5.837 refugiados
Esta entrada ha sido escrita desde Uganda porAlberto Eisman (@ajeisman). Hoy se re¨²nen en Luxemburgo los ministros de interior de la UE para discutir el reparto de las cuotas de refugiados.
Refugiados en la costa de Libia. Foto: EL PA?S/STR(EFE)
Hay d¨ªas en los que, ante tanta demagogia y tanta mezquindad que uno ve por ah¨ª, uno necesita rebuscar en el ba¨²l de los recuerdos y recuperar all¨ª a modo de peque?a dosis de vitamina emocional alg¨²n momento de esos que te reconcilie con la humanidad.
Me encontraba en un servicio religioso cat¨®lico que se celebraba en una maltrecha caba?a de un campo de desplazados internos de las afueras de Jart¨²m, en unas condiciones extremas porque estaba situado ya en zona des¨¦rtica, con poco acceso a agua y, como vivienda, ten¨ªan s¨®lo d¨¦biles tiendas o casuchas de adobe que se ven¨ªan abajo cada vez que hab¨ªa una tormenta de arena.
Aquel d¨ªa se hab¨ªan juntado para el servicio dominical un buen pu?ado de personas que abarrotaban la improvisada iglesia. Su apariencia denotaba claramente las terribles condiciones a las que se ve¨ªan expuestos: ra¨ªdas camisas remendadas cien veces, jirones en la tela, sandalias hechas de neum¨¢ticos... muy dignos, pero tambi¨¦n muy pobres. Cuando lleg¨® el momento del ofertorio, el catequista que ayudaba al sacerdote y que hac¨ªa de maestro de ceremonias sac¨® una destartalada caja y la puso delante del altar con estas palabras ¡°hermanos, como sab¨¦is, este es el domingo de C¨¢ritas, as¨ª que os pido por favor que hag¨¢is un esfuerzo para ayudar a aquellos hermanos nuestros que est¨¢n peor que nosotros¡±.
Al o¨ªr tales palabras, a m¨ª se me cayeron dos l¨¢grimas como dos melocotones... ¡°Aquellos que est¨¢n peor que nosotros¡±, esos iban a ser los beneficiarios de la colecta de esa fam¨¦lica feligres¨ªa que apenas pod¨ªa asegurarse m¨¢s de una comida al d¨ªa. No s¨¦ cu¨¢ntas monedas cayeron en aquella caja, lo mismo que tampoco s¨¦ cu¨¢ntas personas vieron cubiertas sus necesidades primarias con aquella seguro que escu¨¢lida ofrenda, pero me da igual. Esa situaci¨®n me hizo adentrarme m¨¢s en ese misterio de un ?frica que por un lado aparece en los medios con el sambenito de ser un lugar subdesarrollado, corrupto, sangriento y dejado de la mano de Dios, mientras que yo, pobre mortal, apenas puedo hacer para que las personas que me lean comprendan la profundidad de esa ?frica solidaria, tierna y profundamente humana que se manifiesta en gestos tan admirables como el que tuve el privilegio de contemplar en aquella improvisada iglesia.
Es una de mis teor¨ªas que ?frica no se ha desarrollado m¨¢s simplemente porque por naturaleza es m¨¢s solidaria. Donde caben tres, caben cuatro, donde comen unos padres y unos hijos comen tambi¨¦n unos hu¨¦rfanos de la vecindad, donde uno llega es bienvenido y tratado lo mejor posible porque el visitante ¡°es siempre una bendici¨®n¡± y ¨Cm¨¢s all¨¢ de cualquier clich¨¦ buenista¨C se le acoge en realidad como tal.
Por eso me duele que la Europa de la que vengo se enquiste en su ego¨ªsmo y su intolerancia ante el sufrimiento de los dem¨¢s. Dicen ¡°no hay sitio para m¨¢s gente¡± cuando en la trastienda rural de nuestro pa¨ªs languidecen pueblos que se quedan sin gente, donde cierran centros de salud y escuelas porque ya no hay ni?os... Nuestra sociedad se muere en su infertilidad demogr¨¢fica y de valores. Preferimos mirar para otro lado mientras muchos de los que se aventuran ¨C entramp¨¢ndose de por vida gracias a las mafias ¨C mueren como moscas engullidos por un mar que no perdona a los desesperados incautos ¨C o a los desesperados en grado m¨¢ximo ¨C que osan desafiarlo en una c¨¢scara de nuez.
Ahora Europa decide repartir el ¡°pastel¡± de refugiados (no de aquellos que quieren una vida m¨¢s regalada, sino de quienes quieren sobrevivir ante el acoso y la inhumanidad de reg¨ªmenes f¨¦rreos como el de Eritrea por poner un claro ejemplo) y a Espa?a le piden el inmenso esfuerzo de admitir a 5.837 refugiados m¨¢s. Seguro que no faltar¨¢ quien diga que es un abuso, que aqu¨ª ya no cabe nadie m¨¢s, que el trabajo primero para los espa?oles... todo un gazpacho de afirmaciones viscerales y xen¨®fobas alentadas por una sociedad que se ahoga en su ego¨ªsmo y en su insolidaridad. Otras instituciones, como C¨¢ritas (que sabe del tema m¨¢s que muchos despachos oficiales porque atiende ya a 3,5 millones de personas) dice una frase tan tajante como ¡°Espa?a tiene capacidad m¨¢s que de sobra.¡± Aunque s¨®lo fuera por ego¨ªsmo demogr¨¢fico (ya hay quien ha alertado de una situaci¨®n explosiva dentro de pocos a?os con una sociedad altamente envejecida) ser¨ªa ya raz¨®n para abrir la mano, pero no... creemos que quien llega de m¨¢s nos quita el bienestar que tanto merecemos y que tanto trabajo nos ha costado.
A veces pienso en aquel grupo de refugiados que, en su indigencia, me dieron una inigualable lecci¨®n de solidaridad, de justicia social y de dignidad humana, decidiendo abrocharse a¨²n m¨¢s su ya apretad¨ªsimo cintur¨®n para ayudar ¡°a los que estaban peor¡±.Pero mi misma sociedad (que, s¨¦ a ciencia cierta, es tan solidaria para muchas otras causas) est¨¢ ahora tentada de dejarse llevar por los profetas de calamidades que sostienen que aqu¨ª ¡°ya no hay quien viva.¡± Lo peor no es que una buena parte de este mundo viva en la pobreza o se vea obligada a salir de su pa¨ªs para sobrevivir, lo peor es que los que viven en la abundancia y tienen m¨¢s que de sobra cierren las puertas de su fortaleza y se enroquen en su ego¨ªsta cicater¨ªa.
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