Grecia no es pa¨ªs para ni?os
El sistema de protecci¨®n social de Grecia, tras el paso de la Troika.
Tras el pen¨²ltimo tropiezo en las negociaciones con el gobierno de Tsipras, el presidente de la Comisi¨®n Jean-Claude Juncker dej¨® a un lado por unos instantes su luxemburguidad y puso los sentimientos sobre la mesa: ¡°Es un problema ¡®ultrad¨ªficil¡¯ del que me ocupo d¨ªa y noche porque amo a Grecia y sobre todo a la parte d¨¦bil de la sociedad griega, que sufre enormemente los programas de ajuste que han debido adoptarse¡±. La declaraci¨®n hubiese resultado m¨¢s convincente si la Comisi¨®n Europea y sus colegas de la exTroika no estuviesen aplicando en Grecia una pol¨ªtica de tierra quemada que ha convertido las estructuras sociales del pa¨ªs en una ruina visitable m¨¢s.
No es un secreto que el sistema de protecci¨®n social, educaci¨®n y empleo en Grecia arrastraba problemas graves desde mucho antes de la crisis. Y eso explica en parte la ineficacia de la que ha hecho gala durante estos a?os a la hora de proteger a sus hijos. Pero la imposici¨®n de un programa de ajuste basado en la devaluaci¨®n salarial y el incremento desproporcionado de los impuestos indirectos (una carga fiscal extra del 30%) ha dado el ¨²ltimo empuj¨®n a unas familias que estaban al borde del precipicio. La promesa de un crecimiento basado en las exportaciones no se ha cumplido y la carga del ajuste se ha trasladado sobre la parte m¨¢s d¨¦bil de la sociedad.
Un par de estudios publicados en febrero (Matsaganis) y mayo (Kaplanoglou y Rapanos) de este a?o ofrecen algunas luces sobre las verdaderas implicaciones de esta situaci¨®n. Aunque la tragedia de los ni?os y j¨®venes griegos es real y perfectamente contempor¨¢nea, las consecuencias m¨¢s graves est¨¢n a¨²n por venir. La recesi¨®n social atrapa a los individuos desde su infancia en un c¨ªrculo de pobreza en el que los bajos ingresos derivan en una educaci¨®n deficiente y ¨¦sta en empleos precarios. El resultado es la misma ausencia de productividad que hoy contemplamos, pero en un contexto estructural de profunda inequidad y desafecci¨®n social. Considerando la magnitud de la crisis de la pobreza infantil, proponer m¨¢s de lo mismo en vez de poner en marcha cuanto antes el famoso Plan Marshallsocial es lo mismo que enterrar al pa¨ªs en vida.
Cuando Juncker haya terminado de lamentarse por los griegos, tal vez decida hacer algo real por ayudarles. Las instituciones europeas tienen una responsabilidad con los ni?os y j¨®venes de este pa¨ªs que est¨¢ por encima de cualquier otra consideraci¨®n, ciertamente por encima de los prejuicios de una y otra parte negociadora. Ese deber¨ªa ser el punto de partida y no una mera consecuencia deseable. Europa entera les observa.
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