Cuidado: el mundo est¨¢ lleno de impostores famosos
Recopilamos casos de personas que fingieron ser lo que no eran y llegaron lejos¡ hasta que fueron descubiertos
Rachel Dolezal quer¨ªa ser negra. As¨ª empieza la disparatada e incre¨ªble historia de la ¨²ltima gran impostora de nuestro tiempo. Porque, para algunos, lo de ¡°si deseas algo lo suficientemente fuerte, se har¨¢ realidad¡±, no es s¨®lo una frase de carpeta de instituto, sino un mantra vital. Por eso Rachel, blanca y rubia, se hizo la permanente, se dio unos rayos uva de m¨¢s, y decidi¨® contarle al mundo que era negra. Y lo cont¨® tan bien, que acab¨® siendo portavoz de la plataforma pro derechos civiles de personas de color (NAACP) y profesora de educaci¨®n africana en la universidad de Eastern, Washington.
Rachel se lo crey¨® tanto, que se arrimaba al primer hombre negro que pasaba por ah¨ª y sub¨ªa una foto de los dos a su Facebook llam¨¢ndole pap¨¢. Se lo crey¨® tanto que contaba orgullosa las andanzas de sus hermanos negros adoptados como si fueran hijos de sus entra?as. Se lo crey¨® tanto que tuvieron que venir sus propios padres biol¨®gicos a contarle al mundo (y recordarle a ella), que unos rizos extremos y la falta de protector solar no le hacen a uno negro.
Rachel Dolezal no es la primera (ni ser¨¢ la ¨²ltima) en ocupar un lugar que no le corresponde, ni en mentirnos descaradamente a nosotros y a s¨ª misma en el proceso. A continuaci¨®n, un pu?ado de ejemplos de grandes adalides de la mentira que nos har¨¢n pasar de la verg¨¹enza ajena a la indignaci¨®n extrema gracias a sus rocambolescas historias.
THAMSANQA JANTJIE
?A qui¨¦n no le han ofrecido nunca un trabajo para el que realmente no est¨¢ preparado? Pero oye, el mercado est¨¢ muy mal y la crisis aprieta. Adem¨¢s, al final, las cosas siempre salen. El fake it till you make it de toda la vida. Por eso, cuando el Gobierno de Sud¨¢frica ofreci¨® a Thamsanqa Jantjie ser int¨¦rprete de lengua de signos en el funeral de Nelson Mandela, ni lo dud¨®. Total, ?qu¨¦ es lo peor que puede pasar, que no des ni una y media humanidad te vea invent¨¢ndote el discurso de Obama? Pues dices que te dio un ataque de esquizofrenia, que o¨ªas voces y ve¨ªas ¨¢ngeles y santas pascuas.
TANIA HEAD
Dicen que la mentira tiene las patas muy cortas, pero a Alicia Esteve la suya le dur¨® la friolera de seis a?os. La protagonista del documental La mujer que nunca estuvo all¨ª nos convenci¨® a todos de que s¨ª. De que se llamaba Tania Head y fue una de las v¨ªctimas de los atentados del 11-S, donde se salv¨® por los pelos perdiendo en el camino a su (imaginario) marido. Y fue tan convincente, que acab¨® convirti¨¦ndose en la portavoz de los familiares de las v¨ªctimas de los atentados, cuyas caras preferimos no imaginar cuando leyeron en el New York Times la verdad sobre la identidad de su l¨ªder y confidente.
ANNA ALLEN
Hasta que se invente la teletransportaci¨®n, el photoshop es la ¨²nica herramienta que tenemos, m¨¢s all¨¢ de la imaginaci¨®n, para plantar nuestros palmitos donde nos lo pida el cuerpo. ?Que quieres pasear modelito por la alfombra roja de los Oscars? Sin problema. S¨®lo tienes que seguir los pasos de Anna Allen, que lleg¨® de Cu¨¦ntame C¨®mo Pas¨® a Hollywood en apenas un par de clicks. All¨ª, fotomontajes intr¨¦pidos mediante, se code¨® con Matt Bomer, suplant¨® a Summer Glau en The Big Bang Theory y nos ense?¨® su vida de lujo y glamour a trav¨¦s de copia pegas de las fotos del Instragram de Sophia Bush. ?Qui¨¦n dijo que triunfar en Am¨¦rica no era f¨¢cil?
JEAN-CLAUDE ROMAND
El protagonistas de El adversario de Emmanuel Carr¨¨re le debe toda su incre¨ªble historia a un despertador defectuoso. El segundo a?o de medicina, justo antes de un examen importante, Jean-Claude Romand se qued¨® dormido, y a partir de ah¨ª toda su vida, durante m¨¢s de 18 a?os, fue m¨¢s extra?a que la ficci¨®n. Dej¨® de asistir a clase, invent¨¢ndose haber aprobado todo y licenciarse. Le cont¨® a sus conocidos que ten¨ªa c¨¢ncer, para as¨ª poder justificar porqu¨¦ se pasaba todo el d¨ªa encerrado en casa (estudiando para mantener la mentira). Lleg¨® a decir que trabajaba en la OMS y consigui¨® alcanzar grandes sumas de dinero manejando las finanzas de sus allegados y vendiendo su milagrosa cura contra el c¨¢ncer a enfermos desesperados. Hasta que el castillo de naipes empez¨® a tambalearse y Romand opt¨® por asesinar a toda su familia para evitar tener que dar explicaciones. Y todo por un maldito despertador.
ENRIC MARCO
Una historia siempre va a ser mucho m¨¢s poderosa si la contamos en primera persona. Al menos eso es lo que debi¨® pensar Enric Marco, que durante treinta a?os relat¨® sus miserias como prisionero del campo de concentraci¨®n de Flossenburg sin haber estado jam¨¢s all¨ª. Y todo porque, justificaba ¨¦l, as¨ª daba m¨¢s empaque a su misi¨®n divulgativa de los horrores nazis como presidente de Amical de Mauthausen. Pero las historias que contaba Marco ten¨ªan m¨¢s inconsistencias que un gui¨®n de Christopher Nolan, y la verdad sali¨® a la luz gracias al historiador Benito Bermejo, que, lista de archivos de Flossenburg en mano, jam¨¢s logr¨® encontrar rastro del imaginativo Enric por ning¨²n lado.
FRANK ABAGNALE
?Qu¨¦ se puede contar de Frank Abagnale que no nos haya contado Steven Spielberg ya? La inspiraci¨®n detr¨¢s del personaje de Leonardo DiCaprio en Catch Me If You Can hizo lo que le dio la gana con la compa?¨ªa a¨¦rea Pan Am, fingi¨® ser m¨¦dico en Georgia durante un a?o y abogado en Nueva Orleans. Tras pasar una temporada en prisi¨®n (en su defensa diremos que s¨®lo intent¨® escaparse dos veces) trabaj¨® para el FBI ofreciendo sus servicios como experto falsificador. Ahora tiene su propia firma de abogados en la que asesora a sus clientes contra el fraude financiero, y una fortuna leg¨ªtima nada desde?able. No est¨¢ nada mal para un chaval que empez¨® a falsificar cheques cuando ten¨ªa 16 a?os.
AMY MARTIN
Miles (y miles) de euros en dos a?os por escribir 14 art¨ªculos para la Fundaci¨®n Ideas del PSOE. Parece mucho, pero piensa todo lo que conlleva: invenci¨®n de una persona con sus propios t¨ªtulos, conocimientos en la materia y m¨¦ritos profesionales falsos; ser el director de la fundaci¨®n, quedar se?alado como el alter ego de la columnista en cuesti¨®n, y acabar convenciendo a tu ex para que admita p¨²blicamente la autor¨ªa de los textos. Y todo para tener que acabar devolviendo el dinero y que tu ex mujer en cuesti¨®n relance su carrera musical con un video psicotr¨®pico que espantar¨ªa a la mism¨ªsima Lady Gaga. ?A que ya no parece tanto?
ALAN CONWAY
Uno podr¨ªa pensar que para hacerse pasar por una persona famosa en concreto, debe haber un m¨ªnimo parecido f¨ªsico. Pero uno se equivocar¨ªa. Si no, que se lo digan a Alan Conway, cuyo improbable parecido con Stanley Kubrick no le impidi¨® disfrutar de presentarse en sociedad como si fuera el propio director. ?Qu¨¦ m¨¢s da que Conway no tuviera ni barba, ni gafas, ni la m¨¢s remota idea del cine en general ni de la obra de Kubrick en particular? Al director de ¡®El Resplandor¡¯ apenas se le ve¨ªa el pelo en sociedad, ?qui¨¦n iba a poder comparar? De hecho, cuando el propio Kubrick descubri¨® el timo de este improbable doppelg?nger, lejos de sentirse molesto, afirm¨® estar absolutamente fascinado.
MILLI VANILLI
Hijas supervivientes del Tzar o v¨¢stagos de Sidney Poitier, sobrinos de Tom Hanks, Rockefellers perdidos¡ la historia est¨¢ plagada de grandes impostores. Pero esta lista no estar¨ªa completa sin los farsantes trash por excelencia. El d¨²o que se adelant¨® al auto-tune y nos descubri¨®, en plena era ochentera de euforia y esperanza que ?no eran ellos los que cantaban! Un aut¨¦ntico trauma generacional en el que lo ¨²nico que se perdi¨® no fue el Grammy a mejor artista revelaci¨®n que tuvieron que devolver cuando se descubri¨® la farsa, sino nuestra inocencia musical. Las chaquetas gigantes de colores chillones con hombreras jam¨¢s volvieron a ser lo mismo. Milli Vanilli: descanse en paz.
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