Chengd¨², planeta panda
Los osos pandas despiertan una enorme fascinaci¨®n. En Youtube, sus v¨ªdeos reciben millones de visitas. Y en Chengd¨² (China), en el parque donde se cr¨ªa el gran oso-gato (su nombre en chino), verlos en grupo hace que todos se emocionen
Son las nueve de la ma?ana. Los ni?os contienen la respiraci¨®n. Uno, dos, tres¡, hasta ocho ejemplares salen de sus escondites dispuestos a desayunar. ?Subid¨®n panda! Los peque?os miran emocionados, se?alan con el dedo, lanzan gritos de sorpresa y se hacen fotos sin parar a escasos tres metros de los ositos. Los cuidadores les van lanzando ca?as de bamb¨², cuyas hojas devoran con glotoner¨ªa. Cualquier gesto suyo despierta las risas entre el p¨²blico, la mayor¨ªa ni?os chinos con sus padres, pero tambi¨¦n alguna familia extranjera. El espect¨¢culo no decepciona tampoco a los adultos. Se ha producido la magia del encuentro. No ha sido dif¨ªcil. Estos mam¨ªferos de expresi¨®n simp¨¢tica, cara blanca y orejas, ojos y nariz negros, son posiblemente los m¨¢s emp¨¢ticos del reino animal. Peluches vivientes, achuchables, bonachones, peludos. Algunos juegan con la comida, otros prefieren comer tumbados. Media hora se pasa en un minuto.
Tras el desayuno, los pandas retoman su pasatiempo favorito ¨Cdormir¨C y ya es m¨¢s dif¨ªcil verlos. Pueden estar subidos a un ¨¢rbol u ocultos tras los matorrales. El Centro para la Investigaci¨®n y la Reproducci¨®n del Panda Gigante, situado a unos diez kil¨®metros del centro urbano de Chengd¨² ¨Cno llega a media hora en coche¨C, es un aut¨¦ntico santuario para los pandalievers (los que creen en los pandas). La entrada a este recinto de 200 hect¨¢reas se anuncia con una rotonda adornada por una estatua de un oso y su cr¨ªa, y la puerta tambi¨¦n sugiere la forma del animal.
Los osos se reparten en varios espacios; en algunos hay uno solo, mientras que en otros conviven hasta ocho. Los corredores que separan los distintos compartimentos de este parque de conservaci¨®n est¨¢n cubiertos por bamb¨², la planta que, adem¨¢s de servirles de alimento, es su h¨¢bitat natural en la provincia china de Sichu¨¢n, de la que es capital Chengd¨².
La fascinaci¨®n que despierta este animal de anteojos queda clara al buscar ¡°cute pandas¡± [pandas mon¨ªsimos] en YouTube: tan solo tres v¨ªdeos con esta etiqueta suman 30 millones de visitas. En uno de ellos (Cute pandas playing on the slide), varios ositos se deslizan por un tobog¨¢n y se chocan unos con otros.
Gu¨ªa
Informaci¨®n
- British Airways (www.britishairways.com), Air China (www.airchina.es ) y Etihad (www.etihad.com) vuelan a Chengd¨² desde Madrid con una escala y a partir de unos 500 euros la ida y vuelta.
- Centro para la investigaci¨®n y la reproducci¨®n del panda gigante (www.panda.org.cn). Entrada, unos 9 euros. Visitas guiadas a partir de 15 euros. Abre de 7.30 a 18.00.
- Gobierno de Chengd¨² (www.chengdu.gov.cn)
- Web especializada en pandas: www.giantpandazoo.com
- Datos sobre los pandas en WWF
Los amantes de este ic¨®nico gran oso-gato ¨Cseg¨²n el significado de su nombre en chino¨C encuentran su El Dorado en Chengd¨², cuyo centro de conservaci¨®n acoge unos ochenta ejemplares. Y es el ¨²nico lugar del mundo donde es posible abrazarlos. Literalmente. ¡°Ojal¨¢ pudiera llev¨¢rmelo a casa¡±, dice una ni?a que acaba de vivir la experiencia. Para ello, eso s¨ª, sus padres han pagado entre 1.000 y 1.200 yuanes (unos 150-170 euros) por acunar dos minutos a un peque?o panda de menos de un a?o y sacarse la correspondiente foto con la que fardar ante los amigos. Los visitantes hacen cola para poder vivir esta experiencia, ataviados con trajes verdes y guantes. Normalmente hay que pagar en d¨®lares y en el centro aseguran que el dinero se destina a la conservaci¨®n de la especie.
Seg¨²n datos del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, en sus siglas en ingl¨¦s), en la actualidad quedan 1.864 ejemplares en el mundo, de los que el 80% vive en la parte norte y noroeste de Sichu¨¢n, en regiones monta?osas envueltas por la niebla, entre piedras, ¨¢rboles y el bamb¨², la planta de tallo le?oso y hojas tiernas.
Es un animal solitario, buen trepador y dif¨ªcil de ver en libertad. Y muy asustadizo. El pasado diciembre, una cr¨ªa pas¨® 24 horas encaramada a un ¨¢rbol, sin querer bajarse, tras asustarse al tocar la verja electrificada de su jaula en el zoo de Washington. Los adultos pueden pesar entre 100 y 150 kilos y medir un metro y medio. En libertad suelen vivir entre 14 y 20 a?os, mientras que en cautividad a veces alcanzan la treintena. Su car¨¢cter es tranquilo y relajado, aunque puede llegar a atacar con la fuerza de sus 150 kilos si se ve acorralado por un depredador; por ejemplo, chacales o leopardos.
Los pandas se alimentan hasta 14 horas al d¨ªa e ingieren hasta 30 kilos diarios de bamb¨². El deterioro de su h¨¢bitat hizo que unos 250 pandas murieran de hambre durante las d¨¦cadas de los setenta y ochenta. El centro de Chengd¨² se fund¨® en 1987 tras el rescate de seis osos que se encontraban enfermos o faltos de alimento. A partir de aquellos precursores, los bi¨®logos han conseguido que estos t¨ªmidos animales se reproduzcan hasta alcanzar los 130. Desde hace 25 a?os no se capturan ejemplares salvajes.
La guarder¨ªa es el espacio de la reserva de Chengd¨² que inevitablemente convierte a todo el mundo en un cursi. All¨ª es donde se ven cr¨ªas diminutas en las incubadoras. Si el panda es achuchable, los beb¨¦s lo son a¨²n m¨¢s. Al nacer pesan entre 90 y 130 gramos, lo que supone 900 veces menos de lo que llegar¨¢n a pesar en la edad adulta. Es el mam¨ªfero cuya cr¨ªa es m¨¢s peque?a en relaci¨®n con su madre, que suele dar a luz solo a un descendiente a la vez. As¨ª que los turistas se acercan a los cristales que los separan de las incubadoras. El cristal impide las caricias, pero no los suspiros de amor.
La literatura china tiene referencias a los pandas desde hace 3.000 a?os, pero el arte chino tradicional raramente lo representaba, seg¨²n cuenta Elizabeth Becker en un cap¨ªtulo de su libro Overbooked: The ?Exploding Business of Travel and Tourism (Exceso de reservas: el fulgurante negocio de los viajes y el turismo). En Occidente no se conocieron hasta 1869, cuando un misionero franc¨¦s, Jean Pierre Armand David, llev¨® a Par¨ªs la piel de uno de ellos y explic¨® que hab¨ªa encontrado una nueva especie de oso. Desde ese momento, la fascinaci¨®n por este animal prendi¨® en el extranjero. M¨¢s que en su propio pa¨ªs, donde la cultura china lo hab¨ªa ignorado.
La situaci¨®n cambi¨® con la llegada del comunismo, en 1949. Reflejo de la admiraci¨®n que despertaba fuera de China, el panda se convirti¨® en tesoro nacional y, m¨¢s adelante, en un arma diplom¨¢tica. En 1972, China regal¨® dos pandas al presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, en su hist¨®rica visita para restablecer las relaciones entre ambos pa¨ªses. Los pandas acabaron en el zoo de Washington, fueron bautizados como Ling-Ling (1969-1992) y Hsing-Hsing (1970-1999) y se convirtieron desde el primer d¨ªa en un fen¨®meno tur¨ªstico de primer orden. Desde entonces, la llamada diplomacia del panda hizo de estos animales los m¨¢s cotizados en zool¨®gicos del mundo. Hoy hay 49 pandas distribuidos de M¨¦xico a Tailandia, seg¨²n la p¨¢gina especializada giantpandazoo.com. El creador de la p¨¢gina, Jeroen Jacobs, se qued¨® tan prendado de la especie cuando dos ejemplares, Wan Wan y Xi Xi, visitaron Amberes en el verano de 1987, que se dedica a recorrer todos los lugares del mundo donde hay pandas.
En 1978, Pek¨ªn regal¨® una pareja de osos a los Reyes de Espa?a, que los donaron al zool¨®gico de Madrid. De esos ejemplares naci¨® Chul¨ªn, el primer oso panda engendrado fuera de China ¨Cen 1982¨C y un aut¨¦ntico acontecimiento mundial. Para elegir ese nombre, el zool¨®gico madrile?o recibi¨® miles de cartas de ni?os de todo el pa¨ªs en las que hac¨ªan sugerencias para denominar al osito m¨¢s famoso. Cada vez que nace un panda en cualquier zoo del mundo ¨Ccomo ocurri¨® en 2013 en Washington y Madrid¨C se organizan concursos para escoger los nombres con la participaci¨®n de miles de personas y una gran repercusi¨®n en redes sociales.
Espa?a es una referencia: Madrid fue el primer centro no chino en sacar adelante dos cr¨ªas gemelas, que se enviaron luego a Chengd¨². Y en 2013 naci¨® Xing Bao, cuarto osito engendrado en la capital espa?ola. ¡°Est¨¢ comprobado que los pandas consiguen que aumente significativamente el p¨²blico¡±, explica una portavoz del zoo de Madrid.
Los ni?os chinos aprenden desde peque?os en la escuela que el panda es un tesoro, ya que solo habita en China, y est¨¢ en peligro de extinci¨®n. Su cara redondeada aparece por toda la ciudad de Chengd¨², en estatuas, carteles y tiendas de recuerdos. El turista puede comprar peluches de todas las medidas e incluso a tama?o natural. Hoteles, restaurantes y establecimientos utilizan su nombre, como el albergue Mr. Panda Hostel o el hotel Crowne Panda. Hasta una marca de cigarrillos lleva su imagen en la cajetilla. Quienes se desplacen a esta ciudad desde Londres con British Airways pueden incluso volar en un avi¨®n cuyo morro, blanco y negro, imita la cabeza de un panda.
El complejo fue visitado el a?o pasado por la primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama, junto con su madre, Marian Lois Robinson, y sus hijas, Malia y Sasha, que dieron de comer a varios ejemplares con un largo palo. En el recinto es posible descubrir adem¨¢s al panda rojo, el hermano menor y desconocido del protagonista. Se trata de un animal peque?o, de entre 50 y 64 cent¨ªmetros de longitud y similar al zorro, que tambi¨¦n se encuentra en peligro de extinci¨®n. Seg¨²n los cient¨ªficos, tanto el panda gigante como el panda rojo ¨Cque pesa entre tres y seis kilos¨C tienen un ancestro com¨²n, aunque pertenezcan a familias diferentes. Una exposici¨®n en el centro recoge la controversia cient¨ªfica sobre a qu¨¦ familia pertenecen los pandas: a los osos, a los mapaches o a una familia independiente. En un cine anexo se exhibe un documental sobre la vida y cuidados de estos mam¨ªferos.
Componentes del iPhone
Chengd¨², una ciudad que pocos extranjeros sabr¨ªan situar en el mapa, es una urbe de 14 millones de habitantes, moderna, din¨¢mica y con un perfil arquitect¨®nico con los t¨ªpicos rascacielos acristalados tan comunes en las ciudades chinas. Sus industrias est¨¢n a pleno rendimiento ¨Caqu¨ª se fabrican casi dos tercios de los iphones del mundo¨C y en sus afueras se percibe un ritmo fren¨¦tico en la construcci¨®n de edificios residenciales. Su aeropuerto internacional conecta con ciudades de todo el mundo, de Par¨ªs a San Francisco y de Doha a Mosc¨². Una buena muestra es el centro urbano, la plaza de Tianfu: un espacio enorme donde una gigantesca estatua de Mao se ve rodeada por grandes torres de oficinas, iluminadas por letreros y anuncios publicitarios con luces de ne¨®n parpadeantes.
Un refr¨¢n avisa: ¡°China es el pa¨ªs de la comida, pero Sichu¨¢n es el pa¨ªs del sabor¡±. La exquisita comida picante es un plus del viaje. No hay que dejar pasar la oportunidad de probar el t¨ªpico hot pot, una olla con agua hirviendo en la que se introducen todo tipo de alimentos. Tambi¨¦n son platos tradicionales la cabeza de conejo, una pasta hecha con intestinos y distintas variedades de carnes y verduras picantes. Sorprendente es el plato de tortuga que puede probarse en el restaurante Zi Fi de Chengd¨², uno de los m¨¢s frecuentados por extranjeros y hombres de negocios.
Un rinc¨®n para relajarse en la ciudad es el monasterio de Wenshu, que consta de varios edificios en los que se albergan 300 estatuas de Buda. Y merece la pena ver otro Buda, pero gigante (est¨¢ considerado como el mayor del mundo), en la vecina ciudad de Leshan, a 130 kil¨®metros de Chengd¨². Una estatua de 70 metros de alto y 28 de ancho excavada en la roca que mira hacia el r¨ªo. Contemplar esta majestuosa obra del siglo VII compensa las dos horas en autob¨²s.
De vuelta a Chengd¨², y si todav¨ªa quedan m¨¢s ganas de pandas, es posible visitar las reservas de Wolong (140 kil¨®metros al norte) y Huanglong (150 kil¨®metros) para internarse en su medio natural y hacer senderismo por los bosques. Con mucha fortuna se puede ver alguno en su propio h¨¢bitat. As¨ª que, ?suerte!
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