La pobreza infantil no se soluciona desde la beneficencia ni la caridad
Las medidas coyunturales tomadas en Espa?a para paliar las consecuencias de la crisis han sido ineficaces y de tinte ben¨¦fico-filantr¨®pico
A poco m¨¢s de un mes de las vacaciones escolares, esperemos que abrir los comedores en verano no sea la mejor soluci¨®n que les ocurra a nuestros gobernantes para abordar el problema de la pobreza infantil. Tampoco ser¨ªa la soluci¨®n que sus familias esperen las colas de reparto de alimentos del Fondo europeo de ayuda para los necesitados (FEAD). Las medidas que se han tomado hasta el momento para atender a la pobreza infantil cosifican y estigmatizan a los ni?os y ni?as espa?olas, simplificando sus necesidades sociales, adem¨¢s de haberse demostrado su ineficacia para corregir las vergonzantes cifras alcanzadas. Ocupamos los primeros puestos de Europa de pobreza infantil (solo detr¨¢s de Ruman¨ªa y Bulgaria): 1 de cada 3 de los ni?os y ni?as espa?oles est¨¢n en situaci¨®n de riesgo de pobreza y exclusi¨®n social (27,5%), cifra que se dobla si pensamos en familias numerosas o en familias monoparentales y monomarentales, como advierte Unicef en su informe 2014 La infancia en Espa?a.
Es por ello que es necesario garantizar un Pacto de Estado por la infancia, que implique la puesta en marcha de medidas espec¨ªficas transversales. Es fundamental una buena pol¨ªtica de garant¨ªa de Rentas M¨ªnimas a las familias y el reconocimiento constitucional de los Servicios Sociales como derecho fundamental, adem¨¢s de la articulaci¨®n de una Ley Marco de Servicios Sociales.
Muchos profesionales hemos detectado indicadores de riesgo nutricional, emocional y educacional de la infancia desde los centros de salud, los centros educativos y los centros de servicios sociales. Mientras, se pon¨ªan en marcha todo tipo de recortes sociales en prestaciones destinadas a familias con necesidad social, as¨ª como de las ayudas para material escolar o becas comedor.
El cambio de modelo de los derechos sociales a la beneficencia puede provocar estigmatizaci¨®n
Las medidas coyunturales tomadas para paliar la situaci¨®n han sido ineficaces y de tinte ben¨¦fico-filantr¨®pico. Se han aplicado desde las ONG y desde la caridad privada e individual, y han tenido muy poco impacto en la reducci¨®n de la pobreza en la infancia. La situaci¨®n ha ido empeorando desde el inicio de la crisis y para muchas familias se est¨¢ convirtiendo en un problema estructural, provocando adem¨¢s un debilitamiento de los sistemas p¨²blicos de protecci¨®n social que deben garantizar derechos y dignidad. (ISSE I, 2013)
Este cambio de modelo de los derechos sociales a la beneficencia puede provocar la estigmatizaci¨®n y consecuencias negativas en el desarrollo psicol¨®gico evolutivo de la infancia y adolescencia. Algunas de las evidencias del cambio de modelo son las campa?as de juguetes para ni?os pobres, los comedores sociales en vacaciones para ni?os pobres, las colas de recogida en los bancos de alimentos para familias pobres. Todas ellas se realizan desde la etiqueta de la ayuda con la condici¨®n expresa del reconocimiento de personas pobres y desfavorecidas.
Desde el trabajo social se ha cuestionado duramente la decisi¨®n del Gobierno Espa?ol para gestionar el fondo europeo FEAD, ya que se apuesta por un reparto desde los tintes caritativos que no garantiza los criterios de transparencia en la gesti¨®n ni de profesionalidad en las valoraciones, simplificando la necesidad social y cosificando y estigmatizando a las familias perceptoras. Teniendo en cuenta que es el presupuesto destinado a esos alimentos son 565 millones y que supera en m¨¢s de 17 veces a la del Plan Concertado de Prestaciones B¨¢sicas, se trataba de una cuant¨ªa que deber¨ªa haber sido integrada en esa Red p¨²blica de servicios sociales desde donde se puede garantizar una atenci¨®n integral en cuanto a prestaciones y ayudas coyunturales para hacer frente a la crisis, pero tambi¨¦n en cuanto a la garant¨ªa de valoraci¨®n de la necesidad desde profesionales que garantizan un buen diagn¨®stico social y un trato desde la confidencialidad y la dignidad.
Desde el trabajo social pensamos que se est¨¢n vulnerando los Derechos Humanos de muchos ni?os y ni?as al no atender sus necesidades b¨¢sicas. Adem¨¢s, nos importa el qu¨¦ y el c¨®mo, es decir, las formas de hacer las cosas. Creemos en el reconocimiento de derechos, en apoyar a las familias desde la normalidad de los derechos sociales para que ellas mismas puedan comprar los alimentos y juguetes a sus hijos e hijas, organizar sus men¨²s y que los ni?os no tengan por qu¨¦ saber de d¨®nde salieron. Desde la pol¨ªtica social creemos que son necesarias una serie de medidas transversales en educaci¨®n, sanidad, etc., para apoyar a la infancia en general y especialmente a la infancia en situaci¨®n m¨¢s vulnerable.
Es imprescindible diferenciar la atenci¨®n asistencialista de la atenci¨®n fundamentada en los derechos
Es imprescindible diferenciar la atenci¨®n asistencialista de la atenci¨®n fundamentada en los derechos de la ciudadan¨ªa. En la d¨¦cada de 1980, se produjo en Espa?a una d¨¦cada de importante crecimiento para el Sistema P¨²blico de Servicios Sociales. Se consiguieron muchos avances, pero aun as¨ª, segu¨ªamos a la cola del resto de los sistemas de protecci¨®n, ya que mientras los sistemas de pensiones, sanidad y educaci¨®n hab¨ªan conseguido la universalizaci¨®n, los servicios sociales a¨²n la segu¨ªan teniendo como horizonte de esperanza. Con la llegada de la crisis, lleg¨® la involuci¨®n del sistema, que se comenz¨® a hacer patente en mayo de 2010.
Al hilo de la campa?a Derechos Sociales por la Dignidad, promovida por el Consejo General del Trabajo Social, intentamos sensibilizar a toda la poblaci¨®n para que sientan los derechos sociales como suyos y no vean los servicios sociales como algo residual y graciable. La campa?a, entre otras cosas, se inspira en los preceptos de la ONU y el Consejo de Europa en cuanto a que las necesidades deber¨ªan ser traducidas en derechos positivos garantizados por el Estado y de la advertencia de que las medidas de austeridad impuestas en los ¨²ltimos a?os debilitan la protecci¨®n de los Derechos Humanos.
Las medidas de austeridad impuestas por el gobierno han tendido un impacto directo y negativo sobre los m¨¢s desfavorecidos. Se ha generado m¨¢s desigualdad y sus efectos no se limitan a las generaciones presentes, sino que lastrar¨¢n la productividad, la natalidad y la cohesi¨®n democr¨¢tica de las generaciones venideras. Podr¨ªa mencionar el copago de medicinas y el fin de la universalidad del Sistema Nacional de Salud, la reforma laboral que ha permitido el aumento los despidos y se han bajado los salarios, y la exclusi¨®n de muchos j¨®venes del acceso a la educaci¨®n superior por el aumento de las tasas. Adem¨¢s, las trabas administrativas y el endurecimiento de los criterios de las Rentas M¨ªnimas de Inserci¨®n han provocado que muchas familias no tengan ninguna cobertura econ¨®mica. La rebaja de la garant¨ªa de derechos en la Ley de la Dependencia y la reforma local rematar¨¢n los ya mermados servicios sociales.
Ana I. Lima Fern¨¢ndez es presidenta Consejo General del Trabajo Social.
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