Mi moto y yo
La demanda de las motos 'customizadas' crece cada a?o en Espa?a. Sus constructores son artistas de la mec¨¢nica y el dise?o, muchos de ellos con peque?as empresas M¨¢s all¨¢ de la est¨¦tica 'vintage', su trabajo es todo un estilo de vida. Los amantes de m¨¢quinas singulares trabajan a fuego lento para obtener creaciones ¨²nicas
En el garaje huele a polvo, a trabajo. Los hermanos Delgado, due?os de la firma Valtor¨®n, reciben en ropa de faena: Carlos va afeitado y con el mono completo; Pablo, con pantalones de tirantes, barba y unas gafas protectoras en la cabeza, a modo de diadema. Es media tarde, pleno horario laboral para ellos. En su nave de 300 metros cuadrados de Valdetorres de Jarama (Madrid) dedican 12 horas diarias a fabricar esculturas y modificar motocicletas. Su empresa tiene 20 a?os. Son de los pocos, si no los ¨²nicos, que en Espa?a funden sus propias piezas. Primero hacen, a mano, el asiento o la carrocer¨ªa en barro sobre la moto. De cada parte sacan moldes ¨²nicos de escayola, con los que fabrican positivos que sirven para fundir las piezas en aluminio reciclado.
En la zona frontal de la nave se amontonan piezas, moldes, esculturas y varias motos en distintos estados de fabricaci¨®n. En medio, La Bestia, una montura de aspecto robusto, hecha a partir de una Kawasaki, con la que consiguieron la novena plaza del campeonato mundial de constructores de motos en 2014 en el apartado Freestyle (estilo libre), y que ya hab¨ªa ganado el premio principal de constructores en el festival de cultura urbana Mulafest 2013 celebrado en Madrid. Fue la primera vez que una moto espa?ola se clasific¨® entre los 10 primeros en esa categor¨ªa del campeonato del mundo, recuerdan orgullosos.
Pedimos al cliente que nos deje hacer una moto ¨²nica. Pasa como con los perros: al final, se parece al due?o
M¨¢s que constructores, son artistas. Fan¨¢ticos. De profesi¨®n, abogados, m¨²sicos o mec¨¢nicos. Les une la pasi¨®n por las motos y una revoluci¨®n silenciosa contra la dictadura de las grandes marcas. Se dedican al custom, del ingl¨¦s customize (personalizar). Sus clientes son j¨®venes y nativos digitales. Les atrae la est¨¦tica de las motos de mediados del siglo pasado, a las que incorporan elementos modernos. En los ¨²ltimos a?os, la demanda de aquellos que buscan un producto ¨²nico ha hecho florecer los peque?os negocios de modificaci¨®n. Los aficionados pueden hacerse con una moto a su gusto por un precio inferior a los 10.000 euros, algo impensable hace una d¨¦cada. La crisis ha ayudado a las firmas peque?as que ofrecen modificaciones m¨¢s asequibles a los apasionados y, a su vez, estas han abierto el mundo de las transformaciones a clientes de ingresos medios, aficionados que compran piezas para ponerlas en casa o que encargan solo ciertos cambios. Esta moda ha conseguido tambi¨¦n el apoyo de grandes empresas que no quieren perder la oportunidad de hacer negocio: BMW o Yamaha, por ejemplo, facilitan modelos a los artesanos para que hagan demostraciones en festivales y concursos.
Al fondo del almac¨¦n de los hermanos Delgado se encuentra la fundici¨®n. Como la fabricaci¨®n de los moldes, las herramientas utilizadas en la fase de vertido del metal son artesanales. La mayor¨ªa de constructores hacen las partes con chapa o con piezas de otras motos, explica Carlos, de 45 a?os. Pero para ellos no es lo mismo ¡°hacer un collage¡± que modelar sobre la m¨¢quina, aunque son conscientes de la ¡°chaladura¡± econ¨®mica que supone dedicarse a un trabajo tan minucioso. Adem¨¢s de las modificaciones ¨Cel motor, las suspensiones, las llantas¡¨C, venden equipos de carrocer¨ªa a precios fijos (5.000 euros), para quien quiera cambiarla en casa. Los remates del asiento los encargan a un tapicero. En su caso, no suelen pintar el producto final. ¡°Nos gusta mucho que se vea el material¡±, explica Carlos, que de muy joven, antes de fundar la empresa, ya visitaba fundiciones con su padre, escultor. ¡°La pintura enmascara mucho. Dejar el metal al aire tiene un puntito arrogante¡±, remata su hermano. Su est¨¦tica tiende al envejecimiento del material y a mostrar el trabajo que hay detr¨¢s de cada pieza, en lugar de pulir y cromar. ¡°El atrezo est¨¢ bien para el decorado de los teatros¡±, concluye Pablo.
El mundo de las transformaciones, principalmente en EE UU, se ha asociado tradicionalmente a las grandes firmas como Harley-Davidson, explica Roberto R¨²a, responsable del ¨¢rea garaje del festival de cultura urbana Mulafest, que se celebra en Madrid del 25 al 28 de junio. M¨¢quinas ¡°muy voluminosas, hipercaras¡±. Pero desde hace siete u ocho a?os una nueva corriente se extiende desde Australia hasta Norteam¨¦rica, pasando por Europa y Jap¨®n. Un n¨²mero creciente de j¨®venes busca dos ruedas c¨®modas que tambi¨¦n sean relativamente asequibles. ¡°Son gente moderna, que se hace un dep¨®sito, por ejemplo, y luego busca a un buen dise?ador que le pinte la pieza¡±, ilustra R¨²a. En Espa?a el movimiento se consolida gradualmente. Este a?o, el Mulafest prev¨¦ que a su sal¨®n de garaje acudan unos 185 artistas, dise?adores y constructores. En la primera edici¨®n, hace cuatro a?os, participaron 130.
Los estilos var¨ªan. Uno de los m¨¢s comunes es el caf¨¦ racer, inspirado en las motos de los rockeros ingleses de los a?os cincuenta. Estos pioneros modificaban sus motos de f¨¢brica para que se parecieran a las de sus ¨ªdolos. Eran j¨®venes de clase obrera que hac¨ªan carreras entre bares de camioneros ¨Centonces llamados caf¨¦s¨C, explica Federico Ruiz, due?o de Caf¨¦ Racer Obsession, una empresa madrile?a abierta en 2009. ¡°En Inglaterra hay tradici¨®n¡±, afirma, ¡°no como en Espa?a, donde conocimos el motociclismo con ?ngel Nieto¡±.
Cada creador tiene su met¨¢fora. Para Ruiz, su trabajo es ¡°como hacer una canci¨®n¡±. De 38 a?os, fue m¨²sico y productor antes de pasarse a la mec¨¢nica, un campo en el que, como muchos de sus compa?eros, es autodidacta. ¡°Le decimos al cliente que nos deje hacer una moto ¨²nica. Pasa como con los perros: al final, la m¨¢quina se parece al due?o. Pero si la hacemos entre los dos, el resultado ser¨¢ mejor¡±. Ruiz siente un orgullo profundo por sus creaciones, a las que dedica meses. ¡°Llevamos 32 producidas desde 2009¡±.
Una custom puede salir por 5.000 euros, incluido el veh¨ªculo base ¨Cde primera o segunda mano¨C, seg¨²n las empresas. El rango, sin embargo, es amplio y los precios pueden subir mucho. R¨²a, de Mulafest, sostiene que el gasto medio ronda los 8.000 euros. En cambio, la marca gallega El Solitario no acepta encargos por debajo de los 20.000 euros. El l¨ªmite, seg¨²n su fundador, David Borr¨¢s, es ¡°la ruina¡± de sus clientes. Y al precio hay que sumarle otra cantidad, entre 400 y 1.200 euros: lo que cuesta homologar los cambios. Antes de que la moto pueda aprobar la ITV, un ingeniero debe certificar que las transformaciones son legales. ¡°No podemos aprobar matr¨ªculas laterales, tubos de escape no homologados o veh¨ªculos con aristas cortantes, por ejemplo¡±, explica David Bernab¨¦, ingeniero industrial especializado en el sector. ¡°Asesoramos a los clientes para que no hagan cambios que no vamos a poder admitir¡±.
Algunos constructores reclaman m¨¢s facilidades legales y se quejan de falta de flexibilidad en la legislaci¨®n, aunque reconocen que la espa?ola no es de las m¨¢s r¨ªgidas de Europa. ¡°Queremos que nuestras motos sean seguras¡±, aclara R¨²a, ¡°pero que se nos permita poner piezas que las mejoran, aunque no sean de grandes marcas¡±. Las partes que se a?aden a los veh¨ªcu?los, como un faro o un manillar, deben estar tambi¨¦n previamente homologadas para que la transformaci¨®n sea legal.
Una de las primeras empresas que dieron forma a la filosof¨ªa del nuevo mundillo de las personalizaciones fue la australiana Deus ex Machina. ¡°Un d¨ªa, hace unos siete u ocho a?os, un surfero que se dedicaba a hacer camisetas quiso modificar su moto para llevar la tabla¡±, resume R¨²a. Se refiere a Dare Jennings, un empresario de 62 a?os que decidi¨® diversificar el nicho de la personalizaci¨®n. Bajo la misma marca tiene un bar en S¨ªdney, y vende tablas de surf, bicicletas y ropa, adem¨¢s de motos transformadas. Ahora cuenta con sedes en otros pa¨ªses, como Italia o Jap¨®n.
Las redes sociales han facilitado la expansi¨®n de un fen¨®meno que pretende democratizar la afici¨®n, atrayendo a nuevos fan¨¢ticos y bajando los precios en la medida de lo posible. Seg¨²n Deus, las transformaciones deber¨ªan ser todo un estilo de vida. Pretenden liberarlas de ¡°las fuerzas de la mercadotecnia¡±, como afirman en su p¨¢gina web. A pesar de la declaraci¨®n de intenciones, la colaboraci¨®n de las grandes empresas ha sido fundamental. BMW, Yamaha y Ducati han lanzado en los ¨²ltimos a?os modelos callejeros para atraer al p¨²blico joven. En el caso del gigante alem¨¢n es la BMW Nine-T. Los japoneses lanzaron, entre otras, la Yamaha SR400 y la XJR 1300, que ya tiene una versi¨®n dise?ada por Deus. Ducati ha presentado la nueva Scrambler, una recuperaci¨®n de su modelo cl¨¢sico, y Harley-Davidson, la Street 750. El mundo del estilo tambi¨¦n se sube al carro: las casas de motocicletas tienen l¨ªneas propias de ropa, y algunas campa?as de moda incluyen motos cambiadas, como en el caso de Solo, de Loewe.
Los hermanos Delgado modificaron una BMW Nine-T en el Mulafest de 2014. Al director espa?ol de la marca le hab¨ªa encantado la idea del modelaje en barro. Es un tipo de encargo com¨²n en el mundillo: la marca El Solitario tambi¨¦n produjo una para BMW y ahora est¨¢ modificando una Yamaha. Su firma est¨¢ compuesta por seis empleados; entre ellos, trabajadores del metal que lo hacen a peque?a escala. Tambi¨¦n realizan productos artesanales de cuero. De esta forma, el sector permite la recuperaci¨®n de oficios tradicionales. ¡°De cada moto que hacemos viven mis dos ayudantes, el tapicero, el pintor, el tornero¡¡±, ilustra Ruiz. Y el inter¨¦s va en aumento. ¡°Hace cinco a?os, alrededor de un 5% de las motos vendidas en Espa?a fueron destinadas a la personalizaci¨®n; el a?o pasado rond¨® el 9%¡±, afirma R¨²a, seg¨²n c¨¢lculos de Mulafest. Quienes llevan m¨¢s tiempo, sin embargo, aconsejan cautela. ¡°Ahora esto se ha puesto de moda y hay gente que se apunta sin m¨¢s¡±, advierte Pablo Delgado. ¡°Es importante que la moto est¨¦ bien hecha¡±.
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