Tres lugares que ver antes de hacerte viejo
¡°Deja tu casa. Ve solo. Viaja ligero. Lleva un mapa. Ve por tierra. Cruza a pie la frontera. Escribe un diario. Lee una novela sin relaci¨®n con el lugar en el que est¨¦s. Evita usar el m¨®vil. Haz alg¨²n amigo". Paul Theroux
En las selvas de El Dorado
En 1542, Francisco de Orellana emprendi¨® un viaje desde la cabecera del r¨ªo Napo, en Ecuador y afluente del Amazonas, en busca de El Dorado. No encontr¨® la fabulosa ciudad de calles pavimentadas con lingotes de oro, pero en cambio descubri¨® un r¨ªo inmenso que navegar¨ªa hasta su desembocadura en el Atl¨¢ntico, y una selva sofocante habitada por mujeres guerreras: las amazonas. En el lugar donde embarcaron Orellana y sus compa?eros se halla hoy la poblaci¨®n ecuatoriana de Coca, puerto fluvial desde el que se organizan salidas de varios d¨ªas por el Napo y sus afluentes: el Cononaco, el Shiripuno y el Tig¨¹ino. Las rutas se adentran por una de las zonas m¨¢s salvajes de la cuenca superior del Amazonas, y casi siempre requieren vivaquear en las m¨¢rgenes de la selva, lo que garantiza una estrecha relaci¨®n con la fauna local y la posibilidad de contactar con alguna de las comunidades de indios huaoranis.
Bautismo de soledad
"Aqu¨ª, en este paisaje completamente mineral, iluminado tanto por las estrellas como por las hogueras, incluso la memoria desaparece; no quedan nada m¨¢s que la respiraci¨®n y los latidos del coraz¨®n (...). Nadie, despu¨¦s de alg¨²n tiempo en el S¨¢hara, es el mismo". La sensaci¨®n que produce el encuentro con el vac¨ªo y el silencio del desierto africano que describe Paul Bowles en su cuento Bautismo de soledad se extiende casi ininterrumpidamente desde las dunas de Erg Chebbi, una ola de arena de 15 kil¨®metros de largo por 150 metros de altura cerca de Merzouga, al sur de Marruecos, hasta las monta?as del Sina¨ª, en Egipto.
Un r¨ªo entre dos mundos
Mark Twain escribi¨® que Benar¨¦s era "m¨¢s antigua que la historia, m¨¢s antigua que la tradici¨®n, m¨¢s antigua a¨²n que la leyenda, y parece el doble de antigua que todas ellas juntas". Kashi, su nombre cl¨¢sico (tambi¨¦n se la conoce como Varanasi y como Anandvana, el bosque de la alegr¨ªa) significa ciudad de la luz, una luz m¨¢gica en las ma?anas del Ganges, alegre en sus crep¨²sculos poblados de cometas, misteriosa en el resplandor de las piras nocturnas. La luz que Jean Renoir supo captar como met¨¢fora de la vida en la maravillosa pel¨ªcula El r¨ªo. La naturaleza y los ritos t¨¢ntricos acompa?an al Ganges a lo largo de 2.414 kil¨®metros, desde su nacimiento en el Himalaya hasta su desembocadura en la bah¨ªa de Bengala. En la austera Haridwar, cada tarde se celebra el Ganga Aarti, la ofrenda de luz al r¨ªo que aqu¨ª fluye r¨¢pido como un torrente, y en Allahabad, a 150 kil¨®metros de Varanasi, su curso se cruza con otros dos r¨ªos sagrados de la India, el Yamuna y el Sarasvati, el r¨ªo de la iluminaci¨®n, en un encuentro que atrae cada a?o a millones de peregrinos.
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