Corea del Norte: para morirse de risa
Es m¨¢s f¨¢cil hacer chistes que encarar las atrocidades del r¨¦gimen de Kim Jong-un
La realidad ha demostrado en repetidas ocasiones la veracidad de dos afirmaciones sobre el comportamiento humano. Una dice que las personas terminan acostumbr¨¢ndose a cualquier tipo de situaci¨®n por insoportable que parezca. La otra, que la risa es la mejor arma contra la tiran¨ªa. Ambas sentencias, que en el fondo exponen la rebeld¨ªa del alma humana frente a cualquier opresi¨®n externa, pierden toda su nobleza libertaria cuando a?adimos la palabra ¡°ajeno¡±. Porque tambi¨¦n es igual de cierto que a lo que de verdad nos acostumbramos deprisa es a las situaciones insoportables ajenas. Ejemplo: en el tiempo en que el lector acabe esta columna dos personas habr¨¢n muerto de hambre. Y somos especialmente ingeniosos a la hora de hacer chistes sobre tiranos ajenos que no tienen ning¨²n poder sobre nosotros. Y eso ¡ªexactamente eso¡ª es lo que est¨¢ sucediendo con Corea del Norte.
Resulta que las atrocidades quedan reducidas a la categor¨ªa de an¨¦cdota y las siniestras ocurrencias de una dinast¨ªa de tiranos son un material inmejorable para chistes y montajes hilarantes en las redes sociales. La ¨²ltima noticia que llega del pa¨ªs ¡ªal que las fotos nocturnas de sat¨¦lite muestran como un agujero negro en un mar de luz¡ª es que el ministro de Defensa ha sido ejecutado por quedarse dormido en un desfile. Algunas versiones a?aden que el m¨¦todo elegido ha sido el de un ca?¨®n antia¨¦reo. Anteriormente le toc¨® al t¨ªo de Kim Jong-un, el actual dictador, quien, tambi¨¦n seg¨²n versiones, para acabar con su familiar utiliz¨® una jaur¨ªa de perros hambrientos. Y hay otros 68 altos cargos purgados con mayor o menor contundencia, pero siempre con el resultado de muerte desde que este joven ¡ªhijo y nieto de dictadores¡ª accedi¨® al poder. Luego est¨¢n los miles de ejecutados al a?o ¡ªcuya importancia en el r¨¦gimen no da ni para aparecer en la ilustre lista¡ª, las decenas de miles de encarcelados y varios millones de desnutridos.
Claro, ante semejante historial no deja de ser un mal menor que, por ejemplo, ning¨²n hombre pueda llevar el mismo corte de pelo que el dictador a no ser que quiera arriesgar su integridad f¨ªsica. O que los norcoreanos hayan desarrollado una incre¨ªble capacidad para aplaudir hasta el agotamiento, desternillarse de risa ante las gracias de su impuesto l¨ªder o llorar desconsoladamente, seg¨²n les sea ordenado. La anulaci¨®n total de la individualidad. En YouTube hay sobradas pruebas de esto.
Y todo ello bajo el paraguas del chantaje y del cinismo. Hace apenas unos d¨ªas, la propaganda oficial distribuy¨® unas fotos de Kim Jong-un sonriendo y fumando tranquilamente durante el lanzamiento de un misil bal¨ªstico capaz de transportar cualquiera de las 100 cabezas nucleares que posee. Con esos ases bajo la manga ¡ªo mejor dicho, boca arriba y sobre la mesa¡ª y con un poderoso padrino que, aunque harto de estas gracias, le cubre las espaldas ¡ªChina¡ª es explicable que no haya voces influyentes que le digan al joven Kim que no tiene gracia... y que su corte de pelo es horrible. Mejor hacer chistes.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.