Par¨ªs, capital europea del desalojo de migrantes
Las continuas evacuaciones de cientos de africanos muestran la impotencia de la UE
Par¨ªs se ha convertido en junio en la capital europea del desalojo de migrantes. Van ya cinco en lo que llevamos de mes. Cientos de africanos han sido llevados de un sitio a otro a la fuerza, en ocasiones con inusitada violencia, mientras las autoridades se muestran incapaces de encontrar una soluci¨®n humanitaria y legal para los desheredados llegados desde la costa africana.
La retah¨ªla comenz¨® el 2 de junio. El prefecto aleg¨® peligro de ¡°epidemia¡± y envi¨® a los antidisturbios. Unos 300 hombres, mujeres y ni?os fueron evacuados del bulevar de la Chapelle. Algunos llevaban all¨ª desde el oto?o, en tiendas de campa?a montadas bajo un puente de la l¨ªnea del metro, pero en primavera el grupo se multiplic¨® por tres al mismo tiempo que se disparaba la cifra de barcazas entre Libia e Italia.
Los desalojados, en su mayor¨ªa eritreos, somal¨ªes o sudaneses, se instalaron entonces en los aleda?os de una iglesia y en un jard¨ªn. En una semana, la polic¨ªa realiz¨® otras tres violentas evacuaciones, retransmitidas en directo por varias televisiones. Volvieron a agruparse en un antiguo parque de bomberos hasta que aceptaron ir a un alojamiento por unos d¨ªas. Un parche que augura futuros desalojos en una serie interminable hacia ninguna parte.
M¨¢s de la mitad de estos evacuados de un lado a otro tienen derecho a pedir asilo, pero necesitan tiempo e informaci¨®n antes de decidir d¨®nde hacerlo. La alcaldesa, Anne Hidalgo, ha hecho una sensata propuesta: ¡°Hace falta un centro para los que no saben d¨®nde pedir asilo, un lugar donde puedan alojarse y reflexionar¡±.
Pero no son buenos tiempos para las soluciones sensatas. Al ultraderechista Frente Nacional le parece ¡°un siniestro proyecto¡±, ¡°un nuevo Sanglatte en Par¨ªs¡±, en referencia al campamento creado hace a?os frente a Calais. Mientras los l¨ªderes europeos se pierden en el debate de cuotas s¨ª o no, estos cientos de perseguidos por las calles de Par¨ªs ya solo conf¨ªan en que al menos no vuelvan a rociarles con gas lacrim¨®geno en la pr¨®xima evacuaci¨®n policial.
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