Cambio profundo

Las elecciones auton¨®micas y municipales corroboran el comienzo de un vuelco pol¨ªtico en Espa?a, caracterizado por la quiebra de la hegemon¨ªa del PP, que pierde el mayor poder institucional obtenido jam¨¢s por un partido en democracia. Aunque haya sido la fuerza m¨¢s votada en las elecciones municipales ¡ªcon escasa diferencia sobre el PSOE¡ª, quedarse, previsiblemente, sin gran parte de poder territorial socava sus bases pol¨ªticas. Las posibilidades de los populares de sostenerse en los gobiernos de ciudades que controlaba y en la mayor¨ªa de las comunidades aut¨®nomas ya no dependen tanto de s¨ª mismos como de la capacidad de pacto que demuestren las fuerzas de izquierda.

El voto conservador sigue siendo el m¨¢s fuerte en las autonom¨ªas, como reflejo de una inercia que no han roto las nuevas formaciones, Podemos y Ciudadanos. Pero el desplome en votos del Partido Popular, aunque no sea irrecuperable de cara a las pr¨®ximas elecciones generales, es s¨ªntoma del cambio profundo que se est¨¢ produciendo en este pa¨ªs y que el partido del Gobierno no ha sido capaz de detectar. Mientras, el PSOE, que cuenta con m¨¢s opciones de obtener poder territorial ¡ªen la medida en que pacte con otras formaciones¡ª consigue unos resultados que se pueden juzgar como satisfactorios, aunque le obligan a seguir trabajando en la v¨ªa de la renovaci¨®n, sin dar por descontada su posici¨®n como alternativa al PP en las legislativas de noviembre.

Desde ese punto de vista, es complicado que el bipartidismo siga siendo el eje que estructura la vida pol¨ªtica espa?ola, dado que Podemos y Ciudadanos emergen con m¨¢s fuerza de la mostrada hasta ahora por Izquierda Unida y UPyD, las fuerzas pol¨ªticas a las que sustituyen en el sistema de partidos. Ser¨ªa enga?oso interpretar lo sucedido como la revoluci¨®n que algunos anunciaban, pero ser¨ªa igualmente un error restar trascendencia al fuerte mensaje de cambio que estos resultados suponen. Ciudadanos ocupa el espacio de tercera fuerza municipal y jugar¨¢ un papel importante en el escenario pol¨ªtico a partir de ahora, como, sin duda, lo har¨¢ la marca Podemos.

Para acabar de definir el cambio en marcha hay que esperar al proceso que se desarrollar¨¢ en las pr¨®ximas semanas, decisivo para determinar las cuotas de poder territorial de cada fuerza. Los datos del escrutinio celebrado ayer corroboran la necesidad de negociaciones. Una de ellas destaca sobre todas las posibles: la expectativa de una relaci¨®n entre el PSOE y Podemos. No les conviene aparecer demasiado unidos en el proceso de constituci¨®n de gobiernos auton¨®micos y municipales, pero tampoco ser¨ªa f¨¢cil comprender que se multiplicaran los bloqueos al estilo del ya vivido en Andaluc¨ªa.

Las nuevas izquierdas abren una gran brecha en las dos ciudades m¨¢s emblem¨¢ticas, Madrid y Barcelona

Las nuevas opciones de izquierda abren una gran brecha en las dos ciudades m¨¢s emblem¨¢ticas, Madrid y Barcelona, acabando as¨ª con las hegemon¨ªas respectivas del PP y de los nacionalistas catalanes en beneficio de las listas encabezadas por Manuela Carmena y Ada Colau, cuyas personalidades respectivas han desbordado la de las marcas electorales con las que se presentaban. El empuje de la izquierda se traduce en Valencia en los resultados de Comprom¨ªs, Ciudadanos y Podemos, que pone a su alcance desalojar al PP del poder ejercido con mayor¨ªas aplastantes durante decenios. Y aunque sea de otra naturaleza, el sorpasso del PNV a Bildu en San Sebasti¨¢n constituye otro dato significativo de la jornada electoral.

En Catalu?a, la p¨¦rdida de la alcald¨ªa de Barcelona por Converg¨¨ncia i Uni¨® cede la primogenitura a la activista Ada Colau, cabeza de una coalici¨®n de grupos de movimientos sociales e izquierdas radicales. Se trata de una cat¨¢strofe triple para el soberanismo (m¨¢s moderado): por un lado se queda sin una herramienta que consideraba b¨¢sica para las elecciones auton¨®mico/plebiscitarias de septiembre. Por otro, empa?a notablemente la victoria obtenida por CiU en el conjunto de Catalu?a, al tratarse de la capital. Y adem¨¢s, acarrea el augurio de que la din¨¢mica izquierda-derecha empieza a sustituir con ¨¦xito el monotem¨¢tico pulso entre unionismo e independentismo.

Aunque en t¨¦rminos globales el soberanismo avanza levemente, cada uno de sus componentes ofrece un flanco perdedor. La federaci¨®n de Artur Mas (de la que anoche se desentendi¨® su socio Duran Lleida), aunque llega en cabeza, se ve erosionada en 5,6 puntos sobre 2011. Y Esquerra queda solo en tercera posici¨®n ¡ªdespu¨¦s del correcto segundo puesto del PSC, por otra parte el gran derrotado en la ciudad de Barcelona¡ª, tras haber sido la primera fuerza en las europeas de 2014. El buen resultado soberanista se debe en buena medida al desempe?o de la muy radical CUP, de forma que el bloque se fragmenta y radicaliza. Aunque no desaparece, contra lo que algunos preve¨ªan.

En definitiva, se abre un tiempo en el que ser¨¢ preciso tener en cuenta muchas opiniones y escuchar a m¨¢s sectores, gestionado por gobiernos en minor¨ªa o a trav¨¦s de pactos; una conclusi¨®n significativa del se¨ªsmo pol¨ªtico que comenz¨® a manifestarse en las europeas de 2014.