Sol sin sol
Las regulaciones en esta legislatura nos han desbaratado toda ilusi¨®n de encabezar la alternativa social, con una energ¨ªa limpia, sostenible y barata.
Nikola Tesla fue uno de los ¨²ltimos grandes orgullos del imperio austroh¨²ngaro. Emigrado en Norteam¨¦rica, el tiempo terminar¨ªa de consagrarlo como uno de los genios universales. Para algunos, el oscurecimiento de sus m¨¦ritos ten¨ªa mucho que ver con su empe?o por dar con una energ¨ªa libre y de bajo coste. Pasados los a?os, su nombre es utilizado por una de las marcas punteras de desarrollo tecnol¨®gico. El empresario Elon Musk protagoniz¨® uno de esos anuncios p¨²blicos que revolucionan el gallinero medi¨¢tico cuando desvel¨® que las nuevas bater¨ªas Tesla podr¨ªan empezar a acumular energ¨ªa solar de manera mucho m¨¢s efectiva de lo que lo hacen hasta ahora. Inmediatamente, las enso?aciones y los deseos se confundieron con la realidad m¨¢s palpable. Y a¨²n parece lejano el momento de que los hogares puedan ser autosuficientes en su consumo energ¨¦tico, aunque los pasos en esa direcci¨®n merecen la euforia colectiva.
Pero si hay un pa¨ªs para que esta idea cargada de futuro se ha convertido en lejana de verdad es Espa?a. Las regulaciones y nuevos impuestos reformulados en esta legislatura nos han desbaratado toda ilusi¨®n de encabezar la alternativa social, con una energ¨ªa limpia, sostenible y barata. Aparte de los futuros pleitos por la supresi¨®n de las primas a renovables, todo un disparate legislativo, los hogares est¨¢n m¨¢s lejos de poder autoabastecerse e incluso si las bater¨ªas lograran solventar sus carencias, en la tesitura actual, ser¨ªan ilegales e inaplicables en Espa?a. Es un triste cuento que quiz¨¢ obliga a demasiados tecnicismos para ser comprendido del todo, pero la sumisi¨®n energ¨¦tica es una de nuestras lacras nacionales. La ley espa?ola prima la estabilidad del sector sobre las posibilidades de autoconsumo y en la pr¨¢ctica ha pasado a multar a quien aspira a autoabastecerse.
Tiene adem¨¢s la iron¨ªa a?adida de que el sol es bien generoso con nuestro pa¨ªs, pero la destrucci¨®n de las pocas iniciativas de investigaci¨®n y desarrollo nos deja a expensas de los avances que se produzcan en el extranjero. Inventar¨¢n ellos y nosotros seremos espectadores excitados de sus ruedas de prensa de propaganda tecnol¨®gica. Sin plan a la vista, avanzamos por el siglo XXI con tan pocas ambiciones que festejamos en cada telediario la verdad dolorosa de ser un pa¨ªs que ofrece a sus licenciados un puesto precario de camarero. M¨¢s a la sombra que al sol, nuestros sue?os austroh¨²ngaros andan cabizbajos.
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