?Del colonialismo franc¨¦s al chino?
La africanista Anne-C¨¦cile Robert cree que el continente vive un periodo de transformaci¨®n acelerado que en otros lugares se demor¨® varios siglos
¡°No pienso que ?frica est¨¦ atrasada, est¨¢ resistiendo al modelo de desarrollo depredador que se le est¨¢ imponiendo. Se trata de una resistencia cultural al modelo econ¨®mico neoliberal y habr¨ªa que estar orgulloso de ello¡±. Esta es, quiz¨¢s, la clave para entender el discurso de la francesa Anne-C¨¦cile Robert muy conocida por sus an¨¢lisis sobre la situaci¨®n de ?frica en Le Monde diplomatique, donde es directora de ediciones y relaciones internacionales. Es tambi¨¦n profesora asociada en el Instituto de Estudios Europeos de la Universidad Par¨ªs 8 y autora, entre otros libros, de ?frica en auxilio de Occidente (Icaria, Barcelona, 2007).
En este libro sostiene que ?frica podr¨ªa, a partir de su patrimonio cultural, aportar una visi¨®n m¨¢s armoniosa y m¨¢s equilibrada de la relaci¨®n entre los humanos y la naturaleza. Todo ello sin idealizar ni negar la dram¨¢tica situaci¨®n del continente. En Occidente hay una dicotom¨ªa entre el ser humano y su entorno, se afirma que el hombre es el amo de la creaci¨®n, lo cual est¨¢ teniendo unas consecuencias nefastas para todos nosotros, mientras que en ?frica existe una armon¨ªa entre los dos aspectos. A pesar de la modernizaci¨®n, los africanos mantienen sus valores de solidaridad, acogida¡ cosas que en Occidente se piensa que pertenecen al pasado, al mundo rural y se rechazan. Es por eso que Robert cree que ?frica puede ayudar a Occidente y ¨¦ste necesita de ?frica.
Pudimos charlar con Anne-C¨¦cile el pasado 26 de mayo, antes de que diera comienzo su conferencia en La Casa Encendida de Madrid, dentro del ciclo El mundo en 2005, titulada El futuro de ?frica. Se necesitar¨ªan horas para poder discutir con ella la infinidad de temas que sugiere. Le gusta hablar (de hecho no tenemos tiempo para formular todas las preguntas que hab¨ªamos preparado) pero su conversaci¨®n es muy amena y muy cr¨ªtica.
Ante la pregunta sobre cu¨¢l es la situaci¨®n de ?frica hoy, afirma que el continente vive un periodo de aceleraci¨®n de su historia y est¨¢ sometido a mutaciones que otros continentes vivieron a lo largo de 200 o 400 a?os, como pueden ser la urbanizaci¨®n, la demograf¨ªa¡
Resulta dif¨ªcil analizar este fen¨®meno porque est¨¢ teniendo lugar ahora mismo, ante nuestra mirada, por eso es necesario tomar distancia y no proyectar nada sobre el continente africano".
Un aspecto muy importante a tener en cuenta, sugiere, es el hecho de que el mundo de la guerra fr¨ªa y de la colonizaci¨®n se est¨¢ acabando. El neocolonialismo tambi¨¦n. A pesar de ello, Francia, por ejemplo (sus ejemplos tienen que ver con este pa¨ªs), sigue siendo un poder en ?frica con operaciones militares organizadas desde Par¨ªs, como la de Mal¨ª. Sin embargo, pierde presencia y ¨¦sta se cuestiona por primera vez. Ahora, las empresas francesas tienen que competir con chinas, indias o estadounidenses. Hoy licitan para conseguir contratos en igualdad de condiciones. Anta?o se los daban directamente. Esto crea problemas y ha llevado a algunas intervenciones francesas. Por ejemplo, asegura, la destituci¨®n de presidente Laurent Gbogbo de Costa de Marfil en 2011 tiene que ver con el anuncio que hizo de que las empresas francesas perd¨ªan sus privilegios. Tras esas declaraciones se organiz¨® un golpe de estado. Cuando el nuevo presidente, Alassane Outtara, lleg¨® al poder, lo primero que hizo fue volar a Par¨ªs a firmar contratos.
Lo cierto es que la dominaci¨®n colonial tradicional se est¨¢ cuestionando. Esto que puede ser positivo tiene tambi¨¦n un aspecto negativo: no significa que ?frica se vuelva libre e independiente. Los pa¨ªses africanos se est¨¢n girando hacia China que tambi¨¦n tiene una visi¨®n colonialista. Pasan de un due?o a otro. Lo positivo es que los africanos pueden hacer que las diversas potencias compitan entre ellas para beneficiarse. Sin embargo, este nuevo panorama todav¨ªa no est¨¢ dando frutos pues las clases directivas africanas son muy corruptas y les interesa perpetuar el sistema heredado de las colonias: no quieren el beneficio de su pa¨ªs sino el suyo propio.
?Es verdad que la democracia y el respeto a los derechos humanos se est¨¢n imponiendo en el continente? Su respuesta es s¨ª. "Desde los a?os noventa del siglo pasado, el continente ha entrado en un proceso de democratizaci¨®n. Ahora hay multipartidismo, elecciones; los africanos tienen espacios de libertad". Pero este fen¨®meno no termina aqu¨ª: muchos dirigentes africanos son grandes manipuladores, crean sus propios partidos de oposici¨®n, lo que les lleva a ganar siempre las elecciones. Alg¨²n estudioso habla de ¡°dictadores validados en las urnas¡±.
Son democracias inacabadas que necesitan de la sensibilizaci¨®n de la poblaci¨®n, sobre todo en el ?frica franc¨®fona, la angl¨®fona est¨¢ m¨¢s adelantada en este aspecto. Estamos asistiendo a fen¨®menos como el de Burkina Faso donde los j¨®venes expulsaron a Campaor¨¦, despu¨¦s de 27 a?os en el poder. Ahora, este, desde su exilio en la vecina Costa de Marfil intenta manipular el proceso democratizador. En Senegal vivimos el movimiento Y¡¯en a Marre. Y ahora en Burundi estamos viviendo en directo un fen¨®meno similar.
La democracia es un proceso irrevocable
?Es el modelo de democracia occidental el ideal para ?frica?, se pregunta Robert. Ella concibe que existan modelos de democracia distintos en los diversos continentes. "A lo mejor, los que imponen las instituciones internacionales no son los mejores para ?frica. Hoy se habla mucho de buena gobernanza. Sin embargo, en la Edad Media, cuando en Europa exist¨ªan monarqu¨ªas absolutas, muchos imperios africanos ya ten¨ªan esos modelos, monarqu¨ªas constitucionales con separaci¨®n de poderes. Exist¨ªa, por ejemplo, un jefe de la tierra, un jefe de la lluvia, un consejo de ancianos, mecanismos de control del poder del rey¡ Con la colonizaci¨®n, se olvidaron. Y si los africanos mirasen su propia historia, a lo mejor encontrar¨ªan f¨®rmulas adecuadas. Hay muchos valores africanos que deben ser explorados: la costumbre comunitaria, la palabra en sentido amplio y la capacidad de discusi¨®n, de escuchar al pueblo o el esfuerzo por mantener la armon¨ªa del grupo. En Occidente, por el contrario, prima la imposici¨®n, el derrotar al contrario".
Al hablar de la tan nombrada "emergente clase media africana" y del papel que est¨¢ jugando en el asentamiento de la democracia, la autora afirma que un pa¨ªs no se puede desarrollar sin ella. Es dif¨ªcil cuantificar el fen¨®meno pero se puede a trav¨¦s de datos sobre crecimiento del n¨²mero de abonados a la telefon¨ªa m¨®vil, de las ventas de coches, la r¨¢pida urbanizaci¨®n¡
En el ?frica angl¨®fona, m¨¢s que en la franc¨®fona, podemos ver que las clases medias representan un buen porcentaje de la poblaci¨®n. Estas pueden contribuir al desarrollo, lo que es un dato positivo, pero tambi¨¦n tienen un aspecto negativo: ya no son las clases medias de los a?os setenta, justo tras la independencia, que realizaron muchos sacrificios, incluso renunciando a la propia carrera, para ayudar a sus pa¨ªses. Ahora, son gentes que piensan primero en sus negocios y en sus familias, antes que en su pa¨ªs. ?Qu¨¦ es lo que quieren? Enriquecimiento. En ?frica hay muchos millonarios. Choca la proximidad entre el ?frica rica y moderna con otra casi medieval.
Muchos miembros de la clase media est¨¢n sobreendeudados por su af¨¢n de consumo, mientras que un 40% de africanos vive con menos de un d¨®lar al d¨ªa. "Polarizaci¨®n de la sociedad", lo llama antes de ocuparse del papel de los j¨®venes en el cambio del continente a pesar de las altas tasas de desempleo o la necesidad de migrar a otros pa¨ªses en busca de una vida m¨¢s digna, de esos? cientos de j¨®venes que quieren cruzar el Mediterr¨¢neo y terminan siendo v¨ªctimas. "A veces, comenta, pueblos enteros se endeudan para que uno de sus j¨®venes emigre y si muere en el camino todo el pueblo se arruina".
Un aspecto positivo de la migraci¨®n son las remesas. El Banco Mundial calcula que los inmigrantes env¨ªan al continente unos 20 millones de d¨®lares cada a?o. Mucho dinero. Por ejemplo, en Mali las remesas representan un 11% del PIB y supera en 218 veces la ayuda al desarrollo que el pa¨ªs recibe. Por eso, algunos expertos opinan que hay que hacer algo con respecto a este dinero ya que no se invierte en desarrollo; se utiliza para pagar el alquiler, el colegio, problemas m¨¦dicos y eso no produce. Tambi¨¦n hay qui¨¦n opina que como los africanos tienen ese dinero hay que reducir las ayudas al desarrollo porque si utilizasen bien las remesas ser¨ªan capaces de salir de su pobreza. A Robert le escandaliza que las compa?¨ªas de env¨ªo de remesas, como la Western Union, se queden con un 19% de la cantidad enviada. ?Lo positiva? Que ya est¨¢n surgiendo empresas africanas.
Los j¨®venes no tienen trabajo
Las econom¨ªas africanas crean pocos empleos. Est¨¢n basadas en la explotaci¨®n no en la transformaci¨®n. Y aquellos que invierte, como los chinos, traen su propia mano de obra desde su pa¨ªs. El tan cacareado crecimiento no representa puestos de trabajo ni hace desaparecer las desigualdades. Se barajan cifras de paro, seg¨²n pa¨ªses, que oscilan entre un 48% y un 70%. Por eso mucha gente vive de la econom¨ªa informal. Muchos estudiantes sin nada que hacer al terminar? vuelven a sus pueblos a cultivar la tierra u optan por la migraci¨®n, la fuga de cerebros. "En ?frica no hay buenos empleos para los profesionales por eso se van. Los hospitales franceses est¨¢n llenos de m¨¦dicos africanos y los m¨¦dicos franceses emigran a Canad¨¢ porque all¨ª tienen mejores salarios o a ?frica, como parte de la ayuda humanitaria, a hacer el trabajo que deber¨ªan hacer los m¨¦dicos africanos". Anne-C¨¦cile Robert piensa que este sistema es absurdo.
El problema est¨¢ en el modelo econ¨®mico: la econom¨ªa globalizada mantiene en ?frica el mismo sistema que durante la colonizaci¨®n: todo para la metr¨®polis y el desarrollo en la colonia centrado en las zonas de costa para favorecer la exportaci¨®n, de ah¨ª la imposici¨®n de cultivos ¨²nicos o la explotaci¨®n de materias primas. Este esquema sigue vigente hoy d¨ªa y por eso, mientras los puertos y las ¨¢reas litorales se desarrollan, en el interior faltan todo tipo de infraestructuras. La econom¨ªa liberal impuesta por las instituciones internacionales no favorece el desarrollo de los pa¨ªses sino solo la exportaci¨®n bajo la excusa de que todos los pa¨ªses puedan competir libremente. Se habla del libre intercambio y se pide a Mali que compita con China o Alemania al mismo nivel. Este modelo econ¨®mico no permite el desarrollo basado en el potencial del pa¨ªs. Adem¨¢s, son econom¨ªas que pueden tumbarse f¨¢cilmente cuando el precio de las materias primas cae.
Es por esto que intelectuales africanos como Aminata Traor¨¦ piensan que ?frica no es pobre sino que est¨¢ empobrecida. Tambi¨¦n Thomas Sankara dijo que no se pod¨ªa seguir importando todo de fuera que hab¨ªa que producir para el consumo en el propio pa¨ªs. Cuestion¨® los intereses de Francia. Muri¨® asesinado.
Debemos terminar nuestra conversaci¨®n. Tiene que bajar al auditorio para dar su charla. "Podemos concluir que ?frica est¨¢ llena de potencialidades y de zonas grises. Son los africanos los que deben decidir cu¨¢les son sus intereses y formar su propia visi¨®n de la globalizaci¨®n". Y se marcha.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.