?Qu¨¦ nos jugamos en la cumbre de financiaci¨®n del desarrollo?
En Addis Abeba y otras reuniones de este a?o se tendr¨¢ que decidir si el mundo sigue acelerando hacia la desigualdad extrema
Las citas internacionales de 2015 deben corregir la espiral autodestructiva de un planeta que vive entre la aceleraci¨®n de la desigualdad extrema y el impacto implacable del cambio clim¨¢tico.
El reto es que los Gobiernos representados en la cumbre que debe decidir el futuro de la financiaci¨®n al desarrollo en Addis Abeba (Etiop¨ªa) esta semana, en la Asamblea General de Naciones Unidas en septiembre o en la cumbre del clima de Par¨ªs honren su mandato de defender el bienestar de la mayor¨ªa, y renuncien a seguir protegiendo o amparando los intereses de unos pocos. Una minor¨ªa compuesta por grandes corporaciones y fondos de inversi¨®n de diversa naturaleza, concentrados en eliminar barreras a sus actuaciones, evitar controles, reducir su contribuci¨®n v¨ªa impuestos al bienestar global, y permitir que absorban todos los beneficios actuales y venideros.
Los resultados de esta cumbre nos revelar¨¢n si los Gobiernos trabajan para los 7.000 millones de personas que aspiramos a una vida digna en paz y con derechos, o miran hacia otro lado y permiten que se perpet¨²en esos privilegios de un peque?o grupo.
Especialmente gris ¡ªaunque no sorprendente¡ª resulta el papel del Gobierno espa?ol en esta III Conferencia Internacional de Financiaci¨®n al Desarrollo que tiene lugar estos d¨ªas en Etiop¨ªa. Tras haberse implicado de manera continuada en negociaciones y di¨¢logos previos, ha renunciado a tener una representaci¨®n ministerial ¡ªdesde la sociedad civil reclamamos que el ministro responsable de la financiaci¨®n Luis de Guindos, acudiera, sin respuesta¡ª visibilizando de nuevo su falta de compromiso internacional. Espa?a pele¨® con u?as y dientes una silla en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, organismo que presidir¨¢ el pr¨®ximo mes de octubre, pero est¨¢ ausente ¡ªen el mejor de los casos¡ª en las grandes decisiones y sigue instalado en su rol de ¨²ltimo de la fila de los donantes, tras haber tocado fondo, destinando un ¨ªnfimo 0,14% del PIB a la solidaridad internacional. Unos n¨²meros que no dan para ser un agente importante en los conflictos que se abordan precisamente en el Consejo de Seguridad.
Lo que est¨¢ en juego en la cumbre de Addis Abeba estos pr¨®ximos d¨ªas se puede ver desde diferentes ¨®pticas:
Justicia fiscal: la cumbre de Addis puede crear un cuerpo internacional que de una vez por todas tenga autoridad para regular los abusos cometidos por grandes corporaciones (desv¨ªo de recursos que deber¨ªan pagar en forma de impuestos) gracias a las reglas laxas hechas a su favor. Pero los Gobiernos m¨¢s ricos apenas apoyan esta iniciativa, pues podr¨ªa ¡°perjudicar el crecimiento¡±. ?El crecimiento de quienes? El G77 (los 120 pa¨ªses emergentes y en desarrollo, han hecho suya esta propuesta junto con grandes redes de organizaciones de la sociedad civil, pues sin ese organismos no podr¨¢n ser parte de la elaboraci¨®n de normas de suma importancia para ellos), pero EE UU y la Uni¨®n Europea, con Canad¨¢ y Australia, prefieren mejoras con cuentagotas y que no afecten las cuentas de sus compa?¨ªas.
Ayuda al desarrollo: hace muchas d¨¦cadas ya que se acord¨® dedicar el 0,7% de la riqueza de los pa¨ªses donantes a la cooperaci¨®n internacional. Un imperativo ¨¦tico y unos fondos fundamentales, sobre todo para la cuarentena de pa¨ªses para los que son la primera fuente de ingresos ¡ªen ?frica casi todos ellos¡ª. Si los donantes cumpli¨¦ramos, ese fondo de 400.000 millones de d¨®lares permitir¨ªa erradicar las expresiones m¨¢s extremas de pobreza y sufrimiento humano y el hambre. Pero solo llegan 130.000 millones de d¨®lares porque los pa¨ªses m¨¢s ricos escatimamos. Espa?a en lugar de aportar 70 c¨¦ntimos de cada 100 euros ha decidido poner solo 14 c¨¦ntimos en ese fondo com¨²n. Las palabras del presidente Rajoy, anunciando aumentos de la ayuda cuando llegara el crecimiento, han resultado ser un anuncio falso. Los donantes tradicionales comprometer¨¢n, sin credibilidad alguna, cumplir con el 0,7%... ?en el a?o 2030!
Los resultados de esta cumbre nos revelar¨¢n si los Gobiernos trabajan para los 7.000 millones de personas que aspiramos a una vida digna en paz y con derechos
Deuda: la crisis griega ha tra¨ªdo de vuelta a la mesa un tema viejo. Una historia que se repite con un mismo patr¨®n. Pr¨¦stamos imprudentes a un cliente dudoso, mal desempe?o econ¨®mico, crisis, salvamento a los bancos que prestaron, que escapan y provisionan las p¨¦rdidas por venir, y colocan su parte a agentes p¨²blicos. Ya lo vimos en los ochenta y noventa en Am¨¦rica Latina. No existe un mecanismo independiente para abordar los problemas de endeudamiento insostenible de los Estados (sin liquidar sus activos, evidentemente), de modo que los conflictos se resuelven en negociaciones de poder, y pierden quienes menos poder tienen ¡ªlos y las griegas de a pie, en esta ocasi¨®n¡ª. El FMI propuso en 2001 un mecanismo independiente para la reestructuraci¨®n de las deudas soberanas. Acad¨¦micos de Am¨¦rica Latina tambi¨¦n hab¨ªan propuesto ya antes un sistema de arbitraje independiente. Lo que tenemos hoy es la ley de la selva, pero quienes dominan la selva parecen tranquilos. Se equivocan, su posici¨®n dominante les ciega. Negar las p¨¦rdidas que con seguridad vendr¨¢n y estrangular a los perdedores, griegos o africanos, es una soluci¨®n inhumana. La cumbre ofrece una nueva oportunidad para buscar mecanismos para resolver a futuro y con reglas claras este tipo de crisis.
Dado que los pa¨ªses m¨¢s avanzados no parece que vayan a ir muy lejos en la lucha contra la injusticia fiscal, ni en contribuir lo que les toca en la ayuda al desarrollo, ni en buscar soluciones equilibradas a las recurrentes crisis de deuda, ?nos encontraremos ante un nuevo Seattle? Esta ciudad marc¨® en 1999 el arranque de unas negociaciones comerciales de la OMC frustradas que nunca acabar¨ªan por la falta de visi¨®n social de los negociadores, y result¨® en los a?os posteriores en un bloque de pa¨ªses emergentes y en desarrollo que no acept¨® condiciones poco convenientes para sus intereses. Si se confirmara una visi¨®n cercana al poder econ¨®mico, y poco pensada desde los intereses de la ciudadan¨ªa global podr¨ªamos acercarnos a una nueva ruptura hist¨®rica. Cientos de millones de personas se est¨¢n jugando literalmente la vida en las negociaciones de Addis Abeba y deber¨ªan ser el centro del debate.
O podemos llegar tambi¨¦n a un nuevo comunicado lleno de equilibrios pol¨ªticamente correctos, pero vac¨ªo de compromisos reales, tal vez una soluci¨®n peor a¨²n¡
Lo sabremos, y lo contaremos muy pronto.
Jaime Atienza director de campa?as de Oxfam Interm¨®n.
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