C¨®mo soportar el intenso fr¨ªo del verano
Los excesos con el aire acondicionado durante el calor son "una se?al de poder y de prestigio¡± Los estudios han demostrado que la gente trabaja menos y comete m¨¢s errores cuando la temperatura del aire es m¨¢s baja
Es verano. La estaci¨®n en la que puedes escribir tu nombre en la condensaci¨®n de las ventanas de Starbucks, en la que la gente se pone chaquetones para ir al cine y en la que se ha dado el caso de que los jueces han parado juicios en Estados Unidos para que los alguaciles puedan acompa?ar a los jurados fuera del palacio de justicia para entrar en calor.
En estos d¨ªas, los m¨¢s calurosos del a?o, los oficinistas se acurrucan debajo de mantas de lana en sus cub¨ªculos. Las quejas por el fr¨ªo son tendencia en Twitter con entradas como ¡°podr¨ªa conservar cad¨¢veres en la oficina, con el fr¨ªo que hace aqu¨ª¡±. Y los blogueros de moda y de estilo ofrecen consejos para vestirse por capas para entrar y salir del fr¨ªo.
?Por qu¨¦ se usa tanto el aire acondicionado en pa¨ªses como EE UU? Parece absurdo, e incluso inadmisible, cuando piensas en el dinero y la energ¨ªa que se derrocha, por no hablar del impacto negativo sobre el medio ambiente de las emisiones asociadas de gases de efecto invernadero. Los arquitectos, los ingenieros, los propietarios de edificios y los expertos en energ¨ªa suspiran con exasperaci¨®n cuando se les pide una explicaci¨®n, y se?alan varias razones, de las que probablemente la que m¨¢s rabia d¨¦ es cultural.
¡°La capacidad de hacer que la gente sienta fr¨ªo en verano es una se?al de poder y de prestigio¡±, explica Richard de Dear, el director del Laboratorio de Calidad Medioambiental Interior de la Universidad de Sidney, Australia, donde el exceso de aire acondicionado est¨¢ tan generalizado como en gran parte de EE UU. Y asegura que el problema es incluso peor en algunas partes de Oriente Pr¨®ximo y de Asia.
Se ha dado el caso de que los jueces han parado juicios para que los alguaciles puedan acompa?ar a los jurados fuera del palacio de justicia para entrar en calor
Los agentes inmobiliarios comerciales y los administradores de fincas afirman que los inquilinos sofisticados especifican la denominada capacidad de refrigeraci¨®n en sus contratos de alquiler para que les garanticen un sello distintivo de fr¨ªo. En el comercio minorista, las tiendas de lujo como Bergdorf Goodman, Neiman Marcus y Saks Fifth Avenue se mantienen m¨¢s fr¨ªas que las tiendas de categor¨ªa m¨¢s baja como Target, Walmart y Old Navy. Whole Foods es m¨¢s fr¨ªa que Kroger, que a su vez es m¨¢s fr¨ªa que Piggly Wiggly.
Tambi¨¦n existe la idea equivocada y generalizada de que unas temperaturas m¨¢s fr¨ªas hacen que los trabajadores est¨¦n m¨¢s despiertos y sean m¨¢s productivos cuando, de hecho, las investigaciones muestran lo contrario. Los estudios han demostrado que la gente trabaja menos y comete m¨¢s errores cuando la temperatura del aire oscila entre los 20 y los 22,2?C que cuando est¨¢ entre 23,3 y 24,4?C. Adem¨¢s, algunas investigaciones indican que la sensaci¨®n de fr¨ªo puede tener un efecto psicol¨®gico negativo que hace que la gente sea desconfiada, poco comunicativa y antip¨¢tica.
Cuando somos ni?os aprendemos a relacionar el calor con la seguridad de los brazos de nuestros padres. Nuestro subconsciente identifica el fr¨ªo con la vulnerabilidad, lo que explica en parte por qu¨¦ la gente puede ser tan desgraciada cuando tiene fr¨ªo.
Una regi¨®n de nuestro cerebro llamada hipot¨¢lamo es la responsable del sistema termorregulador de nuestro cuerpo, que contrae los vasos sangu¨ªneos cuando tenemos fr¨ªo y los dilata cuando tenemos calor para mantener una temperatura corporal interna segura. El malestar f¨ªsico es b¨¢sicamente una se?al de que el hipot¨¢lamo nos est¨¢ diciendo que nos pongamos un jersey si hace fr¨ªo o que nos abaniquemos cuando hace calor.
Es posible que los cambios extremos de temperatura, como cuando entramos en un vest¨ªbulo helado un d¨ªa de verano de calor sofocante, nos hagan sentir bien al principio, pero hacen que el hipot¨¢lamo se vuelva loco, intensificando el malestar f¨ªsico y psicol¨®gico cuando desaparece el placer inicial, como diciendo: ¡°?Se acerca una tormenta de nieve! ?Haz algo!¡±.
¡°Es una reminiscencia de una ¨¦poca en la que era peligroso sufrir ese tipo de cambio en la temperatura¡±, se?ala Nisha Charkoudian, una investigadora de fisiolog¨ªa del Instituto de Investigaci¨®n de Medicina Medioambiental del Ej¨¦rcito de Estados Unidos en Natick, Massachusetts.
Las tiendas de lujo se mantienen m¨¢s fr¨ªas que las tiendas de categor¨ªa m¨¢s baja
Los administradores de fincas agravan el problema ya que, seg¨²n indican los estudios, por lo general, no suben m¨¢s el punto de ajuste de la temperatura en verano, cuando la gente lleva menos ropa y m¨¢s ligera que en invierno. Como los termorreceptores (las c¨¦lulas nerviosas que perciben los cambios de temperatura) est¨¢n en nuestra piel, cuanta m¨¢s est¨¦ expuesta, m¨¢s fr¨ªo vamos a sentir. Los 20?C se sienten de una forma muy diferente cuando llevamos puesto un jersey de cuello vuelto de lana, pantalones y botas en vez de un vestido sin mangas de popelina y unas sandalias.
Sin embargo, se puede entender la tendencia de los administradores a mantener el ajuste de invierno, que es m¨¢s bajo, debido a que muchos son hombres y tienen que llevar chaqueta y corbata independientemente de la estaci¨®n. Y puede que incluso est¨¦n menos dispuestos a subir el termostato si son orondos, ya que la grasa corporal es el mejor aislante t¨¦rmico.
Los sistemas de aire acondicionado tambi¨¦n est¨¢n dise?ados, por lo general, para los peores escenarios, como la ocupaci¨®n total de un espacio el d¨ªa m¨¢s caluroso del a?o. Dentro de ese c¨¢lculo, puede que los dise?adores hayan incluido unas cargas de calor que tienen en cuenta unos ordenadores de modelos m¨¢s antiguos y una iluminaci¨®n con menos eficiencia energ¨¦tica que irradian mucho m¨¢s calor que las m¨¢quinas y las bombillas que se usan hoy en d¨ªa.
Cuando entramos en un vest¨ªbulo helado un d¨ªa de verano de calor sofocante, el hipot¨¢lamo se vuelva loco, intensificando el malestar f¨ªsico y psicol¨®gico
Y, seg¨²n dicen los ingenieros, podr¨ªan a?adir una correcci¨®n al alza del 20%, solo para curarse en salud. Una consecuencia de ello es que los sistemas tienen un exceso de capacidad rid¨ªculo y no funcionan bien con ajustes bajos.
¡°Es parecido a un coche potente en el que tienes que mantener pisado el acelerador para impedir que se pare¡±, asegura Edward Arens, que es profesor de arquitectura y director del Centro del Entorno Construido de la Universidad de California, Berkeley.
Parad¨®jicamente, otra raz¨®n que explica la agresividad del aire acondicionado es la construcci¨®n de edificios energ¨¦ticamente eficientes. El hecho de que el sellado y el aislamiento sean mejores impide que el aire acondicionado se escape, pero tambi¨¦n impide que entre el aire puro. Por eso, a menudo el aire fr¨ªo se mantiene muy alto para cumplir los requisitos exigidos de calidad del aire para unos niveles de di¨®xido de carbono que aumentan con la ausencia de aire del exterior. El aire fr¨ªo tambi¨¦n controla la humedad, que puede provocar la pesadilla de cualquier administrador de fincas: el moho.
Sin embargo, Arens y sus colegas descubrieron que cuando redujeron el flujo de aire en varios edificios de oficinas durante el verano, incluidos los del campus de Yahoo en Sunnyvale, California, la calidad del aire no disminu¨ªa y redujo a la mitad las quejas de los empleados por el fr¨ªo, y la factura energ¨¦tica hasta un 30%.
Aunque los arquitectos como Arens culpan a los ingenieros por dise?ar sistemas de aire acondicionado con demasiada capacidad, los ingenieros se?alan a su vez, y con raz¨®n, a los arquitectos. que a menudo sienten una aversi¨®n est¨¦tica por los termostatos.
¡°Los arquitectos intentan convencer a los ingenieros mec¨¢nicos de que escondan los sensores para que no estropeen su bonito dise?o, por lo que se encuentran en lugares bastante ocultos¡±, como dentro de las entradas de aire en los techos, donde, como el calor asciende, ofrecen unas lecturas poco precisas, indica Jon Seller, el director general de Optegy, una consultora de gesti¨®n energ¨¦tica con sede en Hong Kong especializada en maximizar la eficiencia y la automatizaci¨®n de los sistemas de aire acondicionado.
Una pareja de cient¨ªficos inform¨¢ticos ha desarrollado una aplicaci¨®n? que propone resolver el problema haciendo que las personas sean los termostatos
Una pareja de cient¨ªficos inform¨¢ticos ha desarrollado una aplicaci¨®n para smartphones que propone resolver el problema haciendo que las personas sean los termostatos. Los usuarios le pueden decir a la aplicaci¨®n, llamada Comfy, si tienen calor, fr¨ªo o si est¨¢n bien. Con el paso del tiempo, aprende las tendencias y las preferencias, y le dice al sistema de aire acondicionado cu¨¢ndo y d¨®nde subir o bajar la temperatura. Hasta el momento se usa en una docena de edificios, incluidas algunas de las oficinas de Google y en algunos edificios de propiedad estatal, con una superficie total de tres millones de metros cuadrados. Los desarrolladores afirman que los edificios equipados con Comfy reducen los costes de refrigeraci¨®n hasta en un 25%.
¡°Tenemos muchos datos que muestran que la gente est¨¢ m¨¢s c¨®moda si tiene cierto control¡±, afirma Gwelen Paliaga, un ingeniero de sistemas de edificios de Arcata, California, y presidente de un comit¨¦ que desarrolla criterios para la comodidad t¨¦rmica humana para la Sociedad Americana de Ingenieros T¨¦rmicos, de Refrigeraci¨®n y de Aire Acondicionado, o Ashrae por sus siglas en ingl¨¦s.
Naturalmente, en cuanto al aire puro y la comodidad, los ingenieros y los arquitectos tienden a coincidir en que el control m¨¢s efectivo es el hecho de poder abrir y cerrar las ventanas. Y no se requiere una aplicaci¨®n.
Kate Murphy es periodista de Houston y escribe con frecuencia para The New York Times.
Traducci¨®n de News Clips
? 2015 New York Times News Service
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