Grecia no es nadie
A la hora de la derrota Tsipras se ha quedado solo. Es cierto que se lo ha ganado a pulso
Dentro de poco tiempo, de muy poco, a juzgar por c¨®mo van las cosas, Grecia va a ser solo de Alexis Tsipras. Hasta Varoufakis se ha desmarcado de los acuerdos con la Uni¨®n Europea, con unas declaraciones que rozan lo explosivo, en las que se quita de en medio y utiliza t¨¦rminos como traici¨®n y terrorismo.
Alexis Tsipras no solo se encuentra en una situaci¨®n dif¨ªcil con su partido, sino en una mucho peor: cogido por el cuello por sus aliados ocasionales, como Nueva Democracia y, lo que es bastante m¨¢s grave, los patriotas que le ayudaron a conseguir la presidencia, la ultraderecha nacionalista.
El Pasok y los centristas de To Potami ya parecen ser una opci¨®n tard¨ªa. La crisis de gobierno est¨¢ servida, para disfrute de los halcones descerebrados que celebran la derrota de un Gobierno de radicales (curiosamente en Europa la derecha llama radicales a la gente de Syriza y no a la de los ultranacionalistas de ANEL).
A escala europea, la discusi¨®n sobre Grecia se parece mucho a la interna. En Espa?a, en forma de sainete. Pablo Iglesias ha tomado el primer puesto, el de m¨¢s peligro f¨ªsico, en la trinchera. Se ha arriesgado tanto que Tsipras no ha querido saludarle la ¨²ltima vez que se cruz¨® con ¨¦l.
Pero los m¨¢s sutiles han sido Mariano Rajoy (habr¨¢n observado ustedes que los nuevos dise?adores de la imagen del PP le han cambiado el braceo al presidente para hacerlo m¨¢s marcial) y Luis de Guindos, que ha perdido la presidencia del Eurogrupo porque los socialistas espa?oles no le han ayudado a cometer todas las tropel¨ªas que la derecha quer¨ªa. Los socialdem¨®cratas han votado como tales. Menos mal, si hubiera sido as¨ª siempre, no se habr¨ªa producido la I?Guerra Mundial.
A la hora de la derrota Tsipras se ha quedado solo. Es cierto que se lo ha ganado a pulso. Es cierto que ejerci¨® de chuleta en un bar que no era el suyo. Pero parece demasiado castigo.
Los frisos del Parten¨®n seguir¨¢n en el Museo Brit¨¢nico. Pero la deuda, en la City. Y por la tarde, con un gin-tonic, seguiremos citando a Shelley para decir: ¡°Todos somos griegos¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.