¡®Tutto¡¯ Berlusconi en Instagram
El l¨ªder italiano abri¨® hace unos d¨ªas una cuenta en la red social y ya ha colgado decenas de fotograf¨ªas en un postrero intento de blanquear su imagen p¨²blica
La noche del 16 de noviembre de 2011, varios centenares de personas felices se reunieron en la puerta del palacio Grazioli, residencia romana de Silvio Berlusconi, para festejar la ca¨ªda en desgracia del pol¨ªtico y magnate. Estaban convencidos de que la maniobra de ingenier¨ªa pol¨ªtica que permiti¨® al entonces presidente de la Rep¨²blica, Giorgio Napolitano, colocar al frente del Gobierno italiano al profesor Mario Monti significar¨ªa su desaparici¨®n de la vida p¨²blica despu¨¦s de dos d¨¦cadas de omnipresencia. Qu¨¦ incautos.
Desde entonces hasta ahora, Berlusconi no ha dejado de malmeter, pese a que los jueces y las urnas le han venido regalando un disgusto tras otro, incluida su expulsi¨®n del Senado tras una condena firme por fraude fiscal. Inasequible al desaliento y sin un heredero pol¨ªtico capaz de llegarle al alza de sus zapatos, el l¨ªder de Forza Italia est¨¢ convencido de que el futuro inmediato de su partido ¨Cy por ende de sus empresas¡ª depende directamente de su exposici¨®n medi¨¢tica. Y de ah¨ª que, a las puertas de las elecciones regionales que se celebrar¨¢n el pr¨®ximo domingo en Italia, haya decidido volver a estar presente hasta en la sopa. O sea, hasta en Instagram.
El viejo l¨ªder, al que sus colaboradores ya paseaban de vez en cuando por Twitter y Facebook, abri¨® hace unos d¨ªas una cuenta en Instagram y ya ha colgado decenas de fotograf¨ªas ¨Cy alg¨²n que otro simp¨¢tico v¨ªdeo de perritos corriendo por su jard¨ªn¡ª en un postrero intento de blanquear su imagen p¨²blica. A sus 78 a?os y despu¨¦s de una vida expuesta al desenfreno, el rey de las fiestas subidas de tono ¡ª lleg¨® a tener a sueldo a 130 muchachas para que en su imperio nunca se pusiera el sol¡ª quiere aparecer ahora como un discreto hombre de Estado. Seg¨²n las fotograf¨ªas que ya ha subido a la red, cuando no est¨¢ trabajando ¨Cen su despacho, en los m¨ªtines, en reuniones al m¨¢s alto nivel¡ª, Berlusconi se recoge en casa para descansar pl¨¢cidamente junto a su novia, Francesca Pascale, solo medio siglo m¨¢s joven que ¨¦l, y su tambi¨¦n famoso perrito Dud¨´.
As¨ª se dej¨® fotografiar el pasado s¨¢bado, sentado frente al televisor, viendo la final de Eurovision, con el telemando y el tel¨¦fono al alcance de la mano, apoyado en una mesa en la que quedaban un par de copas medio vac¨ªas y un centro de flores con los colores patrios. El nuevo Silvio Berlusconi ya no quiere dar envidia al m¨¢s rijoso de sus conciudadanos, sino aparentar sosiego, experiencia, responsabilidad¡ Un ¨²ltimo disfraz para intentar engatusar al espejo.
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