Un solo tipo de sangre para unirnos a todos
Un sistema es capaz de convertir los distintos tipos sangu¨ªneos en la versi¨®n universal, que se puede utilizar para transfusiones sin peligro de rechazo
Los m¨¦dicos se han planteado, desde el Renacimiento, las posibilidades terap¨¦uticas de introducir sangre nueva en las venas de enfermos. A partir del siglo XVII, se produjeron los primeros intentos de llevar la idea a la pr¨¢ctica, pero fracasaron. Todo cambi¨® a partir de 1900. Ese a?o, el austriaco Karl Landsteiner explic¨® por qu¨¦ cuando se juntaban muestras de sangre de distintas personas, con cierta frecuencia se formaban co¨¢gulos y eso provocaba problemas a los enfermos. Hab¨ªa tres tipos sangu¨ªneos, A, B y C (que finalmente acab¨® bautiz¨¢ndose como O) y, dependiendo de c¨®mo se realizase la mezcla, se formaban o no los co¨¢gulos, que pod¨ªan incluso matar al paciente. Landsteiner recibi¨® el premio Nobel de Medicina en 1930 por este descubrimiento, que por fin hizo seguras las transfusiones de sangre.
Ahora, un grupo de investigadores ha desarrollado un sistema que pretende dar un nuevo paso en la mejora de las transfusiones. En un art¨ªculo en la revista Journal of the American Society, estos cient¨ªficos explican c¨®mo han desarrollado una enzima que acerca la posibilidad de convertir cualquier tipo de sangre en sangre universal que se pueda utilizar, independientemente de que ese tipo sea compatible con la del enfermo. Es el santo grial de las transfusiones.
La t¨¦cnica consiste en eliminar un residuo particular que distingue a los tipos A y B del O
La idea, en la que trabajan diversos grupos de investigaci¨®n desde los a?os 80 del siglo pasado, consiste en modificar la estructura de los gl¨®bulos rojos. Todos los tipos de sangre tienen una estructura b¨¢sica de un az¨²car, pero encima de esa base, los A y los B tienen un residuo distinto cada uno (el cuarto grupo m¨¢s frecuente, AB, tiene una mezcla de ambos). Esa peque?a diferencia hace que si, por ejemplo, se trata de transfundir sangre de tipo B a una persona con tipo A, su sistema inmune la reconocer¨¢ como extra?a y provocar¨¢ una respuesta que pondr¨¢ en peligro su vida.
Esto no sucede con la sangre de tipo O, que solo tiene la estructura de az¨²car b¨¢sica, que comparte con los otros grupos, y por ese motivo es universal. Los cient¨ªficos han tratado de emplear enzimas para eliminar esos residuos en los gl¨®bulos rojos de tipo A y B para dejar solo la base universal. Sin embargo, hasta ahora, no se han logrado desarrollar enzimas con la eficiencia suficiente como para que sean capaces de limpiar los residuos hasta hacerlos irreconocibles por el sistema inmune.
¡°Evoluci¨®n dirigida¡±
El equipo de investigadores, de la Universidad de Columbia Brit¨¢nica (Canad¨¢), han empleado un sistema conocido como de evoluci¨®n dirigida para mejorar la enzima. Este sistema consiste en llevar a cabo varias rondas de mutaciones sobre un gen en busca de variantes que produzcan prote¨ªnas cada vez m¨¢s eficientes que el gen original.
Con este sistema, los cient¨ªficos lograron multiplicar por 170 la eficiencia de una enzima conocida como gluc¨®sido hidrolasa que hab¨ªan extra¨ªdo del neumococo, la bacteria que provoca la neumon¨ªa o la sinusitis. Pese al incremento de eficiencia respecto a sistemas anteriores, los autores reconocen que a¨²n tendr¨¢n que mejorar el sistema para eliminar los az¨²cares particulares de los tipos de sangre A y B hasta hacerlos desaparecer del radar inmunol¨®gico y poder empezar a probar sus sangres de dise?o en ensayos cl¨ªnicos.
Carmen Garc¨ªa Insausti, secretaria general de la Sociedad Espa?ola de Hematolog¨ªa y Hemoterapia (SEHH), reconoce el valor de la investigaci¨®n y considera que, ¡°aunque no vaya a tener una traslaci¨®n inmediata, s¨ª la tendr¨¢ en el futuro¡±. No obstante, considera que, de momento, ser¨¢ m¨¢s barato disponer de donantes de cada tipo sangu¨ªneo y que es posible que ¡°esta tecnolog¨ªa podr¨ªa ser m¨¢s cara tambi¨¦n a la larga¡±.
?Por qu¨¦ tenemos distintos tipos de sangre?
El motivo preciso por el que una misma especie como la nuestra tiene diferentes tipos de sangre sigue siendo un misterio, pero parece que existe alg¨²n tipo de presi¨®n selectiva que beneficia a unos tipos sobre otros y que las distinciones comenzaron a aparecer hace millones de a?os. Los chimpanc¨¦s, los animales vivos con los que compartimos un pariente m¨¢s cercano, solo tienen dos tipos de sangre, A y O, y los gorilas solo la tienen de tipo B. Entre los humanos, hay diferencias notables. La sangre de tipo A, por ejemplo, corre por las venas del 40% de las personas de origen europeo y solo en el 27% de las que proceden de Asia.
Una de las explicaciones para la aparici¨®n de diferentes grupos sangu¨ªneos es la diferente propensi¨®n que otorgan frente a distintas enfermedades. Se ha observado, por ejemplo, que las personas con tipos de sangre A y B tienen mayor riesgo de sufrir algunos tipos de c¨¢ncer, como el de p¨¢ncreas, y las de tipo 0 son m¨¢s propensas a las ¨²lceras. Sin embargo, m¨¢s de un siglo despu¨¦s del descubrimiento de los tipos sangu¨ªneos, se sigue sabiendo poco sobre su sentido.
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