Sueldos y responsabilidad

La decisi¨®n de las alcaldesas de Madrid y Barcelona de reducirse el sueldo en una cuant¨ªa significativa es un gesto elogiable, en cuanto que muestra un grado superior de empat¨ªa con las dificultades (paro, subempleo) que est¨¢n sufriendo una parte importante de sus conciudadanos. No obstante, es conveniente analizar ambas pretensiones como lo que en realidad son, es decir: nobles ademanes que probablemente no tendr¨¢n un efecto significativo en las deterioradas cuentas de ambas capitales, pero tambi¨¦n como pasos que deben ser analizados con prudencia y la dosis justa de sentimentalismo.

Madrid y Barcelona son capitales cuya gesti¨®n resulta tan compleja (quiz¨¢ m¨¢s) como la de una multinacional. Exigen decisiones pol¨ªticas y t¨¦cnicas que afectan a millones de ciudadanos y la capacidad para dirigir a decenas de miles de funcionarios. El salario del ¨²ltimo responsable de estas decisiones y de los concejales debe ser moderado, pero en ning¨²n caso una caricatura de retribuci¨®n que, adem¨¢s, coarte la petici¨®n de responsabilidades en nombre de la rebaja de costes. Debe respetarse el principio de una retribuci¨®n adecuada en la medida en que implica a los pol¨ªticos en resolver los problemas de las localidades donde han sido elegidos. Otros perfiles pueden resultar poco pr¨¢cticos, incluso contraproducentes.

Resulta oportuno recordar que la gesti¨®n pol¨ªtica est¨¢ amenazada por la corrupci¨®n y que la v¨ªa natural para minimizar ese riesgo consiste en aproximar ¡ªen la medida de lo posible¡ª la remuneraci¨®n de los pol¨ªticos a las condiciones de mercado.

El riesgo pol¨ªtico en este caso consiste en confundir una gesti¨®n eficaz de los problemas municipales con una renuncia salarial. Una reducci¨®n de sueldos no equivale a buena gesti¨®n; lo prioritario es lo segundo, incluso aunque se admitiera que los alcaldes anteriores se han extralimitado en sus retribuciones.