacional? ?Es sensato pensar que un r¨¦gimen que lleva manipulando las diferencias confesionales desde sus inicios es una muralla contra el odio sectario por el que apost¨® como estrategia desde el primer grito a favor de la libertad en Siria y que se nutre de milicias sectarias extranjeras? ?Es l¨®gico creer que un r¨¦gimen de esas caracter¨ªsticas puede imponer una estabilidad duradera en la zona y garantizar el bienestar de la poblaci¨®n siria en su conjunto?
Seamos realistas: Siria no volver¨¢ a ser lo que era
Los que apoyan su rehabilitaci¨®n arguyen que lo que debe hacerse es negociar con el r¨¦gimen, llegar a un acuerdo que conllevar¨¢ un armisticio para todos los sirios que han participado en la revuelta y que han huido del pa¨ªs. Sin embargo, ?est¨¢ el r¨¦gimen dispuesto a negociar algo que no sea su propio mantenimiento y estabilidad? ?Cu¨¢ntos acuerdos firmados con Bachar el Asad han sido respetados por este? ?Respet¨® las treguas enmarcadas en iniciativas como la dise?ada por la Liga ?rabe, o por los distintos enviados de Naciones Unidas? ?No ha habido nuevos ataques qu¨ªmicos desde el acuerdo del 2013 en que el r¨¦gimen se comprometi¨® a deshacerse de su arsenal qu¨ªmico, a cambio ¨C bajo cuerda ¨C de no ser acusado formalmente del ataque contra al-Ghoutta en Damasco? ?Qu¨¦ pas¨® con el acuerdo que tuvo lugar en Homs en 2014 para romper el bloqueo?: Muchos de los j¨®venes que salieron fueron detenidos inmediatamente y algunos siguen en paradero desconocido. Hoy igual que ayer, como prueba la larga lista de procesos inconclusos de conversaciones con la rama local de los Hermanos Musulmanes, los acuerdos firmados con al-Asad (padre e hijo) son un mero papel mojado.
Los partidarios de al-Asad como ¨²nica soluci¨®n afirman tambi¨¦n que no se puede confiar en una oposici¨®n pol¨ªtica sin un l¨ªder claro, ni en una oposici¨®n armada atomizada y dependiente de las fuentes de financiamiento y sus caprichos. Sin embargo, ?cabe preguntarse si para construir un futuro sin al-Asad se necesita realmente a un solo l¨ªder? ?No se puede concebir un gobierno de transici¨®n con m¨²ltiples fuerzas y personalidades representadas para llegar a un consenso? V¨¦ase el ejemplo de T¨²nez, donde cada uno de los diferentes gobiernos y gabinetes han sido mixtos; algo que no ha impedido que el pa¨ªs vaya, no sin dificultades, hacia delante. Dicho modelo es especialmente interesante para un pa¨ªs, Siria, cuya oposici¨®n ¨C que ha visto los l¨ªderes pol¨ªticos y militares sucederse hasta vaciar sus instituciones de contenido ¨C est¨¢ hoy extremadamente debilitada y se enfrenta a dos caras del fascismo: el pretendidamente religioso del autodenominado Estado Isl¨¢mico y el pretendidamente laico de al-Asad.
Obviamente, la presencia de Al Qaeda, a trav¨¦s del Frente de al-Nusra, en Siria no es un buen augurio, ni que activistas de gran renombre hayan sido secuestrados por grupos militares islamistas, como tampoco lo es que el odio sectario se haya apoderado de algunos de los que tomaron las armas contra el r¨¦gimen. Seamos realistas: Siria no volver¨¢ a ser lo que era. Sin embargo, el argumento ¡°los otros no son mejores¡± es insuficiente para defender la rehabilitaci¨®n de al-Asad, que pasa por un apoyo activo al r¨¦gimen. Si se trata de estabilidad, las soluciones han de ser tanto globales ¨C es decir que tengan en cuenta la realidad siria y regional ¨C como realistas ¨C no basadas en premisas de tipo ¡°Asad deber¨ªa¡± o ¡°los rebeldes tendr¨¢n que¡±.
No tenemos en nuestra mano la soluci¨®n perfecta, pero s¨ª sabemos cu¨¢l de ellas es inviable porque parte de la falacia de que El Asad garantizar¨¢ la estabilidad y el futuro de un pa¨ªs que ha reducido ya a escombros. Claramente, apoyar a Bachar el Asad no es la mejor opci¨®n en Siria.
Naom¨ª Ram¨ªrez D¨ªaz, Doctora en Estudios ?rabes e Isl¨¢micos por la Universidad Aut¨®noma de Madrid
Laura Ruiz de Elvira Carrascal, investigadora en la Universidad Philipps de Marburgo
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