Halladas dos de las grandes causas gen¨¦ticas de la depresi¨®n
Un consorcio internacional halla los dos genes clave asociados a a este complejo trastorno
¡°Estar con la depre¡± se ha convertido en nuestro tiempo en un poco menos que un chiste o una banalidad. Pero hay un tipo de depresi¨®n ¨Cel trastorno depresivo mayor, o depresi¨®n cl¨ªnica¡ª que no tiene la menor gracia, sobre todo para quien la padece: se asocia al 60% de los suicidios. Sus causas son complejas, pero a partir de hoy ya no cabe duda de que la gen¨¦tica est¨¢ entre ellas. Secuenciando parcialmente el genoma de 5.303 mujeres chinas con depresi¨®n cl¨ªnica, un consorcio cient¨ªfico internacional ha hallado dos genes en el cromosoma 10 con un papel protagonista.
Uno de los genes es un viejo conocido de los bi¨®logos. Se llama SIRT1, y est¨¢ implicado en la generaci¨®n de mitocondrias, los org¨¢nulos (peque?os ¨®rganos) que nutren a la c¨¦lula de energ¨ªa. Es la primera evidencia de las mitocondrias est¨¢n implicadas en este trastorno mental. Sobre la funci¨®n del segundo gen (llamado LHPP) las pistas son muy escasas por el momento, aunque eso no impedir¨¢ que se pueda utilizar con fines diagn¨®sticos. En cualquier caso, es probable que haya m¨¢s genes implicados.
Es la primera evidencia de las mitocondrias,?los org¨¢nulos (peque?os ¨®rganos) que nutren a la c¨¦lula de energ¨ªa, est¨¢n implicadas en este trastorno mental
En el estudio han intervenido cient¨ªficos de China, Dinamarca, Alemania, Jap¨®n, Arabia Saudita, Reino Unido y Estados Unidos, coordinados por Jonathan Flint, de la Universidad de Oxford. Presentan sus resultados en Nature.
¡°De todas las enfermedades humanas complejas, el trastorno depresivo mayor (MDD, por sus siglas inglesas) se ha revelado como la m¨¢s complicada de entender¡±, comenta en un ensayo Patrick Sullivan, genetista y psiquiatra del Instituto Karolinska de Estocolmo. El trastorno ha recibido la atenci¨®n de los investigadores durante d¨¦cadas, pero hasta ahora no se sab¨ªa nada s¨®lido sobre sus fundamentos biol¨®gicos. Un estudio reciente con m¨¢s de 9.000 personas no logr¨® localizar las variantes gen¨¦ticas sospechosas.
Uno de los mayores problemas para estos estudios de asociaci¨®n gen¨¦tica ha sido, de hecho, previo a la gen¨¦tica: la mera definici¨®n del trastorno. Como dice Sullivan, ¡°la tristeza es una parte normal e integral de la condici¨®n humana¡±. Solo cuando se hace persistente, recurrente e incapacitante, con trastornos del sue?o y del apetito, dificultades cognitivas y tendencias suicidas, se puede hablar de depresi¨®n cl¨ªnica, o MDD. ¡°Pero ?d¨®nde trazar la l¨ªnea entre normalidad y patolog¨ªa?¡±, se pregunta el psiquiatra.
Las dos variantes gen¨¦ticas no son espec¨ªficas de China y son anteriores a la salida de ?frica de la peque?a poblaci¨®n de humanos modernos que se extendi¨® por el resto del planeta
Los cient¨ªficos del consorcio se dieron cuenta de que el gran problema es la heterogeneidad del trastorno: que los mismos s¨ªntomas depresivos pueden deberse en una persona a la gen¨¦tica, y en otra a las miserias biogr¨¢ficas, como estar entrampado con el banco, ser v¨ªctima de acoso o haber chocado contra la frasca. Con esa poblaci¨®n heterog¨¦nea, no hay forma de detectar los genes implicados, ni aun con grandes muestras.
Por eso decidieron restringirse solo a China, solo a mujeres, y solo a las que hab¨ªan mostrado m¨²ltiples episodios y hab¨ªan buscado atenci¨®n psiqui¨¢trica. La prevalencia de la depresi¨®n en China es menor que en los pa¨ªses occidentales, y por eso restringirse a China ¨Crazonaron los cient¨ªficos¡ª reducir¨ªa los casos debidos exclusivamente a factores ambientales: reducir¨ªa el ruido que ocultaba los factores gen¨¦ticos. La estrategia ha funcionado.
Curiosamente, las dos variantes gen¨¦ticas que han descubierto no son espec¨ªficas de China, ni mucho menos. Ambas son antiguas, anteriores a la salida de ?frica de la peque?a poblaci¨®n de humanos modernos que se extendi¨® por el resto del planeta, y, por tanto, est¨¢n presentes en todas las poblaciones del mundo. Las causas gen¨¦ticas de la depresi¨®n han acompa?ado siempre a nuestra especie. Las hipotecas se inventaron m¨¢s tarde.
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