El giro copernicano del euro
Mientras los responsables est¨¢n a cubierto, los griegos han sufrido los ajustes severos
La sociedad griega ha realizado enormes sacrificios obligada por unas pol¨ªticas de las que tendr¨ªan que responder las ¨¦lites griegas y europeas en cuyas manos se concentr¨® el poder pol¨ªtico y financiero que deb¨ªa resolver con justicia la crisis de la eurozona. ?Qu¨¦ bancos suministraron de forma irresponsable tanto dinero a Grecia? ?Qui¨¦n prest¨® a Grecia, el 3 de mayo de 2010, 30 millardos de euros al 5%, una cuant¨ªa rid¨ªcula, y a un inter¨¦s punitivo, que empuj¨® a la eurozona al precipicio y, seis d¨ªas despu¨¦s, oblig¨® a conceder a Grecia un paquete de rescate por valor de 110 millardos? ?Qu¨¦ bancos alemanes ¡°rompieron el compromiso, contra¨ªdo el 9 de mayo de 2010, de mantener en su cartera los bonos de los pa¨ªses de la periferia¡± (Bastasin, 2012, p. 245)?
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Aunque estos hechos est¨¦n referidos a lo ocurrido hace cinco a?os, responden al tenor con el que hemos tratado desde entonces a nuestros compatriotas europeos griegos. Los Gobiernos de los Estados de la eurozona, incluido el griego, tienen una enorme responsabilidad sobre la situaci¨®n actual porque han incumplido sus obligaciones de mejorar el funcionamiento de sus econom¨ªas. Las soluciones que propon¨ªan las instituciones antes conocidas como troika persegu¨ªan promover la eficiencia econ¨®mica, pero han chocado con los l¨ªmites que imponen unos est¨¢ndares m¨ªnimos de decencia econ¨®mica, y que se dan por descontado en sociedades como las europeas donde queremos hacernos cargo los unos de los otros en tanto que ciudadanos de Europa. Con independencia del refer¨¦ndum del domingo, los griegos se ven ahora abocados a pagar a los acreedores (irresponsables) europeos con la dura moneda de su sufrimiento cotidiano.
La crisis del euro no es econ¨®mica sino pol¨ªtica, pues el euro responde a un proyecto exclusivamente pol¨ªtico, y con un dise?o econ¨®mico deforme. Grecia entr¨® en la eurozona cuando las razones pol¨ªticas se impusieron a las econ¨®micas. El silencio negligente de las ¨¦lites que lo propiciaron no puede convertirse ahora en lamento hip¨®crita ni en airada ruptura. Su pertenencia a la eurozona responde a intereses pol¨ªticos y geoestrat¨¦gicos europeos (Balcanes, Macedonia, Albania, Chipre, Rusia-Ucrania y su energ¨ªa, China y su ruta de la seda). Revertir aquella decisi¨®n entra?ar¨¢ costes humanos, econ¨®micos y geoestrat¨¦gicos desproporcionados para Europa. Consciente de esta realidad, el Gobierno de Tsipras es parad¨®jicamente la parte fuerte de la negociaci¨®n.
En la delicada situaci¨®n humanitaria en que se encuentran los griegos, es incomprensible que su Gobierno quiera aumentar el gasto en armamento ruso y se resista a reformar su econom¨ªa. Pero es l¨®gico que hayan defendido la reestructuraci¨®n de su deuda. Figuraba en su programa electoral y es insostenible. Sin expectativas de inflaci¨®n y crecimiento, Grecia solo puede optar entre reestructuraci¨®n de la deuda y represi¨®n financiera, mediante corralito y control de cambios. Los griegos privilegiaban lo primero y el FMI, antes reticente a la reestructuraci¨®n de la deuda, ahora lo aceptaba. Al aplicar la represi¨®n financiera, el Gobierno griego ha llegado donde probablemente quer¨ªa desde un principio: a una argentinizaci¨®n de su econom¨ªa sin que nadie les pueda reprochar que lo hacen por convicciones pol¨ªticas. ?Qu¨¦ torpe ha sido la antes llamada troika! El Gobierno de Syriza siempre dir¨¢ que no ten¨ªa alternativa.
Grexit es un lujo que los europeos no nos podemos permitir
Si la justicia en Europa asegura ciertos derechos m¨ªnimos y la econom¨ªa debe estar sometida ¡°al derecho coercitivo del legislador democr¨¢tico¡± (Habermas 2012, p. 95), era obligado alcanzar un pacto pol¨ªtico que evitase el refer¨¦ndum. ?Por qu¨¦ se ha subordinado al regateo t¨¦cnico (?) entre Scha¨¹ble y Varoufakis o al c¨¢lculo interesado de Gobiernos que, como el espa?ol, persegu¨ªan obtener r¨¦ditos pol¨ªticos en futuras elecciones? El ego testoster¨®nico de Scha¨¹ble sale vencedor frente al de Varoufakis, pero le impide ver las terribles consecuencias de la salida de Grecia del euro. Tal giro copernicano provocar¨ªa tres a?os horribles en Grecia, que luego volver¨ªa a crecer con normalidad. Pero obligar¨ªa a cambios geoestrat¨¦gicos hist¨®ricos, un lujo que los europeos no podemos permitirnos. No sigamos rociando con ponzo?a la construcci¨®n europea. En 2012 Merkel afirm¨® ¡°El euro es mucho m¨¢s que una moneda¡±, es hora de que cambie la seda por el percal.
Manuel Sanchis i Marco es profesor de Econom¨ªa Aplicada de la Universitat de Val¨¨ncia y miembro de Afemcual. Su ¨²ltimo libro se titula El fracaso de las ¨¦lites. Lecciones y escarmientos de la Gran Crisis (Pasado?&?Presente, 2014).
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