El asesino silencioso

Las victorias tienen muchos padres pero las derrotas suelen ser hu¨¦rfanas. Eso explica que al historiador Niall Ferguson le haya faltado tiempo para decretar que ¡°Keynes ha perdido las elecciones¡± y para ajustar cuentas con su archienemigo ideol¨®gico, Paul Krugman, el economista estadounidense, Nobel de Econom¨ªa, que tanto y con tanta sa?a fustiga a Merkel, Cameron y cualquier otro defensor de las pol¨ªticas de austeridad. Las buenas cifras de crecimiento y empleo del Reino Unido (la econom¨ªa crece al 2.5% y el paro est¨¢ situado en el 5.5%), junto con los resultados de los conservadores (36.9% del voto), deber¨ªan servir, dice Ferguson, para que Krugman aprendiera, si no econom¨ªa, por lo menos modales.

Sin embargo, para los expertos en campa?as, el responsable de la victoria de Cameron es Lynton Crosby, el australiano que ha hecho la de los conservadores sobre tres pilares. El primero ha sido resaltar los logros econ¨®micos del Gobierno de Cameron. El segundo, destruir la credibilidad del l¨ªder de la oposici¨®n, Ed Miliband, y del partido laborista, dibujados ante los electores como un pu?ado de j¨®venes de extrema izquierda sin experiencia alguna y con un programa econ¨®mico descabellado. El tercer elemento ha consistido en agitar el espantajo nacionalista, difundiendo la idea de que una victoria laborista implicar¨ªa dar las llaves de Westminster a los nacionalistas escoceses. Fr¨ªo y brutal, pero efectivo.

Pero estas estrategias de campa?a ignoran un asesino silencioso, el sistema electoral, que apenas sin que nos demos cuenta ha liquidado pol¨ªticamente a laboristas, eur¨®fobos y liberales. Noten que con un sistema electoral proporcional, los conservadores tendr¨ªan 75 esca?os menos de los 331 obtenidos, quedando lejos de la mayor¨ªa absoluta (326), los liberales estar¨ªan en torno a los 50 (cuando s¨®lo han logrado 8), los nacionalistas escoceses habr¨ªan logrado 25 en lugar de 50, los eur¨®fobos del UKIP habr¨ªan obtenido nada menos que 83 y los Verdes 24, en lugar de uno cada uno. En muchos pa¨ªses del mundo, el que un partido con casi cuatro millones de votos obtuviera s¨®lo un esca?o y otro con 11 millones lograra 330 diputados dar¨ªa lugar a una guerra civil. Pero en el Reino Unido, patria del fair play, las reglas son las reglas, y nadie se echa al monte cuando le perjudican. @jitorreblanca