La culpa es del piloto autom¨¢tico
En seis a?os y 2,7 millones de kil¨®metros recorridos, el coche de Google sin conductor ha registrado 11 incidencias
Por las carreteras de California es una estampa habitual ver circular coches sin conductor y puede que dentro de pocos a?os sea tambi¨¦n frecuente toparse con este tipo de veh¨ªculos en las autov¨ªas espa?olas. Pero hasta entonces, la tecnolog¨ªa tiene todav¨ªa mucho camino que recorrer. Bastante m¨¢s que los 2,7 millones de kil¨®metros que llevan en sus ruedas los coches autoguiados que ha desarrollado Google. En apenas seis a?os, estos artefactos han quemado el asfalto de Mountain View y, seg¨²n los datos del gigante de Internet, su flotilla de autos inteligentes solo se ha visto involucrada en seis accidentes, todos de car¨¢cter leve y sin que en ninguno de ellos se hayan registrado heridos.
?Es aceptable o decepcionante esta tasa de siniestralidad? Si se tratara de conductores humanos, no parece que 11 colisiones para un cuentakil¨®metros tan colosal sea una cifra disparatada. Pero en un veh¨ªculo dise?ado para ser fiable al 100%, la cosa cambia. En su defensa, Google asegura que sus coches han recibido raspones de poca monta en los laterales y peque?os golpes traseros, uno de ellos por culpa de otro veh¨ªculo (conducido por una persona) que se salt¨® un sem¨¢foro. La tecnolog¨ªa no est¨¢ preparada para adivinar el arraigado vicio de los conductores de acelerar cuando del sem¨¢foro cambia a ¨¢mbar.
M¨¢s tarde o m¨¢s temprano, los veh¨ªculos no tripulados est¨¢n llamados a revolucionar el sector de la automoci¨®n. Eso s¨ª, en connivencia con las grandes compa?¨ªas de Silicon Valley. Los coches del futuro llevan anclado al techo una c¨¢mara de v¨ªdeo, sensores tridimensionales y un localizador l¨¢ser para ubicar el resto del tr¨¢fico y ver a los peatones que esperan en el paso de cebra para cruzar. Gracias a este potente software reconocen los carriles, las se?ales de tr¨¢fico y calculan la distancia de seguridad. Pueden detectar una situaci¨®n de peligro y dar una orden inmediata. Por si el GPS falla, todas las unidades llevan un copiloto que puede tomar los mandos en cualquier momento.
Mientras no se popularice el sistema de Jetman, el piloto suizo que sobrevuela grandes urbes con unas alas de fibra de carbono a propulsi¨®n, los coches no tripulados pueden ser una f¨®rmula para mitigar el tr¨¢fico infernal de cualquier metr¨®poli. Son m¨¢s eficientes y contaminan menos. Chocan, sin embargo, con un problema: la legislaci¨®n. El Estado de Nevada, en EE?UU, es uno de los pocos lugares del mundo (quiz¨¢ el ¨²nico) que ha regulado el tr¨¢fico de veh¨ªculos autoconducidos. Por sus v¨ªas pudimos ver circular hace pocos d¨ªas un flamante cami¨®n de 18 ruedas, bautizado Inspiration, mientras el conductor viajaba consultando c¨®modamente el iPad. Pero, ?qu¨¦ ocurrir¨ªa en caso de un accidente grave? Los peritos de las aseguradoras lo tendr¨ªan dif¨ªcil para determinar si la responsabilidad es del piloto autom¨¢tico, del fabricante del veh¨ªculo o del creador del software. Y lo que es m¨¢s desconcertante: ?a qui¨¦n insultar si el coche autoguiado nos obstaculiza una maniobra?
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