C¨®mo convencer a los antivacunas
Las familias reacias a vacunar rechazan datos, campa?as y amenazas. El di¨¢logo y la confianza en el m¨¦dico son la ¨²nica arma, seg¨²n todos los estudios
En noviembre de 2010, un juez granadino decret¨® el estado de excepci¨®n en el derecho de los padres y madres a no vacunar a sus hijos: autoriz¨® la vacunaci¨®n forzosa de un grupo de ni?os que no hab¨ªa visto la aguja de un m¨¦dico en su vida. Reacias a las vacunas y agrupadas en el barrio del Albaic¨ªn, estas familias crearon con sus hijos en un colegio de la zona una anomal¨ªa dentro de la denominada inmunidad de grupo: eran tantos los menores sin vacunar que se gener¨® el caldo de cultivo perfecto para que el sarampi¨®n saltara de un ni?o a otro hasta provocar un preocupante brote que afect¨® a medio centenar de personas. Hasta que esta semana un ni?o se infect¨® de difteria en Olot, fue el caso m¨¢s llamativo en el que miembros del llamado colectivo antivacunas pon¨ªan en riesgo la salud p¨²blica y la vida de sus hijos. Un ejemplo perfecto para entender c¨®mo funciona el discurso de este tipo de padres y madres, que obliga a asumir que no ser¨¢ f¨¢cil convencerles porque son impermeables a la ret¨®rica habitual de campa?as institucionales y divulgadores cient¨ªficos.
Tendemos a sobreestimar la capacidad de persuasi¨®n que los datos y la ciencia tienen sobre la gente en temas pol¨¦micos como las vacunas", explica Brendan Nyhan
"Todav¨ªa hay siete u ocho padres que siguen sin vacunar a sus hijos a pesar de aquella orden del juez. Son los m¨¢s formados, ahora m¨¢s radicalizados, y se han convertido en algo as¨ª como los l¨ªderes dentro del grupo de familias", explica Silvia Mart¨ªnez-Diz, especialista en medicina preventiva que estuvo trabajando con algunos de estas familias granadinas para estudiar sus motivaciones. La imposici¨®n no funciona, es contraproducente, y en este caso hasta reforz¨® la posici¨®n de los m¨¢s radicales. "Est¨¢n convencidos de que es lo mejor para sus hijos: todav¨ªa recuerdo a una madre, con su hijo hospitalizado con meningitis por no vacunarlo, que aseguraba que pasar la enfermedad iba a ser lo mejor para el desarrollo del cerebro de su hijo", recuerda Mart¨ªnez-Diz.
Las conclusiones de esta especialista, plasmadas en un estudio ¨²nico en Espa?a, coinciden con la mayor parte de la literatura cient¨ªfica publicada: convencer a estos padres es terriblemente dif¨ªcil y no sirven los reclamos habituales. "En general, tendemos a sobreestimar la capacidad de persuasi¨®n que los datos y la ciencia tienen sobre la gente en temas pol¨¦micos como las vacunas", explica Brendan Nyhan, autor de un estudio publicado el a?o pasado que provoc¨® una llamativa sorpresa al evidenciar que los progenitores reacios a vacunar son impermeables a mensajes como el n¨²mero de muertes que las vacunas evitan cada a?o (entre dos y tres millones), im¨¢genes de ni?os sufriendo horribles enfermedades como polio o varicela por no estar inmunizados o advertencias sobre las terribles amenazas que se ciernen sobre su prole.
Es m¨¢s, estos argumentos y estrategias son contraproducentes. Por ejemplo, uno de los mitos m¨¢s nocivos contra las vacunas es que provocan autismo en los ni?os. El estudio de Nyhan mostr¨® que refutar esta falsa creencia consigue sacarles de ese equ¨ªvoco, pero disminuye la intenci¨®n de vacunar entre los padres y madres que ten¨ªan las actitudes m¨¢s desfavorables hacia las vacunas. Adem¨¢s, las im¨¢genes de ni?os enfermos aumentaron la creencia de que existe el v¨ªnculo vacunas-autismo y los relatos dram¨¢ticos sobre ni?os en peligro provocaron un aumento en la creencia en efectos secundarios graves causados la vacuna. No es que las campa?as, argumentos y datos no sirvan, es que "para algunos padres, en realidad, puede aumentar las percepciones err¨®neas o reducir intenci¨®n de vacunar". Con los antivacunas, tratar de asustar provoca una reacci¨®n en el sentido opuesto.
Los antivacunas son una minor¨ªa muy peque?a y es contraproducente crear la falsa impresi¨®n de que tienen m¨¢s peso en la sociedad
Nyhan coincide con la mayor¨ªa de los estudios al se?alar la importancia de no crear falsas percepciones sobre la aceptaci¨®n de las vacunas: "Tenemos que reforzar el consenso social en torno a la vacunaci¨®n. Es importante recordar a la gente el ampl¨ªsimo apoyo a las vacunas, aunque la cobertura del movimiento antivacunas en EE UU da a la gente la falsa impresi¨®n de que son un gran grupo de personas. En realidad, es una minor¨ªa muy peque?a", se?ala este experto en din¨¢micas sociales y estad¨ªstica. En el discurso p¨²blico, se empieza a crear la sensaci¨®n de que las familias que cumplen a rajatabla con el calendario de vacunaci¨®n son extremistas del otro bando.
Una mayor¨ªa abrumadora de estadounidenses valora las vacunas; en una de las regiones con m¨¢s reacios, California, ¨²nicamente un 2,5% de los menores se acogieron al derecho a no vacunar que reconoce el Estado. La cobertura de vacunaci¨®n permanece estable por encima del 90% durante la ¨²ltima d¨¦cada, en torno al 94% en las guarder¨ªas, la proporci¨®n de menores sin ninguna vacuna permanece por debajo del 1% y los beb¨¦s sin inmuniznar por motivaciones ideol¨®gicas s¨®lo han crecido dos de los 50 estados en el ¨²ltimo curso. En Espa?a, la cobertura se mantiene por encima del 95% desde 2000 y la evidencia cient¨ªfica muestra que los brotes epid¨¦micos (no casos aislados como el de Olot) surgen por problemas sociales y de integraci¨®n. De los ¨²ltimos siete brotes de sarampi¨®n en Espa?a, s¨®lo el caso del Albaic¨ªn respond¨ªa a motivaciones ideol¨®gicas, mientras que el resto los hab¨ªan provocado bolsas de poblaci¨®n sin vacunar por culpa de la exclusi¨®n social. El peor de los brotes, con?1.759 casos y una fallecida en 2011, no tuvo apenas relevancia en los medios ni hubo un juez que obligara a vacunar: se trataba de una barriada de mayor¨ªa roman¨ª en la provincia de Sevilla.
Lo que s¨ª se est¨¢ produciendo es una erosi¨®n en la confianza hacia vacunas, instituciones sanitarias, industria y autoridades. Pero los grupos antivacunas son residuales y hacer creer que tienen m¨¢s peso del real ofrece una sensaci¨®n de controversia, de sociedad dividida en torno a un tema, que les beneficia y ¨²nicamente aporta confusi¨®n, asegura Nyhan. Algunos divulgadores cient¨ªficos insisten durante estos d¨ªas en que la relevancia del movimiento crece a pasos agigantados cuando no hay datos que lo avalen. Y los medios de comunicaci¨®n le regalan minutos a los portavoces antivacunas, como ha sucedido esta semana en las televisiones y radios espa?olas, reforzando esa imagen de debate abierto con la equidistancia de sus informaciones.
Todo esto tiene un resultado l¨®gico: la aparici¨®n de brotes causados por enfermedades prevenibles con vacunas no aumenta la vacunaci¨®n de ni?os. As¨ª lo mostr¨® un reciente estudio que compar¨® las tasas de inmunizaci¨®n contra difteria, t¨¦tanos y tos ferina en Washington tras una epidemia de esta ¨²ltima enfermedad en 2012: nada cambi¨®. Como en el caso del uso de armas de fuego y otros temas de candente actualidad, cuando saltan al debate p¨²blico con partidarios y detractores generalmente s¨®lo se refuerzan las posturas previas. Durante el reciente brote de sarampi¨®n en California, provocado los colectivos antivacunas, distintos especialistas se?alaron que el debate p¨²blico maniqueo estaba provocando que acudieran a las consultas m¨¢s progenitores con dudas sobre la seguridad de las vacunas.
Un m¨¦dico explicando su propia experiencia al vacunar a sus hijos es el argumento que mejores resultados ha obtenido
Ayer, algunos hac¨ªan suya la norma australiana que elimina las ayudas p¨²blicas a las familias que no vacunen, una medida coercitiva que, aunque no ha probado su eficacia, permitir¨ªa a los ricos mantener sus ideas y castigar¨ªa a los pobres que quisieran conservarlas. Una propuesta que ser¨ªa completamente in¨²til en el caso californiano, donde las bolsas de ni?os sin inmunizar corresponden en muchos casos con los condados de mayor renta. El trabajo de Brendan Nyhan muestra que lo verdaderamente ¨²til con los casos conflictivos es alejarse de la brocha gorda y responder a cada caso espec¨ªfico con los argumentos que hayan demostrado funcionar.?
Lo que s¨ª funciona
De lo poco que se ha publicado sobre la cuesti¨®n, los expertos coinciden en que el di¨¢logo, la empat¨ªa, escuchar a los padres y aprovechar la confianza en los m¨¦dicos de cabecera es el mejor c¨¢mino. "Fuentes de confianza, como los m¨¦dicos de familia y miembros de su propia comunidad son mucho m¨¢s persuasivos en la mayor¨ªa de los casos", asegura Nyhan. Lo mismo opina?Mart¨ªnez-Diz tras su trabajo de campo con los antivacunas: "Forma parte de su sistema de creencias, suelen ser hijos de gente que no ha vacunado y est¨¢n convencidos de que es lo mejor para sus ni?os y la comunidad. El m¨¦todo no es imponerlo, las multas tampoco funcionar¨ªan". En cambio, lo que s¨ª ha mostrado funcionar es darles el trato privilegiado que encuentran en las consultas de la medicina alternativa, donde reciben horas de atenci¨®n, no los escasos minutos que le puede dedicar la sanidad p¨²blica.
Un estudio muy revelador publicado en 2011 por la pediatra Allison Kempe se?alaba las estrategias que mejor hab¨ªan funcionado para convencerles: la que m¨¢s ayud¨®, que el m¨¦dico les hablara desde su propia vivencia con sus hijos, seguida de la estrategia de conversar sobre su experiencia como m¨¦dico con la seguridad de las vacunas. El a?o pasado, se public¨® un metaestudio sobre 1,3 millones de ni?os que daba carpetazo a la falsa relaci¨®n entre vacunas y autismo. Su autor, Guy Eslick, epidemi¨®logo de la Universidad de S¨ªdney, incluy¨® un apartado completamente excepcional para un estudio cient¨ªfico: un ep¨ªlogo en el que relataba que dos de sus hijos hab¨ªan sufrido graves reacciones febriles tras vacunarlos. "Lo hice para ayudar a entender a los padres que no est¨¢n seguros de que todos tenemos miedos, pero que los beneficios de la vacunaci¨®n de un ni?o son muy superiores a los riesgos", explica por email consultado por este diario. Y a?ade: "Aunque mis hijos tuvieron efectos secundarios al ser vacunados, eso no impidi¨® que completara su calendario de inmunizaci¨®n".
Deber¨ªa existir m¨¢s control sobre estos ni?os, y evitar que sus padres los puedan escolarizar a todos en el mismo colegio. Eso evitar¨ªa problemas", asegura Mart¨ªnez-Diz
"En el Albaic¨ªn vimos que si vas explicando una a una cada vacuna, d¨¢ndoles un trato personalizado, es una estrategia que suele funcionar. Al menos, logras que le vacunen de algo. Lo que detestan es sentir que les pinchan como a ganado", explica esta doctora granadina. Demandan un trato personalizado en el que el reto del m¨¦dico es aprovechar su confianza para conseguir desmontar la mala informaci¨®n que han recibido en su grupo o en internet. Otra estrategia que funciona es vacunar en cuanto lo piden, d¨¢ndoles toda la prioridad; hay padres que aunque dudan acuden al centro de salud y que si reciben como respuesta que deben pedir cita o esperar a una revisi¨®n se sienten defraudados.
En Granada, desde el brote de 2010 han comenzado a cruzar datos de la cartilla de vacunaci¨®n de los ni?os con las fichas escolares, para buscar posibles bolsas de ni?os sin vacunar que se est¨¦n creando en las escuelas. "Creo que deber¨ªa existir m¨¢s control sobre estos ni?os, y evitar que sus padres los puedan escolarizar a todos en el mismo colegio. Eso evitar¨ªa problemas", asegura Mart¨ªnez-Diz, como el sucedido en el Albaic¨ªn o en California, donde determinadas guarder¨ªas escogidas por familias antivacunas superan el 50% de menores sin inmunizar, convirtiendo esos recintos en peque?as bombas de relojer¨ªa.
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