Sacar la cooperaci¨®n del (des)control de los mercados financieros
Empresas acaparadoras de tierras son rescatadas por fondos de cooperaci¨®n al desarrollo Deben exigirse responsabilidades
Espa?a comenz¨® a realizar lo que se entiende por cooperaci¨®n financiera reembolsable en 2010. Imitaba as¨ª a otras agencias de cooperaci¨®n europeas que ya ven¨ªan invirtiendo dinero del presupuesto p¨²blico en intermediarios financieros, fondos de inversi¨®n y similares, que captan capitales para el desarrollo de pa¨ªses pobres, tal y como ellos entienden que se desarrollan dichos pa¨ªses. Agricultura, tecnolog¨ªa, energ¨ªa, miner¨ªa y telecomunicaciones son, entre otros, los sectores preferidos. Las estrategias hablan de apoyo a las PYMES de los pa¨ªses pobres y de generaci¨®n de empleos, en definitiva, de fortalecimiento del tejido empresarial y del sector privado local en esos pa¨ªses.
La pseudo-teor¨ªa que soporta esta pr¨¢ctica es bastante simple: los gobiernos dan dinero p¨²blico a estos fondos de inversi¨®n que, como tales, se comprometen a devolverlo en funci¨®n de c¨®mo les vayan a ellos sus inversiones, claro. Este dinero p¨²blico servir¨ªa como prestigio para el fondo de inversi¨®n que atraer¨ªa a inversores privados con lo que el dinero para el desarrollo se multiplicar¨ªa, implicando as¨ª al capital privado: el presupuesto p¨²blico apalanca (¡°leverage¡± era el t¨¦rmino anglosaj¨®n de moda) fondos privados. Estos fondos de inversi¨®n har¨ªan su negocio prestando a PYMES de los pa¨ªses pobres, que no tienen f¨¢cil acceso al cr¨¦dito (los ¡°pobres¡±). Con ese dinero el sector empresarial emprender¨ªa la senda del beneficio, del empleo y del crecimiento. De esto, qu¨¦ duda cabe, se beneficiar¨ªa todo el pobre pa¨ªs. Y todos contentos.
Para ello el Gobierno de Zapatero aprovech¨® en 2010 la reforma del Fondo de Ayuda al Desarrollo (FAD), reforma que hab¨ªa sido exigida durante d¨¦cadas por las organizaciones sociales y muchas de cuyas pr¨¢cticas hab¨ªan sido denunciadas incluso por el Comit¨¦ de Ayuda al Desarrollo de la OCDE por su excesiva vinculaci¨®n a intereses comerciales y exportadores alejados y a menudo contrarios a los principios y valores que rigen las pol¨ªticas de cooperaci¨®n. Naci¨® el FONPRODE, y con ¨¦l el soporte legal para destinar dinero de la cooperaci¨®n p¨²blica (Ayuda Oficial al Desarrollo) a la participaci¨®n en fondos de inversi¨®n. Adem¨¢s, el car¨¢cter reembolsable de estas inversiones, permitir¨ªa incrementar la AOD espa?ola sin incurrir en mayor d¨¦ficit, lo que a partir de mayo de 2010, con las pol¨ªticas de austeridad, se convirti¨® en mandato divino y principio rector para la administraci¨®n de las cuentas p¨²blicas. De nuevo todos contentos.
Estamos acostumbrados a que los? mercados financieros no se paren en matices cuando de maximizar ganancias se trata
Organizaciones sociales y centros de estudios ven¨ªan advirtiendo de que este tipo de operaciones deb¨ªan hacerse con el mayor de los escr¨²pulos, tal y como corresponde a la ejecuci¨®n de cualquier presupuesto p¨²blico, para lo que se pusieron alertas y se propusieron condiciones: no invertir en fondos que se escabullan de pagar impuestos en los pa¨ªses pobres mediante ingenier¨ªa financiera o tributaci¨®n en para¨ªsos fiscales; realizar evaluaciones independientes de los previsibles impactos ambientales de las inversiones; asegurar que las empresas son ¡°tejido empresarial local¡±; garantizar que los beneficiarios o clientes de los fondos respetan y promueven los derechos laborales proporcionando trabajo digno a sus empleados; facilitar el m¨¢ximo de transparencia en la tramitaci¨®n de los expedientes y en el seguimiento de las inversiones.
Una m¨²sica bonita que, sin embargo, no consegu¨ªa incorporar una letra apropiada: para la OCDE casi nada es un para¨ªso fiscal; los riesgos ambientales y sociales los calculan los mismos gobiernos con inter¨¦s en la cartera de inversi¨®n; hoy d¨ªa es dif¨ªcil saber qu¨¦ empresa es local y qu¨¦ empresa internacional (por lo de la globalizaci¨®n); el trabajo digno y los derechos claro, pero dependiendo de c¨®mo est¨¦ el mercado de trabajo all¨ª que es lo que lo regula; y sobre transparencia, vale, pero en cuestiones de inversi¨®n financiera a veces no conviene ser muy transparente porque hay mucha competencia. Este tipo de respuestas serv¨ªan de complemento a la teor¨ªa para que las operaciones no se vieran tan condicionadas hasta el punto de impedir realizar las inversiones.
Hace un tiempo han comenzado a aparecer informes sobre los resultados de estas operaciones financieras vinculadas al desarrollo. Algunos evidencian que la mitad de las empresas beneficiarias est¨¢n radicadas en pa¨ªses de la OCDE o en para¨ªsos fiscales. Otros advierten del creciente negocio en el acaparamiento de tierras para extender monocultivos y agroindustria exportadora, con escasos beneficios y evidentes perjuicios para las poblaciones locales. Tambi¨¦n hay quienes advierten de que, en realidad, estas innovadoras pr¨¢cticas financieras vinculadas a la cooperaci¨®n sirven para que los donantes se ayuden a s¨ª mismos, o al conjunto de intereses econ¨®micos y comerciales transnacionalizados, pero no a las poblaciones locales tal y como dicen pretender.
La investigaci¨®n revela el impacto de estas inversiones en acaparamiento de tierras, y destrucci¨®n de tejido productivo campesino? a cambio de semiesclavitud
La Fundaci¨®n Mundubat, GRAIN, la revista Soberan¨ªa Alimentaria y la Plataforma 2015 y m¨¢s acaban de hacer p¨²blico un informe devastador sobre una gran empresa que opera en la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, aunque en realidad su due?o fuera una joven estrella de los mercados financieros de alto riesgo hasta que la arruin¨® enriqueci¨¦ndose con ello. La ¡°rescatan¡± con fondos p¨²blicos del Reino Unido, Francia y Espa?a a trav¨¦s de un fondo de inversi¨®n cuya gestora tributa en Islas Mauricio. Se trata de la mayor empresa del pa¨ªs dedicada a la producci¨®n de aceite de palma africana, que llega a la mitad de los productos de nuestros supermercados: alimentos, cosm¨¦ticos y combustibles para los veh¨ªculos. La investigaci¨®n pone de manifiesto los impactos producto de estas inversiones, en acaparamiento de tierras, en destrucci¨®n de tejido productivo campesino diversificado, sostenible y destinado a los mercados locales, a cambio de semiesclavitud denominado empleo a cambio de un d¨®lar diario.
Lamentablemente, estamos muy acostumbrados a que los oscuros mercados financieros no se paren en matices de este tipo cuando de maximizar ganancias se trata. Los gobiernos adem¨¢s, llevan a?os rehuyendo tomar medidas regulatorias sobre dichos mercados a pesar de su responsabilidad directa en la crisis financiera global, impidiendo que podamos hablar de gobernabilidad financiera. Pero constatar c¨®mo los mismos gobiernos construyen narrativas y aprueban legislaciones para allanarles el camino puede empezar a parecer demasiado. Incluso los fondos destinados a la cooperaci¨®n son puestos en manos de los mismos operadores financieros. S¨®lo nos queda esperar que se acabe la impunidad, la opacidad y la falta de responsabilidad. Por lo pronto no estar¨ªa de m¨¢s que se exijan responsabilidades al fondo de inversi¨®n. Si no, antes o despu¨¦s tendr¨¢n que responder por esto. Sus promotores, sus gestores y sus encubridores.
El informe La Diosa Desnuda. De c¨®mo las empresas acaparadoras de tierras son rescatadas por fondos de cooperaci¨®n al desarrollo se presentar¨¢ el 18 de junio en Madrid, a las 18.30h, en el CentroCentro Cibeles de Cultura y Ciudadan¨ªa. Para m¨¢s informaci¨®n e inscripciones: www.2015ymas.org
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