Otro tiro en el pie

Nuestro cotidiano individualismo recibe una descarga cuando el Estado requiere que cumplas con los impuestos. La inquietud se agrava cuando sospechas que algo no funciona bien en tu agencia tributaria. Hasta ahora, todas las reservas iban dirigidas contra una utilizaci¨®n partidista por parte de su titular, el ministro de Hacienda. Hemos asistido a episodios grotescos, donde, sin ninguna acreditaci¨®n, se ha sembrado la duda sobre sectores profesionales. Tambi¨¦n en casos elegidos como la evasi¨®n fiscal de los Pujol o las asesor¨ªas de Monedero, los ciudadanos han percibido un uso de informaci¨®n privilegiada para comparecencias institucionales de car¨¢cter electoralista. Al saltar a la plana de los peri¨®dicos la declaraci¨®n de renta de Esperanza Aguirre, ha sido incluso esta destacada dirigente del partido en el Gobierno la que ha culpado a la instituci¨®n de Hacienda de la filtraci¨®n interesada.

El desmadre, de contagiarse a otros ministerios, desvelar¨¢ el historial m¨¦dico de los candidatos y los votaremos en funci¨®n de si padecieron rinitis o colon irritable o caries. Ser¨ªa bueno no quedarse en la an¨¦cdota, porque al fin y al cabo las declaraciones de Hacienda no pasan solo por manos de los funcionarios tributarios, sino tambi¨¦n de personal bancario que gestiona hipotecas, vendedores a plazos y otros desconfiados prestamistas. As¨ª que la filtraci¨®n puede venir de gargantas m¨¢s cercanas. Lo esencial es no da?ar el prestigio de la oficina tributaria, su rigor, su discreci¨®n, su eficacia y su limpieza frente al partidismo. Ese es el reto.

En la socialdemocracia sueca, hubo un personaje capital, que fue el ministro de Finanzas Gunnar Strang. Hab¨ªa empezado de agricultor sindicalista y, tras alcanzar el ministerio de ese ramo, gui¨® la Hacienda de su pa¨ªs entre 1955 y 1976. Sostuvo conflictos sonados con contribuyentes relevantes, pero fue respetado y admirado, los suecos confiaban en su mano dura, pero tambi¨¦n en su prudencia y rectitud. Seg¨²n recuerda el escritor Per Olov Enquist en sus estupendas memorias, en las competiciones de M¨²nich de 1972 le preguntaron al medallista sueco en tiro de pistola Ragnar Skanker por las razones de su triunfo, y declar¨®: ¡°Cualquiera que haya aprendido a sobrellevar el sistema fiscal sueco bajo el ministro Strang no tiene problema alguno para controlar los nervios en unos Juegos Ol¨ªmpicos¡±. Es esa precisi¨®n, esa seriedad, ese compromiso colectivo, ese tino y ese criterio transparente lo que exige una sociedad a quien manda en su brazo recaudatorio.