Un grupo tuareg mantiene viva la guerra en Mal¨ª
La campa?a de hace m¨¢s de dos a?os contra los yihadistas no ha acabado con la violencia
Cuando el mundo puso los ojos en Mal¨ª, all¨¢ por enero de 2013, todo el norte de este pa¨ªs africano estaba ocupado por grupos yihadistas. Entonces, el Ej¨¦rcito franc¨¦s lanz¨® una ofensiva que, en apenas un mes, puso a los terroristas pies en polvorosa pero que dej¨® tras de s¨ª alguna laguna.
Hoy, la misi¨®n de las Naciones Unidas que lleg¨® para estabilizar la regi¨®n en sustituci¨®n de las tropas galas, poco interesadas en permanecer en aquel polvor¨ªn, hace agua por todas partes, y trata de apagar los incendios que los ataques rebeldes provocan por doquier, ya sea en Kidal, en Gao o en Tombuct¨², sin que el mundo se estremezca demasiado.
En una improvisada rueda de prensa en Gao, que se produjo en aquel lejano enero de hace m¨¢s de dos a?os, el general Barrera, que estaba al mando de la Operaci¨®n Serval, asegur¨® que estaban all¨ª ¡°para combatir a todos los grupos armados¡± que ocupaban la zona norte de Mal¨ª. El tiempo ha terminado por quitarle la raz¨®n. Un grupo armado, el Movimiento Nacional de Liberaci¨®n del Azawad (MNLA), formado por una peque?a pero ruidosa parte del pueblo tuareg que reclama la creaci¨®n de un Estado propio, no solo no fue combatido entonces, sino que se le permiti¨® ocupar una zona de ese territorio, Kidal, aprovechando los bombardeos franceses que les permiti¨® hacerse fuertes de nuevo.
Una vez despejada la arena salafista que trajo el viento del desierto, el problema de fondo que agita Mal¨ª ha vuelto a imponerse con fuerza, y no es otro que la decidida rebeld¨ªa independentista de esa facci¨®n que se autoproclama representante leg¨ªtima de todo su pueblo. Detr¨¢s de la mayor parte de los ataques de los ¨²ltimos meses late este enfrentamiento. Y mientras prosigue la escalada de violencia y caen civiles y soldados, el Gobierno ha creado un grupo paramilitar para poder actuar con impunidad y al margen de las reprimendas de la ONU. De paso, este grupo escenifica con los rebeldes unos acuerdos que de inmediato boicotean en el campo de batalla. Porque la paz, en realidad, no les interesa demasiado.
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