Srebrenica merece m¨¢s
La decisi¨®n rusa de vetar una resoluci¨®n de la ONU condenando la matanza de la guerra de Bosnia no honra a la v¨ªctimas
Que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas no haya podido aprobar, por el veto de Rusia, una declaraci¨®n de condena de la matanza de Srebrenica con motivo del 20? aniversario de su comisi¨®n es una muestra m¨¢s de las importantes diferencias que cada vez aumentan m¨¢s entre Mosc¨² y los pa¨ªses occidentales. No se trata solo de una diferencia de interpretaciones sobre un oscuro episodio del pasado m¨¢s reciente de Europa sino de la plasmaci¨®n de un desencuentro que se ha vuelto casi permanente.
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Las 8.372 personas de religi¨®n musulmana asesinadas ¡ªni?os incluidos¡ª por fuerzas serbobosnias en 1996 merecen sin duda el reconocimiento del m¨¢ximo organismo encargado de velar por la seguridad de la comunidad internacional. Ya en 2007 la matanza fue clasificada como ¡°genocidio¡± por el Tribunal Penal Internacional. Y con esta palabra la resoluci¨®n vetada describ¨ªa lo sucedido en la localidad de Bosnia-Herzegovina, donde adem¨¢s hab¨ªa tropas de Naciones Unidas. Sin embargo, Mosc¨² interpret¨® que la resoluci¨®n ten¨ªa motivaciones pol¨ªticas e impidi¨® la votaci¨®n. Aunque Rusia siempre ha considerado que la responsabilidad de la guerra de los Balcanes no debe ser achacada solo a los serbios, incurre en la misma arbitrariedad de la que acusa a Occidente cuando niega el merecido reconocimiento a las v¨ªctimas inocentes de Srebrenica.
Si el veto ruso es explicable por la pol¨ªtica, lo que resulta injustificable es la abstenci¨®n de Venezuela, cuyo Gobierno se proclama sistem¨¢ticamente defensor de las v¨ªctimas de cualquier genocidio, pero a la hora de significarse en la escena internacional no se ha comprometido.
Srebrenica, triste hito en la historia de Europa, recuerda que el nacionalismo exacerbado y la ausencia de di¨¢logo y democracia pueden desencadenar el infierno en cualquier sociedad. Sus v¨ªctimas son acreedoras de la memoria de todos.
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