Al oso panda se le indigesta el bamb¨²
El panda gigante conserva una flora bacteriana carn¨ªvora a pesar de tener una dieta herb¨ªvora desde hace millones de a?os
Icono de la vida en este planeta, el panda gigante (Ailuropoda melanoleuca) es una de las especies m¨¢s amenazadas. La destrucci¨®n de su h¨¢bitat natural, el avance de la agricultura y la presi¨®n demogr¨¢fica humana han reducido su poblaci¨®n en estado salvaje a menos de 2.000 ejemplares. A estas amenazas se une ahora otra que podr¨ªa ser la semilla de su extinci¨®n: la flora bacteriana de su aparato digestivo es la de un carn¨ªvoro, no la de un animal que solo come bamb¨².
Al oso panda empez¨® a gustarle el bamb¨² hace unos siete millones de a?os. Al final, en torno a 2 o 3 millones de a?os, solo com¨ªa las hojas, tallos y brotes de esta planta. En su adaptaci¨®n a una monodieta, este ¨²rsido desarroll¨® poderosas mand¨ªbulas y dientes adem¨¢s de un sexto dedo con el que agarrar los tallos. Sin embargo, la evoluci¨®n no ha hecho un buen trabajo con el panda. Su aparato digestivo es muy simple. A diferencia de otros herb¨ªvoros, que han desarrollado intestinos muy largos para darle tiempo al organismo a absorber una fibra vegetal que de otra forma ser¨ªa indigerible, el recorrido intestinal de este oso es muy corto.
La evoluci¨®n no ha hecho un buen trabajo con el panda: come 12 kilos diarios de bamb¨² y solo digiere el 17%
El sistema digestivo del panda es tan ineficiente que apenas digiere el 17% del bamb¨² que come. Por eso se pasa casi todo el d¨ªa comiendo hasta unos 12 kilogramos de tallos y hojas. Durante un tiempo se pens¨® que la explicaci¨®n a esta aparente imperfecci¨®n de la naturaleza deb¨ªa estar en sus genes. Tras la masticaci¨®n, la primera parte de la digesti¨®n tiene lugar en el est¨®mago, donde unas enzimas digestivas se encargan de descomponer la comida, habiendo enzimas especializadas para cada tipo de nutriente. Sin embargo, la secuenciaci¨®n de su genoma en 2009 demostr¨® que los pandas no han desarrollado enzimas para vegetales, aunque s¨ª para la carne. Entonces, los ojos de la ciencia se volvieron a la flora bacteriana que, alojada en los intestinos, har¨ªa el trabajo. Pero tampoco.
Investigadores chinos han analizado muestras de las heces de una cincuentena de osos panda buscando bacterias a las que les gustara el verde. Pero lo que han encontrado no augura un gran futuro a este animal ¨²nico. Vieron que la diversidad de su flora bacteriana intestinal es de las menores comparada con otros grandes mam¨ªferos. Comprobaron adem¨¢s que variaba mucho seg¨²n las estaciones. Descontados los lactantes, tanto los ejemplares adultos como los j¨®venes mostraban un perfil bacteriano muy diferente en los meses de la primavera y el verano respecto de los de finales del oto?o. Para los bi¨®logos, que publican sus resultados en la revista mBio, de la Sociedad Estadounidense de Microbiolog¨ªa, esto podr¨ªa estar relacionado con el ritmo de crecimiento del bamb¨² y la mayor o menor abundancia de brotes tiernos, el plato preferido del panda.
Pero el resultado m¨¢s intrigante es que, a pesar de llevar millones de a?os comiendo solo vegetales, las bacterias intestinales del panda son la de un carn¨ªvoro. Entre los herb¨ªvoros predominan colonias de bacterias que saben lidiar con la fibra, como las bacteroidales o las fibrobacterias que, en los rumiantes, degradan la celulosa.
La flora intestinal del panda le agrupa con el oso tibetano o el tigre y le aleja de los rumiantes, caballos o canguros
Sin embargo, en los intestinos del panda lo que m¨¢s hay son microorganismos pertenecientes a los filos Firmicutes y Proteobacteria que, en conjunto representan el 99,38% de las secuencias analizadas. Por debajo del filo, al nivel del g¨¦nero, las familias bacterianas m¨¢s habituales pertenecen a los g¨¦neros Escherichia y Shigella, las dos proteobacterias, con un tercio de las secuencias gen¨¦ticas.?
"Este resultado es inesperado y bastante relevante ya que implica que la flora intestinal del panda gigante parece que no se ha adaptado bien a su monodieta, colocando a los pandas en un dilema evolutivo", dice en una nota el profesor de Biolog¨ªa de la Universidad?Jiao Tong de?Shangh¨¢i (China) y coautor del estudio Xiaoyan Pang.
Los investigadores compararon entonces sus resultados con una muestra de la flora intestinal de otras 57 especies entre las que hab¨ªa algunos cercanos, como el oso tibetano o el panda rojo, carn¨ªvoros como el tigre o herb¨ªvoros de todo tipo, desde caballos hasta conejos, pasando por canguros. Adem¨¢s de su menor diversidad bacteriana, vieron que la flora del panda encajaba mejor con la de los osos (omn¨ªvoros) y animales carn¨ªvoros que con la de los herb¨ªvoros.
En las conclusiones del estudio, los bi¨®logos reconocen que el enigma del panda sigue sin resolverse pero que habr¨¢ que hacerlo si se quiere asegurar su futuro. Como dice el director del Centro para la Investigaci¨®n y la Reproducci¨®n del Panda Gigante de Chengd¨², Zhihe Zhang, "a diferencia de otros animales herb¨ªvoros, que han evolucionado con ¨¦xito hacia sistemas digestivos anat¨®micamente especializados para descomponer de forma eficiente la fibra vegetal, el panda gigante a¨²n conserva un tracto gastrointestinal t¨ªpico de los carn¨ªvoros. Tampoco cuenta con genes para enzimas digestivas de vegetales en su genoma. Este escenario combinado puede haber aumentado su riesgo de extinci¨®n". Y, en su caso, tampoco las bacterias est¨¢n echando una mano.???????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????
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