El d¨ªa de los interventores
Todos los partidos han mostrado sus puntos d¨¦biles. El peso de las personas elegidas para encabezar la lista ha tenido una importancia capital
El resultado electoral de las pasadas elecciones auton¨®micas y locales indica el camino de la normalidad. Habr¨ªa que preguntarse por qu¨¦ perdimos la normalidad hace tanto tiempo y eso nos parec¨ªa normal. Todos los partidos han mostrado sus puntos d¨¦biles. En todas las candidaturas es evidente que el peso de las personas elegidas para encabezar la lista ha tenido una importancia capital. No suprimir a algunos a tiempo, no dar un paso atr¨¢s cuando es evidente que careces del momento adecuado para irradiar y reconocer la limitaciones de tu marca y as¨ª dar cabida a gente que la prestigia en lugar de profesionales de la ocupaci¨®n de cargo, son algunas conclusiones laterales del proceso vivido. Que los mejores candidatos presuman de actividad social, movimiento ciudadano o curr¨ªculum personal ejemplifica que la democracia necesita ese grado de implicaci¨®n civil.
Habr¨¢ que estar prevenidos ante un periodismo de desgaste, que obviamente tiene m¨¢s f¨¢cil derribar a los que llegan al poder sin la protecci¨®n profesional que a los que se acorazan detr¨¢s de un aparato marcial. Son unas elecciones donde no ha ganado casi nadie por las siglas que le amparan. Algunos que se ausentaron moment¨¢neamente con rara dignidad podr¨¢n regresar con m¨¢s fuerza. Se ha confirmado ese sabio dicho que recuerda que las elecciones se pierden, no se ganan. Las abstenciones y los votos que quedan sin representaci¨®n son demasiado numerosos como para festejar a ciegas. La corrupci¨®n ha sido el gran asunto de estas elecciones, pero el sistema tiene que protegerse de los corruptos sin que la votaci¨®n signifique su cese o apoyo puntual y sin que tenga que abrazar el budismo alg¨²n implicado.
En el d¨ªa de las elecciones, los interventores de los partidos sorprenden a los votantes. Les gu¨ªan, les echan una mano, les se?alan su mesa. A un amigo m¨ªo hasta le ofrecieron una silla para sentarse porque lo vieron cansado en la cola ante la urna. Interventor procede del acto de intervenir y ah¨ª los partidos tienen materia para la reflexi¨®n.
Necesitar¨ªamos interventores de partido todo el a?o, que se arrimen a los d¨¦biles y desasistidos, gu¨ªen la senda de la transparencia, vigilen la gesti¨®n p¨²blica, como si todos los d¨ªas fueran jornada electoral y no condenaran al olvido durante la legislatura a quienes cortejan a toda prisa en 15 d¨ªas y un domingo.
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