Contar la muerte en M¨¦xico
Nadie como la escritora Cristina Rivera Garza est¨¢ pensando cu¨¢les pueden ser los modos apropiados para escribir sobre el dolor, individual y colectivo, que atraviesa a su pa¨ªs
En M¨¦xico las paredes hablan y son la mar de elocuentes: ¡°Vivos se los llevaron, vivos los queremos¡±; ¡°Ya me cans¨¦ del miedo¡±; ¡°No estamos todos, faltan 43¡±; ¡°En M¨¦xico todos los d¨ªas es D¨ªa de Muertos¡±. Uno lee sobre matanzas y protestas populares e indignaci¨®n extrema, en papel o en pantalla; pero hasta que no viaja y ve ¨Cpor ejemplo¨C los muros de Monterrey llenos de pintadas, la palabra ¡°Ayotzinapa¡± no se convierte en realidad, en dolor hecho masa, cuerpo: palpable.
El grafiti es una de las formas tradicionales de expresi¨®n escrita del pueblo herido. Nadie como la escritora Cristina Rivera Garza est¨¢ pensando cu¨¢les pueden ser los modos apropiados para escribir sobre esos dolores, ¨ªntimos y p¨²blicos, individuales y colectivos, que atraviesan su pa¨ªs como una motosierra gore. Ha publicado dos libros a ese respecto: Dolerse. Textos desde un pa¨ªs herido (2011) y Los muertos ind¨®ciles. Necroescrituras y desapropiaci¨®n (2013). Ambos parten de una premisa: la literatura siempre es pol¨ªtica, porque refrenda o critica el estado de lo real. Son, por tanto, dos intervenciones. Dos golpes en el altar de muertos.
Aunque nunca dir¨ªas ¨Csonrisa afable, gafas de profesora cool, cabello corto, coqueto y cano¨C que esa mujer se dedique precisamente a aporrear mesas. ¡°Tengo formaci¨®n de historiadora, estoy acostumbrada a trabajar con fantasmas¡±, me dice en conversaciones que fluyen durante a?os: ¡°Pero en los ¨²ltimos tiempos se han multiplicado los desaparecidos y los muertos, porque en M¨¦xico vivimos en sociedades muy precarias sacudidas por una violencia extrema, lo que Adriana Cavarero ha llamado horrorismo¡±. Las pol¨ªticas neoliberales han privilegiado el lucro en detrimento del bien com¨²n, hiriendo gravemente el esp¨ªritu del pa¨ªs. ¡°Los escritores trabajamos sobre todo con materiales ajenos, de otros, que no nos llegan de la nada, sino a trav¨¦s de comunidades¡±, prosigue. Por eso escribi¨® el poema La reclamante a partir de palabras ajenas que lentamente, a trav¨¦s de la soldadura y la empat¨ªa, se vuelven propias. Declaraciones y versos de madres de v¨ªctimas y de poetas, como Luz Mar¨ªa D¨¢vila, Ram¨®n L¨®pez Velarde, Sandra Rodr¨ªguez Nieto o ella misma. Fue le¨ªdo en la Marcha Nacional de 2011 que convoc¨® el poeta Javier Sicilia. La rabia ¨Cen YouTube¨C: los aplausos.
Desde el 12 de septiembre de 2010, el blog Menos d¨ªas aqu¨ª ha contado m¨¢s de 55.000 muertes en M¨¦xico. Sara Uribe fue una de las voluntarias que nutren esa n¨®mina de los muertos que no siempre cuenta el Estado. A partir de esa experiencia, fundiendo historias reales con Ant¨ªgonas de ficci¨®n, public¨® Ant¨ªgona Gonz¨¢lez (2012), otro ejemplo de c¨®mo la poes¨ªa y la apropiaci¨®n expresan la ausencia, el exterminio, los fantasmas que viven en nosotros. Cristina habla de esa obra y muchas otras en sus charlas y cursos. No me extra?a que el pr¨®ximo sea sobre ¡°escrituras no humanas, las caligraf¨ªas de las aves en el cielo, las palabras que generan los algoritmos, lo que se dicen las ballenas, porque somos parte de un continuo estado de interrelaci¨®n que viene del cuerpo y se conecta, a veces a trav¨¦s de varias tecnolog¨ªas, a la superficie y al fondo de la tierra¡±. Y porque los noticieros y los best sellers dif¨ªcilmente honran a los muertos, porque los humanos no hacemos m¨¢s que decepcionar.
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