La resaca de la fiesta
La educaci¨®n es el cuello de botella del crecimiento. Los gremios de docentes rechazan el cambio
La bonanza de la d¨¦cada maravillosa de los precios internacionales (2003 a 2013) ha llegado a su fin. Am¨¦rica Latina tiene que asumir que la soja, la carne, el cobre, el petr¨®leo o el hierro ya no valdr¨¢n como en ese in¨¦dito amanecer rosado. No se vislumbra una crisis econ¨®mica, porque la ca¨ªda no es tan fuerte y sus finanzas, en t¨¦rminos generales, est¨¢n m¨¢s s¨®lidas. Pero se termin¨® el pa¨ªs de la jauja y ahora hay que administrar. Y, adem¨¢s, enfrentar los temas estructurales que, bajada la marea, han quedado al desnudo.
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Cuando los altos precios dejan de disimular las ineficiencias, la competitividad pasa factura en el conjunto de sus factores: la estabilidad pol¨ªtica, la legalidad, la infraestructura de comunicaciones, la flexibilidad para realizar negocios y la educaci¨®n. Ella se ha transformado no s¨®lo en un problema humano y social, sino en un cuello de botella que estrangula las posibilidades de expansi¨®n econ¨®mica. ?C¨®mo se alcanzan tasas importantes de crecimiento si no hay suficiente gente con capacidad para ocupar los mandos medios de las nuevas empresas o j¨®venes capacitados para asumir el clima de la innovaci¨®n? Todos los Gobiernos reconocen que la educaci¨®n tiene hoy esa perspectiva. Pero la resistencia al cambio es muy fuerte.
M¨¦xico inici¨® una reforma educativa ineludible y, acosado por las protestas, el propio Gobierno dio marcha atr¨¢s en un aspecto fundamental de sus propuestas: la evaluaci¨®n de los docentes. Resistentes a los censos, a las inspecciones, a las pruebas, grandes masas de maestros se han movilizado tanto en medios urbanos como rurales. En ¨¦stos, incluso, se sufren pr¨¢cticas corruptas que llegan hasta la venta de los puestos o el cobro de maestros inexistentes. Naturalmente, el sindicato magisterial es proverbialmente poderoso y no est¨¢ solo en la resistencia al cambio, pese a que en el PISA de 2013, M¨¦xico es el ¨²ltimo de los 34 pa¨ªses de OCDE. De paso recordemos que de los 67 evaluados por esa prueba, los 8 latinoamericanos se ubican entre el 53 (Chile) y el 65 (Per¨²).
?C¨®mo hace para sustentar la prosperidad sin cuadros formados?
En Chile, hasta hace pocos a?os el modelo de avance y transformaci¨®n, el malhumor se acrecienta. Lo sufri¨® el Gobierno de Pi?era, de centro-derecha, y lo sufre el de Bachelet, de centro-izquierda. Hay ingredientes pol¨ªticos en el enojo, pero la educaci¨®n es el epicentro de un constante terremoto. Y, lejos de amainar, ni una ley muy progresista que apunta a la gratuidad de la ense?anza superior act¨²a como el necesario b¨¢lsamo. Los maestros se resisten a pasar por una prueba de conocimientos y tienen al pa¨ªs en vilo. Chile ha mejorado y hoy en el PISA est¨¢ por encima de Argentina y Uruguay, que fueron durante un siglo la vanguardia de la educaci¨®n latinoamericana. Pero el desaf¨ªo de calidad permanece muy fuerte cuando el propio sistema de evaluaci¨®n chileno establece que el 40% de sus alumnos de educaci¨®n b¨¢sica no alcanzan un nivel m¨ªnimo de suficiencia.
Si observamos a Brasil, la situaci¨®n no es distinta. El rendimiento de los alumnos del sector socioecon¨®mico m¨¢s elevado es menor que el del sector m¨¢s pobre de la OCDE. Est¨¢ todo dicho. Es un pa¨ªs enorme, con una gran riqueza geogr¨¢fica y ¨¦tnica, muy diverso en sus regiones pero amalgamado por el color y la m¨²sica. El dilema es: ?c¨®mo hace para sustentar un crecimiento importante sin cuadros formados?
Como se aprecia en toda la regi¨®n, la resistencia a la evaluaci¨®n de resultados es consistente y problem¨¢tica. No se acepta el cambio, no se quieren cambiar m¨¦todos, molesta aumentar las cargas horarias. Las gremiales de docentes, poderosas, con gran capacidad de agitaci¨®n, se han transformado en una fuerza conservadora. Anidan all¨ª los que en su tiempo Fernando Henrique Cardoso llam¨® ¡°las utop¨ªas regresivas¡±, ese sue?o no realizado de una sociedad sin clases que parece que alg¨²n d¨ªa hubiera existido, del que se habla como si no hubiera fracasado una y otra vez en el empe?o colectivista que llev¨® al autoritarismo y la pobreza.
Ahora que el festival de los precios y los capitales termin¨®, la realidad est¨¢ golpeando. Despu¨¦s de la fiesta queda la resaca. Las tres econom¨ªas mayores Argentina, Brasil y M¨¦xico, est¨¢n estancadas. M¨¦xico, asociado a la econom¨ªa norteamericana, tendr¨¢ en ella su motor de arranque. Brasil y Argentina dependen de su propia capacidad para insertarse en el mundo. ?C¨®mo lo har¨¢n si no se desprenden de estas r¨¦moras del pasado, si no emprenden un gigantesco esfuerzo para promover a su gente y transformarla en ciudadanos de la globalidad?
Julio Mar¨ªa Sanguinetti es abogado y periodista, y fue presidente de Uruguay (1985-1990 y 1994-2000).
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