Sin ataduras del pasado

La apertura rec¨ªproca de embajadas entre Estados Unidos y Cuba, anunciada ayer en la Casa Blanca por Barack Obama junto a su vicepresidente, Joe Biden, cierra m¨¢s de medio siglo de desencuentro entre ambos pa¨ªses y enmarca una etapa de grandes expectativas para toda Latinoam¨¦rica.

El acercamiento entre Washington y La Habana, iniciado hace seis meses, es un acontecimiento que determinar¨¢ los pr¨®ximos a?os pol¨ªticos y econ¨®micos de Cuba y el Caribe, as¨ª como las relaciones de EE?UU con el resto de los pa¨ªses del continente. La ruptura de relaciones ordenada por Eisenhower en 1961 ¡ªprecisamente el a?o del nacimiento de Obama¡ª y el embargo decretado en 1962, ya con Kennedy en la casa Blanca, ¡°no dieron resultado¡±, admiti¨® el presidente Obama: ¡°No tenemos que ser prisioneros del pasado¡±.

En un momento en el que pa¨ªses como Rusia, China e incluso Ir¨¢n desarrollan iniciativas para hacer presente su influencia en el hemisferio americano, el mensaje de Obama ¡ª¡°somos vecinos y ahora podemos ser amigos¡±¡ª ha dado un giro radical a la percepci¨®n hostil que se ten¨ªa hacia EE?UU en una parte del espectro pol¨ªtico latinoamericano; y est¨¢ dejando fuera de juego a l¨ªderes populistas que han hecho del antiamericanismo la base de su discurso.

Al otro lado del estrecho de Florida, Ra¨²l Castro debe ser consciente de que la oportunidad que se le brinda a La Habana no es un cheque en blanco para prolongar a¨²n m¨¢s un r¨¦gimen caracterizado por la falta de libertades y la penuria econ¨®mica. La normalizaci¨®n de las relaciones y el eventual fin del embargo ¡ªque Obama volvi¨® ayer a pedir al Congreso¡ª constituyen una oportunidad hist¨®rica para que Cuba realice la transici¨®n hacia un sistema de libertad y prosperidad que le coloque en el papel que merece en el Caribe y en toda Latinoam¨¦rica.