Abajo el rap, arriba el ¡®reggaeton¡¯
No todo es ¡®Chan Ch¨¢n¡¯: lejos de los ambientes tur¨ªsticos, en Cuba se puede escuchar a raperos (oficiales o no) haciendo un ¡®hip-hop¡¯ pol¨ªticamente incorrecto
La banda sonora de un turista en Cuba se compone de dos canciones: Chan Ch¨¢n, en su versi¨®n m¨¢s conocida, producida por Ry Cooder en Buena Vista Social Club, y el cl¨¢sico de Carlos Puebla Hasta siempre, comandante. All¨¢ donde vaya, ambos himnos taladrar¨¢n sus o¨ªdos. Si tiene suerte y lo invitan a una fiesta ¡°de cubanos¡±, en el playlist de su viaje entrar¨¢n Descemer Bueno, Gente de Zona y otros grupos de reggaeton con los que bailan y se evaden los locales, pero en cuanto enfile sus pasos al hotel los acordes de Chan Ch¨¢n volver¨¢n a su vida.
Un trovador poco inspirado de Santiago de Cuba explicaba que si quer¨ªas conseguir una buena propina (y todos quieren), no hac¨ªa falta ponerse muy creativo. ¡°Al viajero hay que darle lo que quiere o¨ªr¡±.
Lejos de los ambientes tur¨ªsticos, los visitantes inquietos podr¨¢n encontrar un rapero (oficial o no) haciendo un hip-hop pol¨ªticamente incorrecto que habla, por fin, de lo que nadie quiere o¨ªr: racismo, machismo, violencia dom¨¦stica, abusos policiales¡ ¡°No amo ni Estado, ni partido, ni marido¡±, rapea el grupo Krudas Cubensi. Aunque el g¨¦nero no atraviesa su mejor momento. ¡°El rap cubano es como un dinosaurio, ya nadie habla de ¨¦l, ahora la moda es el reggaeton, que es menos complicado porque no es pol¨ªtico, no cuenta la realidad, sirve para evadirse entre la gozadera y la bebedera¡±, se lamenta un conocedor del mundo del hip-hop cubano que prefiere que no se mencione su nombre. De alguna manera form¨® parte de los primeros tiempos de la Agencia del Rap, un proyecto estatal que intent¨® descafeinar el rap. La agencia promet¨ªa a sus miembros un salario y la programaci¨®n de conciertos en un pa¨ªs donde todos los locales son propiedad del Estado.
Con la agencia nacieron los raperos oficiales y los otros: los que nunca se apuntaron, como Los Aldeanos, y construyeron por libre discogr¨¢ficas aut¨®nomas y un mercado alternativo de distribuci¨®n, a trav¨¦s de CD y memorias USB, lo suficientemente flexible para burlar la censura. Seg¨²n cuenta en sus memorias el cantante y activista Harry Belafonte, fue ¨¦l quien le habl¨® a Fidel Castro de la existencia de una corriente poderosa de rap en La Habana. Enfadada y con poder de convocatoria. Sucedi¨® durante su visita a Cuba en 1999. De paso, le arranc¨® la promesa al comandante de hacer algo por ellos.
Con una d¨¦cada de existencia, a¨²n es dif¨ªcil trazar una teor¨ªa clara sobre la funci¨®n de la Agencia Cubana de Rap. ¡°Cuando el Ministerio de Cultura lleg¨® con la oferta realmente me preocup¨¦¡±, cont¨® a la revista Slate Ariel Fern¨¢ndez, productor del primer programa de radio en Cuba dedicado al ?hip-hop. ¡°Por un minuto parec¨ªa que nos estaban apoyando, pero realmente estaban tratando de infiltrar el movimiento¡±.
Adem¨¢s de organizar, jerarquizar y oficializar una corriente surgida en los barrios pobres en los peores a?os del Periodo Especial ¨Ceufemismo con el que se denomin¨® la crisis econ¨®mica que vivi¨® Cuba tras el colapso de la Uni¨®n Sovi¨¦tica en 1991¨C, a la agencia se le adjudican sucesos que ocurren con una frecuencia inusitada en el mundo del rap cubano. A saber: conciertos de raperos de barrio que se programan en el extremo opuesto de la ciudad, donde nadie los conoce. Peticiones varias que no se deniegan, pero tampoco se contestan. Conciertos programados a rega?adientes y que a ¨²ltima hora se suspenden por un apag¨®n repentino. Conciertos que empiezan y terminan en tiempo r¨¦cord, siempre antes de que caiga la noche.
¡°La agencia ha sido un intento de coadaptaci¨®n y control¡±, reflexiona quien fuera uno de sus fundadores. Un intento de repetir el ¨¦xito de asimilaci¨®n de la Nueva Trova Cubana de los a?os setenta con Silvio Rodr¨ªguez y Pablo Milan¨¦s a la cabeza. El r¨¦gimen los convirti¨® en la banda sonora global de la revoluci¨®n cubana. Y ?composiciones como Ojal¨¢ y Yolanda hicieron el resto.
El pasado abril, la Agencia Cubana del Rap expuls¨® a dos de sus miembros, Soandry del R¨ªo, del grupo Hermanos de Causa, y Raudel Collazo, de Escuadr¨®n Patriota. Ambos ven¨ªan de cantar en la Cumbre de las Am¨¦ricas en un concierto mal visto por las autoridades cubanas que, a su vez, auspiciaban otro en el que la figura central era el cantautor Silvio Rodr¨ªguez. El resto de los raperos que cantaron por su cuenta en Panam¨¢ no pudieron ser expulsados porque eran ¡°no oficiales¡±. Entre los asilvestrados estaba Silvito el Libre ¨C¡°yo soy el libre¡±, dice a quien lo quiera escuchar¨C, Silvio Liam Rodr¨ªguez en el carnet de identidad e hijo de su padre. De momento, su intenci¨®n es permanecer sin digerir ni asimilar.
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