Kureishi: ¡°Nuestra religi¨®n verdadera es el fundamentalismo financiero¡±
¡°He pasado m¨¢s tiempo hablando de mis libros que escribi¨¦ndolos¡±, dice Hanif Kureishi. No lo dice como una queja, sino porque, afirma, forma parte de su ¡°trabajo¡± Con su aire de estrella del pop en zapatillas, pas¨® por Madrid esta primavera. Su ¨²ltimo libro, protagonizado por un furioso narrador de origen indio, se titula ¡®La ¨²ltima palabra¡¯ Durante la conversaci¨®n, pregunta por la opini¨®n de los aficionados madrile?os sobre Cristiano Ronaldo, al que adora desde sus tiempos en el Manchester United, su equipo
¡°He pasado m¨¢s tiempo hablando de mis libros que escribi¨¦ndolos¡±, dice Hanif Kureishi mientras trasiega agua con gas en el bar de un hotel madrile?o. No lo dice como una queja, sino porque, afirma, forma parte de su ¡°trabajo¡±. Hombre de opiniones contundentes, en la conversaci¨®n encuentra un hueco para preguntar por la salud de los peri¨®dicos en Espa?a o la opini¨®n de los aficionados madrile?os sobre Cristiano Ronaldo, al que adora desde los tiempos del portugu¨¦s en el Manchester United, su equipo. O, para ser m¨¢s exactos, su religi¨®n. Como en todas las entrevistas de los ¨²ltimos tiempos, tambi¨¦n en esta termina apareciendo Podemos. Con su aire de estrella del pop en zapatillas, pas¨® por Madrid esta primavera durante La Noche de los Libros. El ¨²ltimo suyo, protagonizado por un furioso narrador de origen indio, se titula La ¨²ltima palabra (editorial Anagrama).
Cada tiempo tiene sus grandes temas, y el tema del nuestro es el regreso de la religi¨®n como pol¨ªtica, dice el protagonista de su ¨²ltimo libro. ?Est¨¢ de acuerdo? S¨ª y no. Yo creo que hay dos: uno es el islam; el otro, la supremac¨ªa del neoliberalismo. En Espa?a lo saben bien, y en Portugal, y en Grecia. De hecho, en todo Occidente. C¨®mo vive la gente, d¨®nde duerme, c¨®mo sue?a incluso, est¨¢ marcado por el neoliberalismo. En Reino Unido fuimos pioneros en los ochenta con el thatcherismo. Ahora lo vivimos en todo su esplendor.
?Y cu¨¢l es el papel de la religi¨®n? Algunos est¨¢n m¨¢s preocupados por el islam que por nuestra religi¨®n verdadera, que ya digo que es el neoliberalismo, el fundamentalismo financiero. Otra cosa es el terrorismo, y otra, la inmigraci¨®n, que es uno de los efectos del neoliberalismo. Necesitamos buenas ideas sobre esas dos cosas, no t¨®picos. Hasta el racismo ha cambiado.
?Es distinto ahora que en su infancia? Ahora el racismo est¨¢ mucho m¨¢s organizado. Est¨¢ m¨¢s en el mainstream. Entonces era un fen¨®meno callejero, ahora Marine Le Pen puede llegar a presidenta de Francia. En el fondo, el racismo se basa en una idea m¨ªtica de lo que es un inmigrante. Antes nac¨ªa del desprecio hacia el Tercer Mundo, hacia la gente de color. Ahora es fruto de la desesperaci¨®n de gente que ve que su mundo, sus derechos, su trabajo, su seguridad est¨¢n siendo destruidos, pero no por la inmigraci¨®n, sino por el sistema. El capitalismo es una revoluci¨®n, la m¨¢s r¨¢pida y exitosa que hayamos conocido nunca.
?Se acab¨® el multiculturalismo? Es que nunca ha existido. Hemos tenido y tenemos una sociedad monocultural. Solo hay un sistema, ya digo: el neoliberalismo. Yo no veo otro. Lo que hay es una sociedad multirracial hecha de escoceses, ingleses, irlandeses, paquistan¨ªes y lo que sea, pero dentro del mismo sistema. No parece haber alternativa. Bueno, ustedes tienen ese nuevo partido, ?Podemos? Veremos si tienen otras soluciones. En fin, no es que el multiculturalismo haya triunfado o fracasado, es que todav¨ªa no ha empezado.
?No hay alternativa? Tiene que haberla. Hay muchas formas de capitalismo. Por ejemplo, el sistema en el que yo crec¨ª, basado en los derechos sociales, en un Estado de bienestar fuerte. Tambi¨¦n ten¨ªamos partidos de izquierda¡ Ya no queda nada. La idea incluso de Estado de bienestar ha quedado arrasada. Vivimos en la precariedad. Mis hijos tienen muchas menos oportunidades de las que yo tuve. Tengo que pagar sus estudios y, adem¨¢s, esos estudios no les van a garantizar un trabajo.
Tony Blair fue un thatcherista. Ella misma dijo que ¨¦l fue su mayor ¨¦xito¡±
?En qu¨¦ momento cambi¨® todo? Con Thatcher, ya digo. Dec¨ªa ser una patriota. Quer¨ªa tanto a Inglaterra que destruy¨® el sistema p¨²blico de vivienda, los sindicatos¡ Reagan lo hizo en Estados Unidos. ?Resultado? Ahora vivimos en un fundamentalismo financiero. Todo se mide en dinero. En Londres ya no quedan m¨¢s que dos clases sociales: los ricos y sus sirvientes. Ya casi no hay clase media, no se pueden permitir vivir en la ciudad. Lo curioso es que se trata de una ideolog¨ªa que la gente no ve. Promete mucho ¨Cfama, ¨¦xito, trabajo incluso¨C, pero no es m¨¢s que publicidad. ?Qu¨¦ hacemos en cuanto tenemos algo de dinero? Ir de compras.
?Toda la culpa es del sistema? Ir de compras no es obligatorio. Es cierto, pero los que ten¨ªan que luchar por los derechos de los d¨¦biles se pasaron al otro bando. Tony Blair fue un thatcherista. Ella misma dijo que su mayor ¨¦xito hab¨ªa sido Tony Blair. Estaba orgullosa de ¨¦l.
?La clase trabajadora se ha vuelto conservadora? Murdoch tuvo mucha influencia, desplaz¨® a todos los medios de comunicaci¨®n hacia la derecha. Vivimos un tiempo interesante, pero no tengo mucha esperanza: la precariedad, la vuelta de la religi¨®n¡
?Cu¨¢l era el papel de la religi¨®n en su vida cuando era joven? Mi padre y sus hermanos hac¨ªan chistes. Ve¨ªan a la gente religiosa como t¨² puedes ver a un cura. Sab¨ªan que eran hip¨®critas o tontos. Formaban parte del paisaje. Mis t¨ªos eran de clase media, intelectuales, digamos. Pensaban que la religi¨®n estaba muerta y que aquella gente era un chiste. Por eso fue un shock, sobre todo en Pakist¨¢n, el regreso del islam. Mi familia no daba cr¨¦dito porque era gente de la izquierda anticlerical. Ahora mis primos, con los que me crie, se han vuelto muy religiosos, van a la mezquita.
?Por qu¨¦ ellos y no usted? Porque en el Tercer Mundo hab¨ªa un agujero ideol¨®gico. Bueno, no s¨¦ si en todo el Tercer Mundo; en Pakist¨¢n, seguro. Nunca iban a ser comunistas, as¨ª que necesitaban una ideolog¨ªa que les diera una identidad: eran antiamericanos, antiimperialistas. Fue una ideolog¨ªa que funcionaba en las mezquitas y en la calle porque ya eran musulmanes como usted pueda ser cat¨®lico, socialmente. Solo hubo que politizarlos. Lo vieron como una soluci¨®n. Estaban hartos de los brit¨¢nicos primero y de los americanos despu¨¦s, de los occidentales. Se ve a los radicales, pero la mayor¨ªa de los musulmanes lo que quieren es libertad, educaci¨®n, trabajo. Lo que pasa es que no tienen una voz, una representaci¨®n, no hay un partido laico. Tampoco Occidente ha apoyado a esos partidos, as¨ª que no hay otras ideas ni forma de permitir que surjan. El islam lo ha ocupado todo. En el fondo, la mayor¨ªa de la gente no es creyente, pasa como en los antiguos pa¨ªses comunistas: tienes que rezar, seguir esas costumbres, decir esto, callar lo otro. La gente lleva una doble vida. De puertas afuera, va cubierta y reza. De puertas adentro, hacen fiestas y toman drogas, y piensan: que les den a los del Gobierno.
?Va con frecuencia a Pakist¨¢n? Fui el a?o pasado. Hubo un Pakist¨¢n que pudo ser pr¨®spero, pero todo est¨¢ destruido. Ahora todo el mundo lleva pistolas. Es como las pel¨ªculas del Oeste. Las mujeres van ?siempre cubiertas, tienen miedo. Se ha destruido el espacio p¨²blico.
Otro tema que se plantea en su nuevo libro es la vuelta de la figura del padre despu¨¦s de acabar con ella en los a?os sesenta. Me refer¨ªa a la idea de autoridad, de obediencia. Es as¨ª. Sobre todo en el islam, tienes que obedecer, no hay sentido de la duda o espacio para otras ideas. Es como ver la Fox todo el rato. Pero no es solo autoridad, es sumisi¨®n. Eso da a la gente cierto idealismo porque les promete el para¨ªso. Lo ¨²nico que tienes que hacer es obedecer, renunciar a la libertad de pensar.
?C¨®mo es usted como padre? Soy permisivo y a la vez estricto. Mis hijos pueden hacer lo que quieran, pero tienen que estudiar. No me importa si van a fiestas, tienen relaciones sexuales o se drogan, pero tienen que estudiar y comportarse con educaci¨®n. Es algo impl¨ªcito, no hay una regla escrita. Ellos han visto que yo he trabajado duro para ser escritor. Cuesta ser un escritor de ¨¦xito, sobre todo si vienes de donde yo vengo. Eso lo saben. Mis dos hijos mayores se van a licenciar ahora en Filosof¨ªa. Son gemelos, de 21 a?os. El otro tiene 17, est¨¢ terminando la secundaria.
?Tienen cosas en com¨²n con usted? Trato de mantener una relaci¨®n entre todas las generaciones de mi familia. A todos nos interesa la literatura, la pol¨ªtica, esas cosas. Es un v¨ªnculo. Es algo as¨ª como el Kureishi way of life. Y, por supuesto, tienen que ser del Manchester United.
Incluso viviendo en Londres. Que fuesen del Arsenal ser¨ªa un peque?o drama. Por suerte, odian al Chelsea [risas]. Cuando hay partido, vemos la tele con las bufandas del Manchester. Es obligatorio. Soy permisivo, pero no tanto.
?Han le¨ªdo sus libros? No.
?Ni han visto sus pel¨ªculas? No creo. Toman distancia.
?Usted las ha vuelto a ver? Ni loco. Hace poco hicieron en Londres un pase de Mi hermosa lavander¨ªa porque se cumplen 25 a?os del estreno, o 30, ya ni me acuerdo. Estaba todo el mundo, los actores, el equipo, todos. Stephen Frears y yo nos fuimos al bar. Ni se me ocurre volver a verla. No quiero pasarme el rato vi¨¦ndole los defectos. Prefiero mirar hacia delante.
?Ley¨® usted las novelas de su padre? S¨ª, cuando estaba escribiendo Mi o¨ªdo en su coraz¨®n. Son interesantes porque hablan de c¨®mo era crecer en el Imperio Brit¨¢nico. En Bombay los soldados estaban presentes todo el rato. Les ten¨ªan miedo. Cuando lleg¨® la II Guerra Mundial se tuvieron que poner del lado de los brit¨¢nicos contra Hitler. No pod¨ªan ser a la vez anti y probrit¨¢nicos. Es muy interesante porque en alg¨²n momento todos somos minor¨ªa para alguien.
?Escribi¨® El buda de los suburbios porque sent¨ªa que nadie hab¨ªa hablado de ese mundo? Yo hab¨ªa le¨ªdo mucha literatura inglesa ¨CH. G. Wells, Graham Greene¨C; tambi¨¦n ten¨ªa mucha influencia americana: el primer Philip Roth ¨Cel de El lamento de Portnoy¨C, tal vez de Bellow. De Salinger sobre todo. Hab¨ªa le¨ªdo mucho sobre gente de barrio en Estados Unidos y quer¨ªa escribir sobre un chaval de barrio, pero en Reino Unido, gente que escuchaba m¨²sica pop y se drogaba. Y sobre la inmigraci¨®n. Nunca hab¨ªa le¨ªdo nada sobre la inmigraci¨®n en Londres. Bueno, un par de cosas, y alguna buena, pero todas tristes, del tipo ¡°c¨®mo el racismo me arruin¨® la vida¡±. El buda de los suburbios es un libro alegre, optimista. Me divert¨ª mucho escribi¨¦ndolo. Tuve que inventarme un tono, pero en eso consiste ser escritor, en inventarte una voz en la que quepa todo lo que piensas.
Hanif Kureishi
En 1985, una pel¨ªcula de Stephen Frears puso ante los ojos del mundo una historia de amor homosexual entre dos chicos de barrio de distinta raza. Se titulaba Mi hermosa lavander¨ªa, suced¨ªa en Londres y el autor del guion era Hanif Kureishi (Londres, 1954), un melenudo de familia paquistan¨ª que intentaba ser dramaturgo. Aquel guion fue candidato al Oscar, y el escritor dirigi¨® incluso Londres me mata; pero su consagraci¨®n llegar¨ªa de la mano de una novela, El buda de los suburbios, publicada en Espa?a, como el resto de sus libros, por Anagrama. El ¨¢lbum negro (sobre el radicalismo isl¨¢mico), Intimidad (sobre su separaci¨®n) y Mi o¨ªdo en su coraz¨®n (sobre su padre) son tres hitos de su carrera.
?Hay ahora un mundo del que nadie est¨¦ hablando? Tal vez. Me gustar¨ªa leer la novela de un joven espa?ol o italiano sobre la crisis, sobre c¨®mo es sentir que no tienes futuro, que la generaci¨®n de tus padres la cag¨®, sobre c¨®mo grandes naciones europeas han terminado dirigidas por las instituciones financieras internacionales. O la historia de esos inmigrantes que huyen de ?frica.
En muchas ocasiones van a un pa¨ªs cuya lengua no hablan. No es el caso de los protagonistas de sus libros. Supongo que habr¨¢ que esperar. Es cierto. Yo nunca me sent¨ª en un idioma extranjero. Ya en India, mi familia hablaba ingl¨¦s. El idioma fue una suerte. Si escribes en franc¨¦s es m¨¢s dif¨ªcil que te traduzcan o triunfar en Estados Unidos. Mi hermosa lavander¨ªa fue un ¨¦xito all¨ª. Y eso que en algunos sitios la pasaron con subt¨ªtulos. El ¨¦xito de la pel¨ªcula me ayud¨® mucho.
?Preferir¨ªa el Oscar de Hollywood o el Nobel de Literatura? Qu¨¦ pregunta. Para m¨ª, escribir un guion, una novela o un ensayo es todo lo mismo: escribir, contar una historia. Cuando un director me pide un guion, trato de darle la mejor historia que puedo. Ahora, de hecho, estoy buscando una para el cine y no se me ocurre nada. La verdad es que nunca sabes si se te volver¨¢ a ocurrir algo interesante.
El protagonista de La ¨²ltima palabra detesta a Forster y a Orwell, pero adora a Jean Rhys. ?Comparte sus gustos? El odio, no; el amor, s¨ª. Me encanta Jean Rhys, su fuerza, su melancol¨ªa, su crudeza al mismo tiempo; la vida en la calle, en los bares, esos amores fugaces y desgarradores, la precariedad de su vida.
Muy actual. S¨ª, se podr¨ªa hacer una buena pel¨ªcula con sus historias, ahora que lo pienso. Nunca sabes de d¨®nde te va a venir una idea.
De hecho, cuando parec¨ªa que era usted el cronista callejero de los inmigrantes, la fetua contra su amigo Salman Rushdie le llev¨® a escribir El ¨¢lbum negro y Mi hijo el fan¨¢tico. ?No tuvo miedo? La fetua me hizo pensar en el islam, el radicalismo, la integraci¨®n, todo eso. No tuve miedo porque nunca blasfem¨¦. No soy tan tonto.
?Rushdie lo fue? No, no, ¨¦l escribi¨® un buen libro. No como las caricaturas, que s¨ª eran una tonter¨ªa.
?Las danesas? No, las de Charlie Hebdo. Ni siquiera eran graciosas. Salman las ?defendi¨®, y es cierto que uno tiene que defenderlas, pero nunca me parecieron ni graciosas ni inteligentes. Pero yo defiendo su derecho a dibujar lo que quieran. Blasfemar es un derecho, algo muy importante. Yo nunca lo usar¨ªa, pero lo defender¨ªa siempre. Odio el autoritarismo religioso que te dice lo que puedes hacer o decir, pero los dibujos de Charlie Hebdo no me gustaron. No por motivos morales, sino est¨¦ticos: eran muy feos. Y nada inteligentes, como digo. Una provocaci¨®n facilona. Pero, insisto, defender¨ªa en cualquier sitio su derecho a dibujarlos. Eso no me da miedo.
?Tampoco teme a Naipaul? El escritor que sale en La ¨²ltima palabra se parece a ¨¦l. Nunca dije que lo fuera o que no lo fuera. Siempre he escrito sobre j¨®venes, pero tambi¨¦n mis personajes envejecen, ?no? Ese era un personaje sobre el que me divirti¨® escribir: un hombre fastidioso, descre¨ªdo, vanidoso, un loco. Lo iba escribiendo como sal¨ªa, sin pensar. Me lo pas¨¦ muy bien.
Blasfemar es un derecho. Nunca lo usar¨ªa, pero lo defiendo¡±
?Ha le¨ªdo su biograf¨ªa? Tiene cosas en com¨²n con su novela. No leo mucho. Leo sobre todo peri¨®dicos, poes¨ªa, filosof¨ªa para ver si puedo echar una mano a mis hijos. Y como soy profesor de escritura, tengo que leer lo que escriben mis alumnos.
Alguna vez ha dicho que escribir es f¨¢cil si sabes c¨®mo. ?Se puede aprender a escribir? ?Se puede ense?ar? Escribir es todo un trabajo. Tener ¨¦xito, no digamos. Antes habl¨¢bamos de Jean Rhys. Piensa en ella y en su fracaso durante a?os. Cont¨® maravillosamente su trocito de mundo: las calles, los caf¨¦s, el alcohol, el amor, el sexo¡ Tiene una visi¨®n personal del mundo, una visi¨®n muy fuerte. Eso es lo que necesitas para escribir, y eso lo tienes o no lo tienes. Mucha gente no lo tiene por mucho que haya le¨ªdo o por muy inteligente que sea. Escribir tiene que ver con eso: una visi¨®n del mundo. Puede ser peque?a, pero debe ser personal, ¨²nica. Y profunda. Y que interese a los dem¨¢s, claro. Es como un truco de magia. Eso no se puede ense?ar.
Usted ha escrito y dirigido. ?C¨®mo se traslada esa visi¨®n tan personal del mundo a una pel¨ªcula? Es muy dif¨ªcil. T¨² vas con tu visi¨®n del mundo y tienes que convencer a un director que tiene que convencer a un productor que tiene que convencer a un banquero. Tienes que saber manejar a toda esa gente manteniendo tu visi¨®n del mundo. Hay directores que solo tienen la capacidad de gesti¨®n, pero no la visi¨®n. Tienes que ser una persona excepcional: Hitchcock, o Scorsese, o Woody Allen, o David Lynch.
?C¨®mo fue su experiencia en el cine? Me gusta ese mundo, los actores, los rodajes, pero no quiero ser director, quiero ser escritor. Es m¨¢s f¨¢cil. Y, para m¨ª, m¨¢s divertido.
Siempre habla de divertirse. ?Cu¨¢l fue el libro m¨¢s duro de escribir? Intimidad. Ten¨ªa que ser a la vez directo y distante. ?Ten¨ªa que escribir sobre mi ?propia experiencia, sobre lo que me estaba pasando, mi separaci¨®n, pero ten¨ªa que ser un libro. Fue duro. Ten¨ªa que escribir ?cosas que odiaba tener que escribir, cosas que normalmente piensas, pero no dices. El amor, el fin del amor. Sab¨ªa que mucha gente iba a odiarlo, pero estoy orgulloso de haberlo escrito. No he vuelto a leerlo.
Hace poco vendi¨® sus manuscritos a la Biblioteca Brit¨¢nica. ?No reley¨® sus diarios antes de entregarlos? No. Hab¨ªa cientos de cuadernos. Siempre llevo uno encima, como una c¨¢mara fotogr¨¢fica: est¨¢n llenos de ideas instant¨¢neas que hay que atrapar. En alguno est¨¢ la primera frase de El buda de los suburbios, tal cual: ¡°Me llamo Karim Amir y soy ingl¨¦s de los pies a la cabeza, casi¡±. Se me ocurri¨® un d¨ªa y pens¨¦ que ah¨ª hab¨ªa algo. En otro est¨¢n los d¨ªas en que Salman me iba contando que estaba escribiendo una nueva novela. Era, precisamente, Los versos sat¨¢nicos. Pero no voy a releer todo eso. Necesitar¨ªa otra vida para revisar lo que he escrito en esta. Ni loco. Se estaban pudriendo en mi casa y pens¨¦: que se pudran en la Biblioteca Brit¨¢nica.
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