Autores agr¨ªcolas
La patata tiene su origen en el valle del Urubamba, en Per¨², hoy castigado por el hambre, como tantas zonas en las que surgieron los cultivos que alimentan al mundo ?Qu¨¦ pasar¨ªa si se les pagase medio c¨¦ntimo por cada kilo de los productos que ayudaron a desarrollar hace siglos?
El trayecto de Cuzco a Maras, en el Valle Sagrado de los Incas, es como un viaje en el tiempo. La carretera transita entre ¨¢speros llanos e imponentes cordilleras por donde caminan humildes campesinos. Da la sensaci¨®n de que en aquellas tierras el progreso se desliza del mismo modo que el agua por la sierra, ara?ando la superficie y dejando peque?os charcos que salpican aqu¨ª y all¨¢ en forma de antenas parab¨®licas y carteles electorales. All¨ª, en el epicentro del valle del Urubamba, se encuentra Moray, considerado el centro de investigaci¨®n agr¨ªcola del imperio inca.
Se trata de un complejo formado por andenes conc¨¦ntricos que reproducir¨ªan 20 o m¨¢s zonas ecol¨®gicas a escala y que pudieron servir como espacio de experimentaci¨®n de cultivos a diferentes alturas. Durante miles de a?os, los moradores de esta y otras regiones de Per¨² se dedicaron a trabajar sobre decenas de plantas para hacerlas comestibles o m¨¢s productivas, y cuyo uso hoy est¨¢ generalizado. A modo de ejemplo cabe destacar la patata, el cultivo no cerealista con mayor trascendencia en la alimentaci¨®n humana, cuyo rastreo gen¨¦tico se?ala que fue domesticada hace 10.000 a?os en estas tierras a partir de la Solanum bukasovii.
Si desplegamos el mapa del hambre de la Organizaci¨®n para la Agricultura y la Alimentaci¨®n (FAO) de las Naciones Unidas y superponemos sobre el mismo el de la revoluci¨®n neol¨ªtica, que muestra las zonas del mundo donde se desarrollaron los cultivos que hoy nos alimentan, observaremos con sorpresa que ambos se tocan en muchos puntos. As¨ª, por ejemplo, el trigo surgi¨® en las ¨¢reas no des¨¦rticas del actual Irak y la zona lim¨ªtrofe del noreste de Siria; el ma¨ªz, en Am¨¦rica Central; el arroz, en las zonas tropicales de Asia; el mijo, en ?frica tropical y occidental, y el caf¨¦, muy posiblemente en la actual Etiop¨ªa. Como podemos observar, son zonas castigadas en su mayor¨ªa por el hambre, la malnutrici¨®n y una pobreza end¨¦mica. Parad¨®jicamente, el comercio de estos cultivos tampoco est¨¢ en manos de sus precursores. Volviendo a la patata, Am¨¦rica Latina solo es responsable del 5% de su producci¨®n mundial.
Siempre me he preguntado qu¨¦ ocurrir¨ªa si existiese una sociedad general de autores agr¨ªcolas que recaudase unos c¨¦ntimos por cada kilogramo de producto consumido. Simplemente con recibir medio c¨¦ntimo por cada cartucho de patatas fritas, la cifra ser¨ªa imponente, quiz¨¢ suficiente para disminuir o erradicar el hambre. Mientras llega ese d¨ªa, los descendientes de las comunidades que crearon los principales productos que comemos hoy seguir¨¢n trabajando la tierra de una forma rudimentaria, en una imagen m¨¢s propia del pasado que del presente.
Ceviche de pescados de roca
Ingredientes
Para 4 personas
Para la leche de tigre
- 300 gramos de caldo de mejill¨®n
- 150 gramos de cebolla
- 10 gramos de apio
- 80 gramos de zanahoria
- 4 ajos tostados en plancha sin aceite
- 15 gramos de perejil
- 1,7 litros de agua
- Espinas de pescado blanco
Para el ceviche
- 460 gramos de pez cabrarroca o cabracho
- 2 limones
- 1 lima
- 1 rocoto o chile fresco
- 7 gramos de cilantro
- 25 gramos de rabanitos
- 60 gramos de leche de tigre
- Sal
Instrucciones
1. La leche de tigre
Tostar las espinas de pescado en el horno a 150 grados. Verter todos los ingredientes en una olla, llevar a ebullición, bajar el fuego y cocinar durante 20 minutos. Retirar del fuego, tapar e infusionar durante otros 20 minutos. Pasar por un colador fino y reducir el resultado a fuego suave hasta obtener unos 400 gramos de caldo.
2. El ceviche
Cortar el pescado en dados de 3 centímetros aproximadamente. Cortar la cebolla en juliana muy fina; el apio, en brunoise (tacos de 2 milímetros), y el rocoto, en rodajas finas.
Picar el cilantro y reservar en papel húmedo. Servir el pescado en un bol y sazonar. Dejar reposar 2 minutos. Añadir el zumo de los limones y la lima, la cebolla, los rabanitos y el rocoto, y dejar marinar durante 7 minutos. Pasado ese tiempo, escurrir el exceso de líquido y añadir la leche de tigre y el cilantro. Integrar suavemente.
4. Acabado y presentaci¨®n
Servir bien frío y decorado con el cilantro y los rabanitos cascados.
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