Primero el epistolario, luego la biograf¨ªa
La cartas de Vicente Aleixandre a Miguel Hern¨¢ndez, publicadas recientemente, muestran una realidad muy diferente a la oficial
Se imaginan una biograf¨ªa de Luis B¨¢rcenas en la que no se citaran los SMS de Rajoy o una de I?aki Urdangar¨ªn en la que no se dijera una palabra de sus jocosos correos electr¨®nicos? Pues as¨ª se construy¨® durante d¨¦cadas la imagen de los m¨¢s insignes escritores espa?oles: recurriendo a la imagen construida por sus hagi¨®grafos antes que a la verdad. La reciente publicaci¨®n de las cartas de Vicente Aleixandre a Miguel Hern¨¢ndez demuestra a las claras el ¡°amor especial¡± del futuro premio Nobel hacia el poeta-pastor de Orihuela, pero tambi¨¦n contribuye a completar el retrato de una generaci¨®n, la del 27, que lleg¨® a los libros de texto rota por la Guerra Civil y envuelta en una aureola de perfecci¨®n est¨¦tica y ¨¦tica.
Es precisamente ese fulgor el que se ha ido matizando con la publicaci¨®n de sus epistolarios. As¨ª, la aparici¨®n en 2002 de las cartas de Pedro Salinas a Katherine Whitmore certific¨® que la verdadera destinataria de los versos de La voz a ti debida y Raz¨®n de amor, dos de los grandes poemarios amorosos de las letras hisp¨¢nicas, no era la se?ora Salinas sino una profesora estadounidense a la que el escritor hab¨ªa conocido en el verano de 1932.
?¡°Crear con los hilos de esta correspondencia un mundo netamente diferenciado del otro. El otro es alrededores¡±, le escribe el poeta a su amada. Ni que decir tiene que el retrato oficial se hizo durante d¨¦cadas con los alrededores vitales de este escritor que ya diez a?os antes de que se publicaran esas cartas hab¨ªa protagonizado otra revelaci¨®n epistolar. Las puyas de Luis Cernuda hacia el propio Salinas, del que hab¨ªa sido alumno en Sevilla, se consideraron fruto de la susceptibilidad del autor de La realidad y el deseo hasta que la aparici¨®n en 1992 del epistolario entre el maestro y su amigo Jorge Guill¨¦n demostr¨® que no todo eran man¨ªas de hiperest¨¦sico. En su correspondencia, los senior del 27 se refieren al joven como ¡°el Cernudo¡± al tiempo que lamentan no haber podido ¡°evitar¡± la salida de su primer libro.
Las fotograf¨ªas de grupo y la mitolog¨ªa letraherida hicieron de los llamados poetas de la Rep¨²blica la generaci¨®n de la amistad. Sus cartas, sin embargo, no paran de iluminar ¨¢ngulos diferentes. En parte porque no se escribieron para ser publicadas ¡ª¡°tengo 31 a?os (solo para ti; gu¨¢rdame el secreto)¡±, ped¨ªa Aleixandre a D¨¢maso Alonso en 1929¡ª; en parte porque la armon¨ªa de los manuales casa mal con el ego de los escritores. ¡°?Qui¨¦nes pasar¨¢n a una antolog¨ªa que se haga el siglo que viene?¡±, se preguntaban ambos en 1934. Ese a?o apareci¨® la selecci¨®n preparada por Gerardo Diego que culmin¨® la operaci¨®n propagand¨ªstica de la poes¨ªa nueva. La excelencia art¨ªstica no necesita tambi¨¦n serlo humana. Sobre todo cuando no lo es. Leer a Vicente Aleixandre criticando las maniobras de Bergam¨ªn y Alberti y ¡°asqueado del mecanismo interior de este juego del mundillo literario¡± ¡ªmuy dado, insiste, al pasteleo, el confusionismo y el mercantilismo¡ª deber¨ªa bastar para no confundir nunca m¨¢s la hagiograf¨ªa con la biograf¨ªa.
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