Intimidaci¨®n injustificable

La amenaza de encarcelamiento y procesamiento de quien ha sido durante cuatro a?os corresponsal de El PA?S en Egipto, Ricard Gonz¨¢lez, es incompatible con el ejercicio de los derechos de libertad de expresi¨®n e informaci¨®n que est¨¢n en la base de los sistemas en los que hay garant¨ªas democr¨¢ticas. Son los hechos ¡ªy no los discursos, por muy altisonantes que sean¡ª los que demuestran que en un pa¨ªs se puede vivir en libertad. Y en Egipto se viven situaciones en las que con demasiada frecuencia no existe esa demostraci¨®n.

El caso de Gonz¨¢lez, que ha tenido que abandonar El Cairo, no es aislado; es otro incidente m¨¢s en una forma de actuar que el presidente, Abdelfat¨¢ al Sisi, aplica al ejercicio del periodismo. Otros corresponsales extranjeros han sido encarcelados, procesados y, en el caso de un reportero australiano, deportado por el mero hecho de realizar su trabajo. En otras ocasiones, los periodistas han resultado agredidos por grupos de personas favorables a Al Sisi. Entre estos ¨²ltimos hay tres corresponsales espa?oles.

El actual presidente lleg¨® al poder mediante un golpe de Estado que derroc¨® a un Gobierno leg¨ªtimamente elegido y constituido (por muchos desafueros y sectarismos en los que incurriera). Y lo hizo siguiendo el manual: encarcel¨® a los gobernantes, prohibi¨® sus partidos, disolvi¨® el Parlamento y convoc¨® elecciones que gan¨® ¡ªvestido de civil¡ª para terminar condenando a muerte a los que hab¨ªa derrocado.

Egipto se enfrenta a dos grandes desaf¨ªos: las fuertes tensiones internas que sufre y la amenaza del Estado Isl¨¢mico y otras organizaciones yihadistas, como se puso de manifiesto en la cruenta ofensiva del pasado jueves. Es fundamental que supere ambos, y necesita para ello todo el respaldo que la comunidad internacional pueda darle. Pero no lo conseguir¨¢ hostigando a los periodistas.