La humanidad de Eve Arnold
La Fundaci¨®n Magnum publica una biograf¨ªa ilustrada de la pionera fot¨®grafa estadounidense
Sus colegas de la Agencia Magnum recordaban que cuando conocieron a Eve Arnold (Filadelfia, 1912-Londres, 2012) esta era, fundamentalmente, una ama de casa suburbana. Hab¨ªa so?ado con ser m¨¦dico, escritora, bailarina. Pero, hija de inmigrantes rusos, hab¨ªa estudiado secretariado y trabajado como contable en una inmobiliaria. Hasta que a los 31 a?os abandon¨® su Filadelfia natal para instalarse en Nueva York. En esa ¨¦poca, depositar en esa ciudad las esperanzas de un cambio de vida a¨²n no se hab¨ªa convertido en un clich¨¦.
Reci¨¦n llegada, vio un anuncio en The New York Times en el que buscaban un ¡°fot¨®grafo amateur¡± para una f¨¢brica de pel¨ªcula fotogr¨¢fica. Ella esperaba una entrada menos fordista en la disciplina y tuvieron que convencerla para que aceptase el puesto, pero result¨® ser una excelente encargada de planta. En su tiempo libre, retrataba las calles de Nueva York con una c¨¢mara Rolleicord que le hab¨ªa regalado un antiguo novio.
El rastro de esos a?os es difuso. En cambio, el del medio siglo dedicado a la fotograf¨ªa es exhaustivo. Arnold conserv¨® cartas, tarjetas, recortes, listas, entrevistas. Todo, aseguraba la periodista Janine di Giovanni en la presentaci¨®n de Eve Arnold, volumen inaugural de Magnum Legacy, una serie de biograf¨ªas ilustradas impulsado por la fundaci¨®n hom¨®nima. Para su presidenta, Susan Meiselas, ¡°ning¨²n fot¨®grafo representa mejor que Eve el v¨ªnculo entre la generaci¨®n fundacional de Magnum y el presente¡±.
A los 39 a?os, cuando Eve Arnold se present¨® con su porfolio en la sede neoyorquina de la legendaria cooperativa de fot¨®grafos, Robert Capa ya llevaba tiempo rumiando que era necesaria una renovaci¨®n: hac¨ªan falta nuevos profesionales que redefinieran la imagen de la agencia y documentasen la generaci¨®n de la posguerra. Y quer¨ªa mujeres. Arnold e Inge Morath fueron las pioneras.
Como la propia Arnold explic¨® en su primer libro, Eve Arnold. The Unretouched Woman (1976), ¡°en mi trabajo hay temas recurrentes. Fui pobre y quise documentar la pobreza; perd¨ª un ni?o y me obsesion¨¦ con el nacimiento; me interesaba la pol¨ªtica y quise saber c¨®mo afectaba a nuestras vidas; soy una mujer y quise saber m¨¢s sobre las mujeres¡±. En los a?os cincuenta y sesenta, Arnold viaj¨® a Hait¨ª, a Cuba, a Rusia, a Puerto Rico. Di Giovanni, veterana corresponsal de guerra, siempre vio en ella a una hero¨ªna, a un referente. ¡°Demostr¨® una tenacidad y una valent¨ªa absolutas en una ¨¦poca en la que las mujeres simplemente no hac¨ªan ese tipo de cosas¡±.
Son ic¨®nicos sus retratos a celebridades como Marilyn Monroe, Josephine Baker, Joan Crawford o Marlene Dietrich. En 1952, Arnold recibi¨® el primer encargo de Magnum: fotografiar a la actriz alemana. Cuando vio el resultado de la sesi¨®n, Capa defini¨® con admiraci¨®n el ¨¢mbito en el que, en su opini¨®n, se mov¨ªa el trabajo de Arnold: ¡°Metaf¨®ricamente hablando, su obra cae entre las piernas de Marlene Dietrich y las amargas existencias de los temporeros¡±.
El cr¨ªtico y comisario Alberto Mart¨ªn abunda en esta idea: ¡°No debe ser f¨¢cil transitar con equilibrio entre el alto estatus de la fama y la vida a ras de suelo como lo hizo Eve Arnold. Esta condici¨®n se confirma cada vez que uno observa su obra, la diversidad de temas y sujetos que abord¨® a lo largo de su trayectoria. Su versatilidad ¡ªtrabaj¨® desde la moda al reportaje o el retrato¡ª, probablemente encuentre anclaje en ese concepto tan et¨¦reo y quiz¨¢s manido, pero concluyente, que es la humanidad. Rebajar el icono, limar el glamour, hasta convertirlo en algo humano y accesible, sigue siendo un reto complejo¡±.
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