De por qu¨¦ Andrea Pirlo gusta a hijas, madres y rivales
Elegante, sofisticado y guapo. El jugador italiano m¨¢s carism¨¢tico ha cambiado muchas cosas. Estas son las claves de su seducci¨®n
En un mundo como el del f¨²tbol, lleno de falsos dioses e infieles profetas, los pirlistas s¨®lo creen en la verdadera clase de Andrea Pirlo (Flero, 1979). Un artista renacentista del bal¨®n que no pudo ponerle el lazo a su carrera deportiva con su tercera Copa de Europa (gan¨® el Barcelona 3-1). En sus memorias, Penso, quindi gioco (Pienso, luego juego), revela que s¨®lo la Playstation le gusta tanto como el f¨²tbol, porque ¡°despu¨¦s de la rueda, es el mejor invento de la historia¡±. Para a?adir: ¡°Desde que juego a la Play, siempre lo hago con el Barcelona¡±. Estos son los logros del deportista italiano m¨¢s carism¨¢tico de los tres ¨²ltimos lustros.
C¨®mo Pirlo cambi¨® la historia
La final de la Champions se jug¨® en Berl¨ªn, donde Pirlo se proclam¨® campe¨®n del mundo con Italia en 2006. Entonces ten¨ªa 27 a?os. No era un chaval, pero nadie se hab¨ªa fijado en ese regista que hab¨ªa demolido la tradici¨®n italiana acu?ada por Gianni Brera: como los italianos son un pueblo d¨¦bil en comparaci¨®n a ingleses y alemanes, deben defender con m¨¢s hombres y sacrificar a los jugadores m¨¢s creativos. Marc¨® un gol, dio un pase imposible en semifinales y tir¨® el primer penalti de la final a lo Pirlo: es decir, como si en vez de sangre tuviera mercurio en las venas. ¡°No siento presi¨®n¡ me importa un bledo. Pas¨¦ esa tarde en Berl¨ªn durmiendo y jugando a la Play. Por la noche, sal¨ª y gan¨¦ la Copa del Mundo", se?al¨®. El pirlismo hab¨ªa nacido y, con ellos, los pirlistas.
C¨®mo Pirlo acab¨® con Berlusconi
En 2011, a punto de cumplir 32 a?os, el A. C. Mil¨¢n se neg¨® a renovarle el contrato m¨¢s de un a?o. La Juventus le ofreci¨® tres. El 12 de mayo, Pirlo anunci¨® que dejaba el que fuera su hogar durante diez temporadas para desespero de los tifossi rossoneri; el 30 de mayo, el partido de Silvio Berlusconi perdi¨® las elecciones a la alcald¨ªa de Mil¨¢n con estr¨¦pito. Fue el inicio de la debacle pol¨ªtica de Il Cavaliere; fue el inicio del resurgir juventino: en la era pre-Pirlo, la Juve hab¨ªa sido siete veces subcampe¨®n. En la era Pirlo ha ganado todas las Ligas. Con raz¨®n, a la entrada del coqueto Juventus Stadium una de las camisetas m¨¢s vendidas reza: ¡°¡°Keep calm and pass it to Pirlo¡± (Mant¨¦n la calma y p¨¢sasela a Pirlo).
C¨®mo Pirlo impuso su barba
Cambios extremos reclaman estilismos revolucionarios. Al menos si eres alguien tan sumamente elegante como Pirlo. Desde que firm¨® por la Juve, Andrea acab¨® con la dictadura de las patillas perfiladas instaurada por Buffon, Cannavaro, Del Piero y compa?¨ªa para sustituirla por una cuidadosamente descuidada barba. Probablemente, la m¨¢s famosa de la historia del f¨²tbol tras la del brasile?o S¨®crates. Seg¨²n unas declaraciones a France Football que suenan a trola de las gordas, todo fue fruto de la apat¨ªa: ¡°No me molestaba durante el verano as¨ª que la dej¨¦ crecer. Ahora no pierdo tiempo en afeitarme¡±. Aceptadlo, hipsters: antes de que Malasa?a o El Borne se llenaran de barbas, Pirlo ya luc¨ªa la suya.
C¨®mo Pirlo gusta tanto a hijas como a madres
Hijo de un empresario sider¨²rgico y, por tanto, de buena familia, Pirlo nunca ha dado esc¨¢ndalos. Se cas¨®, joven (como todos los futbolistas, en 2001), con Deborah Roversi. Tuvo dos hijos (de 8 y 11 a?os) y se divorciaron en 2014, cuando Andrea conoci¨® a Valentina Baldini (35 a?os) en un club de golf. Las dos, por cierto, son rubias. M¨¢s italiano que el pepperoni y las mochilas Invicta juntas, lo ¨²nico que trascendi¨® de su ruptura con Roversi fue que el jugador busc¨® apoyo psicol¨®gico en el cura del equipo, de nombre don Massimiliano Gabricci. Pirlo es de los pocos hombres que pone de acuerdo a hijas postadolescentes con sus madres: gusta a las dos. Un tipo con suerte.
Soy un gitano errante sobre el campo. Lo ¨²nico que quiero son un par de metros cuadrados. Se llama asistencia de gol y es mi manera de propagar la felicidad¡±
C¨®mo Pirlo se compromete socialmente
De simpat¨ªas progresistas, en el campo s¨®lo ha cambiado el rictus ante los insultos racistas a su compa?ero Mario Balotelli. Como cuenta en sus memorias: ¡°Son una verdadera pandilla de frustrados que se han apropiado de lo peor de la historia¡ Siempre que veo a Mario en un campo de entrenamiento en Italia le doy la mejor de mis sonrisas. Es mi manera de hacerle saber que siempre voy a apoyarle y que nunca debe rendirse¡±. Como para que le importe un comino que, por sus barbas, los rivales le insulten llam¨¢ndole "zingari" (gitano): ¡°Soy un gitano errante sobre el campo. Un centrocampista buscando continuamente un espacio libre donde me pueda mover a mis anchas [¡] Lo ¨²nico que quiero son un par de metros cuadrados para ser yo mismo. Un espacio para profesar mi credo: coger la pelota, d¨¢rsela a un compa?ero y que el compa?ero marque. Se llama asistencia de gol y es mi manera de propagar la felicidad¡±.
C¨®mo Pirlo ha demostrado que el f¨²tbol moderno es una patra?a
La leyenda atribuye a Rogelio Sosa, ese h¨¦roe b¨¦tico de la Copa del Rey de 1977, esa frase que tanto odian los runners de todo el planeta: ¡°Correr es de cobardes¡±. Las estad¨ªsticas se las puede llevar el diablo: el f¨²tbol empez¨® a irse al carajo el d¨ªa que a los entrenadores (o a sus ayudantes) les ense?aron a hacer gr¨¢ficos con un ordenador. Si metieran los datos de Pirlo, el aparato estallar¨ªa: no corre m¨¢s que nadie, no esprinta m¨¢s que nadie, pero es de los mejores. ¡°Odio los calentamientos de antes de los partidos [¡]. No son m¨¢s que ejercicios masturbatorios¡±. Con su barba, su cabellera a media altura, su suave manera de deslizarse por el campo, Pirlo parece un Siddharta en pantal¨®n corto. Este hombre no corre, flota: es un cowboy imperturbable que observa a sus compa?eros de l¨ªnea, Paul Pogba y Arturo Vidal, hacer surcos en el campo como si fueron bisontes. En un mundo de hist¨¦ricos hipermusculados, la fantas¨ªa reside en las botas del hombre m¨¢s discreto del mundo.
C¨®mo Pirlo nos romper¨¢ el coraz¨®n¡ y llenar¨¢ nuestras copas
¡°Si gano la final de la Champions, probablemente dejar¨¦ la Juventus¡±, dijo Pirlo hace unos d¨ªas a media voz, con esa manera que tiene de decirlo todo. Y la perdi¨®. Ahora tendr¨¢ que decidir su futuro. Cree que a¨²n le quedan dos a?os antes de retirarse a Brescia, a su hogar. All¨ª espera mirar, con la misma impasibilidad con la que observa la porter¨ªa antes de ejecutar las faltas con su patentada t¨¦cnica de l¡¯ascensore, c¨®mo crecen sus vi?edos. El vino, su otra gran pasi¨®n que, como ¨¦l, mejora con los a?os.
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