As¨ª investiga la ciencia c¨®mo hacernos superlongevos
La medicina busca frenar el envejecimiento y alargar la vida. Una droga que logre aplazar el momento de la muerte, aunque sea en una medida modesta, transformar¨¢ la sociedad
?Cu¨¢l es el mayor factor de riesgo para adquirir enfermedades mortales? ?El tabaco, la radiaci¨®n ultravioleta del sol, el sedentarismo, forrarse de bollos? Nada de eso: es el envejecimiento. Por esa raz¨®n, y porque la esperanza media de vida est¨¢ aumentando en los pa¨ªses occidentales y en las potencias emergentes, la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) prev¨¦ que el n¨²mero de personas que sufren las enfermedades de la edad ¡ªinfarto, c¨¢ncer y neurodegeneraci¨®n¡ª se duplique en las pr¨®ximas dos d¨¦cadas. ?Qu¨¦ ventaja tiene entonces que cada vez vivamos m¨¢s?
La pregunta encierra una trampa. La esperanza media de vida, en efecto, est¨¢ aumentando en los pa¨ªses occidentales a una tasa de dos a?os y medio por d¨¦cada, 25 a?os por siglo. Pero la principal causa de ello son las mejoras progresivas en el tratamiento del infarto, que sigue siendo el gran matarife de las sociedades desarrolladas. Como ha se?alado repetidamente Valent¨ªn Fuster, director del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), esos m¨¦todos son costosos y poco eficaces, porque rara vez devuelven al infartado la calidad de vida que ten¨ªa antes. Nuestro principal truco para vivir m¨¢s no conduce a un futuro sostenible.
Pero hay otra forma de vivir m¨¢s, al menos en principio: una que no consiste en prolongar ¡°el ultraje de los a?os¡±, como llam¨® Borges a la vejez, sino en retrasar su llegada. Es decir, en frenar el envejecimiento. Parece como vender un elixir en el desierto ¡ªy lo cierto es que nadie sabe c¨®mo hacerlo a¨²n, pese a todo el ruido de papagayos¡ª, pero el asunto es uno de los m¨¢s serios que aborda ahora mismo la investigaci¨®n biol¨®gica de vanguardia. Es el ¨²nico enfoque que no solo ser¨¢ capaz de alargar la vida (lifespan), sino tambi¨¦n la salud (healthspan). El ¨²nico futuro sostenible.
Frenar el envejecimiento y alargar la vida, sin embargo, es un objetivo ambicioso. Requiere jugar a Dios, por emplear la frase preferida de los sectores cr¨ªticos con la gen¨¦tica. Porque una cosa es la esperanza media de vida y otra muy distinta es la vida m¨¢xima que es capaz de alcanzar una especie. La primera se puede aumentar con vacunas, antibi¨®ticos y el saneamiento de las aguas, sobre todo al salvar la vida de los ni?os. Pero la segunda es producto de la evoluci¨®n, y por tanto est¨¢ inscrita en nuestros genes.
En geolog¨ªa, que un metal se oxide es una simple funci¨®n de lo expuesto que est¨¦ al ox¨ªgeno de la atm¨®sfera y a la intemperie. En biolog¨ªa, sin embargo, el envejecimiento no es una mera consecuencia del paso del tiempo. Todos los animales estamos hechos de prote¨ªnas, az¨²cares, grasas y ¨¢cidos nucleicos y, pese a ello, las moscas se mueren a las seis semanas, los ratones a los cuatro a?os, los caracoles a los 15, los delfines a los 30, los leones a los 40, los monos a los 50, los b¨²hos a los 65, los humanos a los 90 ¡ªo a los 122, si consideramos el r¨¦cord mundial¡ª y las tortugas a los 200. Y ojo: una mosca se muere de vieja a las tres semanas, hasta el punto de que se puede utilizar, y se utiliza, como un modelo biol¨®gico del alzh¨¦imer humano.
La edad m¨¢xima de una especie est¨¢ grabada en sus genes. Y, por fatalista que suene la palabra gen, esa es precisamente la gran esperanza de los investigadores
Esos simples datos muestran que la edad m¨¢xima de una especie est¨¢ grabada en sus genes. Y, por fatalista que suene la palabra gen, esa es precisamente la gran esperanza de los investigadores: los genes son mol¨¦culas qu¨ªmicas, y tanto su actividad como sus efectos pueden modularse con otras mol¨¦culas qu¨ªmicas, o candidatos a f¨¢rmacos. Y casi todas las l¨ªneas de investigaci¨®n convergen en qu¨¦ tipo de f¨¢rmacos deber¨ªan resultar m¨¢s prometedores. Las dianas ¡ªlos procesos biol¨®gicos que causan directamente el envejecimiento¡ª son el metabolismo de la nutrici¨®n, la actividad de las mitocondrias (las peque?as factor¨ªas energ¨¦ticas de nuestras c¨¦lulas) y la autofagia, un desconcertante proceso por el que nuestras c¨¦lulas enfermas se digieren a s¨ª mismas.
La lista de instituciones p¨²blicas de investigaci¨®n, firmas biotecnol¨®gicas y f¨¢rmacos candidatos al ensayo cl¨ªnico es inabarcable, aunque cabe citar los ejemplos del Buck Institute, en San Francisco (EE UU), que ha conseguido multiplicar por cinco la esperanza de vida de un tipo de lombrices de laboratorio, o el Centro Nacional de Investigaciones Oncol¨®gicas (CNIO) en Espa?a, que ha duplicado las posibilidades de sobrevivir de unos ratones que envejec¨ªan m¨¢s r¨¢pido de lo normal. Otro centro de referencia es el Instituto Max Planck, en Alemania, donde han concluido, entre otras cosas, que los genes de las madres son determinantes para vivir m¨¢s a?os. Prolongar la vida se ha convertido tambi¨¦n en otra de las ambiciones de Silicon Valley, como demuestra el hecho de que Google haya creado una empresa dedicada a ello (California Life Company).
Todas esas instituciones confluyen en esos pocos procesos biol¨®gicos fundamentales. Una caracter¨ªstica especialmente chocante de esos procesos es su coincidencia casi exacta con los que, seg¨²n han concluido otras l¨ªneas de investigaci¨®n independientes, causan el c¨¢ncer, los trastornos cardiovasculares y las enfermedades neurodegenerativas como el alzh¨¦imer y el p¨¢rkinson: las enfermedades de la edad, y las grandes causas de muerte y penalidad planetarias, salvo por los pa¨ªses que todav¨ªa no pueden hacer frente a las infecciones.
La ¨¦lite cient¨ªfica del envejecimiento considera especialmente interesantes tres estrategias para prolongar la salud y la vida: la restricci¨®n cal¨®rica, el ejercicio y ciertas peque?as mol¨¦culas (candidatos a f¨¢rmacos) como la espermidina, la metformina, la rapamicina y el resveratrol, el componente saludable del vino tinto. Pero no descorche a¨²n la botella: la cantidad de vino tinto que habr¨ªa que tomar es incompatible con la vida, y por tanto no puede alargarla. La idea es encontrar o sintetizar compuestos que amplifiquen en varios ¨®rdenes de magnitud los efectos longevos del vino y eviten sus venenos. Y lo m¨¢s probable es que el resultado final no emborrache ni quite las penas. Salvo las asociadas a la vejez.
L¨ªderes eternos
Fidel Castro. El que fuera su m¨¦dico durante a?os, Eugenio Selman, fund¨® el Club de los 120, al que se puede unir cualquier longevo, entre ellos el l¨ªder cubano. Sus recetas para vivir m¨¢s: una actitud positiva y "¨¦tica" frente a la vida y no fumar. No fue suficiente para evitar que Castro sufriera graves problemas intestinales en 2006 que Selman no supo diagnosticar. Ya no es su m¨¦dico, aunque sigue asegurando que Castro, de 88 a?os, vivir¨¢ m¨¢s de 140 a?os.
Kim Il Sung. La obsesi¨®n por al eternidad del fundador de Corea del Norte, abuelo del actual presidente, le llev¨® a abrir un centro de investigaci¨®n para prolongar la vida hasta los 100 a?os. Adem¨¢s, recib¨ªa transfusiones de sangre de veintea?eros que eran alimentados de forma especial. Kim muri¨® a los 82 a?os, lejos de su objetivo, pero superior a la media del pa¨ªs (64 a?os).
Las instituciones internacionales y los servicios de estudios de los bancos han saturado la atenci¨®n del p¨²blico con sus an¨¢lisis prospectivos de las consecuencias del envejecimiento de la poblaci¨®n, un fen¨®meno en marcha en todos los pa¨ªses desarrollados debido al aumento de la edad media y al descenso de la natalidad. Los mayores de 65 supondr¨¢n cada vez una mayor proporci¨®n de la poblaci¨®n y votar¨¢n a los partidos que les prometan m¨¢s aumentos de pensiones a costa de los minoritarios j¨®venes que todav¨ªa tengan trabajo; como los viejos gustan de enfermar, los costes de la sanidad se disparar¨¢n al mismo ritmo que los planes privados de ahorro.
Todas esas previsiones est¨¢n abocadas al fracaso m¨¢s estrepitoso. Una sola droga que retrase el envejecimiento humano, aunque sea en una medida modesta, bastar¨¢ para arrojar al contenedor del papel reciclado todos esos estudios. Primero, porque multiplicar¨¢ por 10 o por 100 el porcentaje de mayores de 65 de cualquier pa¨ªs. Y segundo, y m¨¢s importante a¨²n, porque esos viejos estar¨¢n en condiciones de trabajar, de aprender y de producir: no a?adir¨¢n costes a la sanidad ni a los seguros, sino que los reducir¨¢n de forma dr¨¢stica. Los car¨ªsimos e ineficaces sistemas para tratar el infarto que se llevan ahora la parte del le¨®n ser¨¢n cada vez menos importantes.
Pero eso es el futuro, esa cosa que nunca saben predecir los economistas. Ni los cient¨ªficos. Por el momento, la ¨²nica estrategia prometedora para alargar la vida y retrasar las enfermedades de la edad es la restricci¨®n cal¨®rica: comer un 30% menos de lo que te pide el cuerpo, y con cuidado para que no falte ning¨²n nutriente esencial. Es decir, pasar hambre las 24 horas del d¨ªa durante todos los d¨ªas de tu vida. No est¨¢ demostrado que alargue la vida en humanos ¡ªun experimento largo y dif¨ªcil¡ª, pero funciona en todo bicho viviente desde el gusano hasta el rat¨®n. ?Est¨¢ usted dispuesto a someterse a esa tortura?
Si no lo est¨¢, recuerde lo que dijo el moralista suizo del siglo XIX Henri-Fr¨¦d¨¦ric Amiel: ¡°Envejecer es la obra maestra de la vida¡±. O lo que dijo Chesterton: ¡°Voy a envejecer para todo, para el amor, para la mentira, pero nunca envejecer¨¦ para el asombro¡±. Y d¨¦jenme completar la cita amputada que ofrec¨ª de Borges al principio: ¡°Convertir el ultraje de los a?os en una m¨²sica, un rumor y un s¨ªmbolo¡±. Larga vida al lector.
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